Lunes, 03 de Noviembre de 2025

Actualizada Domingo, 02 de Noviembre de 2025 a las 10:39:32 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Pedro Chacón
Sábado, 09 de Diciembre de 2023 Tiempo de lectura:

Pradales, sé tú mismo

[Img #25227]

 

La expresión es del lendacari Iñigo Urkullu, pronunciada en el Foro de Expectativas Económicas celebrado en Bilbao el pasado 4 de diciembre. Tras una intervención del propio Urkullu de algo más de media hora, explicando la situación económica vasca, con sus problemas y sus retos y desafíos, quien dirigía el acto subió también al escenario y se situó en otro atril desde el que fue planteando, durante casi una hora, una serie de preguntas al lendacari al hilo de la actualidad política. Y ya casi como colofón y cierre del evento le preguntó qué consejo le daría a Imanol Pradales Gil, recién elegido por el PNV como candidato a lendacari para las próximas elecciones autonómicas y también allí presente. Y el actual lendacari respondió, mirando a Pradales que estaba sentado en una de las primeras mesas entre los oyentes: “yo lo único que le digo a Imanol es que, si eres el candidato elegido por el Partido Nacionalista Vasco, sé tú mismo”.

 

Pudo ser una frase hecha, que siempre queda bien, para salir del paso. Pero tratándose de una persona que mide tanto sus palabras y además siendo como es el actual lendacari, la expresión debe tomarse necesariamente como lo que realmente es: una consigna, un mandato, una señal, un programa con su correspondiente componente político e ideológico, dirigido por el máximo representante del PNV, que a su vez es el principal partido vasco, a quien le va a suceder en el cargo y que seguramente conseguirá también ocupar el despacho de Ajuria Enea en los próximos años: así de previsible, anquilosada, controlada y abotargada está la política vasca desde hace casi cincuenta años.

 

Ser uno mismo probablemente sea, de manera muy resumida expresado, pero suficientemente elocuente, el empeño intelectual y moral que mejor caracteriza a la civilización occidental desde Sócrates, nada menos, que es a quien se le atribuye en primera instancia. Y ser uno mismo va indisolublemente ligado a la noción de verdad. Lo expresó, por ejemplo, de modo paradigmático, entre nosotros, los españoles, José Ortega y Gasset, de mil maneras distintas a lo largo de toda su obra: “La filosofía no es demostrar con la vida lo que es la verdad, sino estrictamente lo contrario, demostrar la verdad para, gracias a ello, poder vivir auténticamente” (en La idea de principio en Leibniz). Y ese propósito de ser uno mismo, a través de la verdad de lo que uno es, está directamente conectado con el concepto de autenticidad. Ser uno mismo y ser auténtico es una y la misma cosa. Los individuos auténticos quieren ser, ante todo, la verdad de lo que son. Identidad, verdad y autenticidad están íntima e inextricablemente relacionados (véase al respecto el trabajo de Guillem Turró Ortega: “El compromiso por la vida auténtica de Ortega y Gasset”, en Anuario Filosófico, 52-3, 2019, pp. 538-563).

 

Pues si a ese empeño se dispusiera Imanol Pradales Gil, y nosotros con él, tendríamos que ubicar a nuestro personaje en la Santurce donde nació, que dejó de llamarse oficialmente Santurce en 1983, para pasar a ser Santurtzi a partir de entonces y hasta hoy, siendo que se llamaba Santurce desde 1323 y siendo que Santurtzi nunca se llamó así hasta que surgió el término en 1979 (según datos de la propia Euscalchaindia). Cuando Imanol Pradales Gil nació, en 1975, Santurce todavía se llamaba Santurce. Sus padres, Manuel Pradales Bascones y Rosa Gil Gutiérrez, decidieron ponerle Imanol, que es la forma eusquérica de llamarse Manuel, como el padre. A los otros tres hermanos que sucedieron al mayor, a Imanol, les fueron poniendo de nombre de pila, al primero, Josu, que es Jesús en eusquera, del que en el nomenclátor de nombres de Euscalchaindia se dice: “Equivalente onomástico de Jesús propuesto en el Santoral vasco (Arana y Eleizalde, 1910)”. Y es que para Euscalchaindia el nombre eusquérico de Jesús no debería ser Josu, que es sabiniano, sino Jesus, sin tilde, del que dice: “Procede del hebreo Yeoshua «salvador», a través del griego Iesoûs”.

 

El siguiente hermano de Imanol, el tercero de los cuatro, se llama Aitor. Nombre eusquérico del que Euscalchaindia dice esto: “Nombre mítico difundido por el escritor suletino J.A. Xaho en la novela La lègende d'Aitor, y popularizado por F. Navarro Villoslada en Amaia o los vascos en el siglo VIII. El nombre procede de la expresión suletina aitoren semea, que significa «noble», del euskera aita onen semea, «hijo de buenos padres». En la actualidad es uno de los nombres más habituales en Euskal Herria”.

 

Y el hermano pequeño de Imanol se llama Lezo. Este nombre, que a nosotros (y supongo que a todos los nacionalistas) nos recuerda al amigo de Luis Arana Goiri llamado Lezo de Urreztieta, resulta que no viene en el nomenclátor de nombres de pila de Euscalchaindia. En el Padrón del INE tampoco aparece, y se nos dice esto: “No existen habitantes con el nombre consultado o su frecuencia es inferior a 20 para el total nacional (ó 5 para la provincia seleccionada)”. He revisado las dos posibilidades, total nacional y provincia de Vizcaya (Bizkaia ahora) y no aparece nada. Lo cual quiere decir que en Vizcaya hay menos de cinco personas llamadas así, entre ellas Lezo Pradales, el hermano pequeño de Imanol. Pero lo que más llama la atención, obviamente, es que el nombre no aparezca en el nomenclátor de Euscalchaindia.

