Según publica el blog “Contando Estrelas”, el pasado sábado recorrió el centro de Madrid, desde Cibeles a la Puerta del Sol, una manifestación a favor de la República, a la que asistieron diversos grupos de la extrema izquierda. En la marcha se tomaron diversas imágenes. La que encabeza estas líneas fue publicada por @jpascualar en Twitter a la mañana siguiente. En ella puede observarse a miembros del llamado “Partido Marxista Leninista (Reconstrucción Comunista)” portando retratos de los genocidas Lenin y Stalin.
En ese mismo tramo de la capital de España se tomaron otras dos fotos publicadas por @cgarciagut esa misma tarde del 14 de abril en su canal de Twitter. En ellas puede observarse a los miembros del citado grupúsculo comunista con los retratos de los dictadores, también con el Banco de España al fondo, en la calle de Alcalá.
En la segunda foto se contempla un desfile de banderas comunistas ante el Instituto Cervantes.
Más de un millón de personas fueron asesinadas por motivos políticos y religiosos a manos del aparato represivo de la dictadura de Lenin, sin contar las hambrunas provocadas por ese régimen comunista con sus requisas, que causaron entre cuatro millones y ocho millones de muertos entre rusos, kazajos y tártaros.
El régimen de terror de Stalin fue aún peor. En el genocidio Goloshchekin en Kazajistán (1932-1933) murieron 1,5 millones de personas. Según datos de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, en el Holodomor o Genocidio ucraniano (1932-1933) murieron 3,9 millones. Los historiadores que han dado cifras más bajas calculan más de 10 millones de muertos bajo el mandato de Stalin, entre asesinados por hambre y mediante la violencia, lo que convierte al comunista georgiano en uno de los mayores genocidas de la historia.
A pesar de que los grandes medios de comunicación, ocupados con el máster de Cifuentes, han ocultado cómo en España se alaba públicamente a los genocidas coumnistas, hay que recordar que enaltecer a los autores de un genocidio es un delito. El Artículo 510 del Código Penal castiga con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses a quienes públicamente “nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, o enaltezcan a sus autores“.
Hasta ahora, la Fiscalía guarda silencio.
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