 

Lezo también es un municipio de Guipúzcoa, conocido por ser también el apellido del famoso marino Blas de Lezo y Olavarrieta (Pasajes, 1689 – Cartagena de Indias, 1741), quien, a las órdenes de su majestad católica el rey de España, luchó bravamente por defender las posesiones imperiales en Ultramar. Hoy este apellido tampoco consta en el Padrón del INE.

 

Santurce es una localidad que pasó de tener 10.000 habitantes en 1950 a tener 55.000 en 1978. Quintuplicar la población en menos de treinta años solo se puede conseguir con un aporte extraordinario de personas procedentes de otras latitudes. Y ahí entran los Pradales Gil, quienes, como otros miles de personas, llegaron en la segunda mitad del siglo XX al País Vasco procedentes de las provincias limítrofes o incluso de otras provincias españolas muy alejadas del País Vasco, para trabajar en las industrias de la margen izquierda de la ría de Bilbao y de las zonas industrializadas de Guipúzcoa. En el archivo de actas sacramentales del País Vasco (la web se llama “Artxibo”), solo hay un Pedro Pradales que falleció en Irún en 1889: no hay ni nacimientos ni matrimonios con ese apellido hasta 1900, que es la fecha tope que se considera en esa fuente. Lo cual quiere decir que la familia Pradales de Santurce necesariamente tuvo que venir de fuera del País Vasco.

 

El apellido Pradales tiene 174 portadores de primer apellido y 142 de segundo en toda España, donde más en Madrid (64 y 43 respectivamente), seguido de Burgos (31 y 27) y en tercer lugar Vizcaya (con 28 Pradales de primer apellido y 25 de segundo). También hay Pradales, por este orden, en Barcelona, Valladolid y Asturias.

 

Pradales es una población perteneciente al municipio de Carabias, en la provincia de Segovia, y que en 2022 contaba con 6 habitantes. Carabias, de hecho, se llamaba Pradales hasta el año 2016 en que se cambió de nombre, porque el término de Carabias tenía más habitantes, en concreto unos 50. Y Carabias es un municipio que engloba tres localidades: Carabias, Pradales y ATENCIÓN, Ciruelos. Sí, como lo oyen, Ciruelos es una localidad que forma parte del actual municipio de Carabias, junto con Pradales. No me digan que no estaba escrito que un Pradales, en un momento dado de la historia, tendría que ver con el Partido Nacionalista Vasco, fundado por Sabino Arana, cuyo apellido significa “ciruelo” en eusquera, como ya lo tenemos aquí analizado con profusión, hasta el punto de dar nombre a esta serie de El balle del ziruelo.

 

En realidad, Ciruelos se llama Ciruelos de Pradales y tiene página web propia y todo, para quien la quiera visitar.

 

[Img #25228]

 

Lo que está claro es que los padres de Imanol Pradales Gil tenían una actitud muy pronacionalista vasca y así se la inculcaron a sus hijos, desde su mismo nacimiento y por los mismos nombres de pila que recabaron para ellos. Otra cosa muy distinta es que Imanol, a la hora de conocerse a sí mismo, tenga que tener delante todos los datos que conforman su vida, incluida su procedencia familiar, su personalidad y su carácter, y que a partir de ahí él elija lo que es propio de él y lo que es añadido por otros ajenos a él, aunque esos otros sean sus propios padres.

 

Decíamos que la civilización occidental viene marcada desde el propio Sócrates (470-399 a.C.), por la expresión “sé tú mismo”. Antes que el español Ortega, que desarrolló este principio, como hemos visto, en busca de la autenticidad de la persona, otros filósofos también lo utilizaron en sus obras. Por ejemplo, el norteamericano Ralph Waldo Emerson (1803-1882), a quien se atribuye la frase que dice: “El mayor logro es ser tú mismo en un mundo que continuamente trata de convertirte en otra cosa”.

 

También del irlandés Oscar Wilde (1854-1900) es la frase: “Sé tú mismo, todos los demás ya están ocupados”.

 

*******

Pero aparte de esta tradición de la civilización occidental, que hace reposar en el individuo la conquista de su mayor cuota de libertad y de identidad intransferible e inalienable, surgió desde principios del siglo XIX, con el romanticismo alemán, una corriente que hacía la misma reflexión, pero no radicándola en un sujeto individual sino en uno colectivo, en un pueblo o una nación, de la que se reclamaba ser ella misma, como si fuera una única persona consciente y con voluntad propia. Estamos hablando del nacionalismo, del que en España tenemos dos manifestaciones bien evidentes en Cataluña y el País Vasco.

 

Por lo que respecta a Cataluña, el principal teórico de su nacionalismo, Enric Prat de la Riba (1870-1917), nos lo pone de manifiesto en su obra La nacionalitat catalana (1906), donde en la página 127 de su edición en español, de 1927 (Valladolid, Imprenta Castellana), nos dice: “Sé tú mismo. No imites, no busques en los otros. Busca dentro de ti. No te amoldes a los demás, haz que los demás se amolden a ti. Sé ley y señor de ti mismo. Allá donde tú estés está el eje de la tierra: así pensaban los que hicieron a Grecia, los que han hecho a Inglaterra. Piensa que tú eres el centro de las cosas, que todas las cosas son para ti; que la verdad que tú encuentras dentro de tu corazón, es la verdad para todo el mundo; que las fórmulas de civilización que tú adoptas, son las que todo el mundo ha de seguir y adoptar. Es decir, sé tú mismo y para ti mismo y serán tributarios de tu “yo” los que no son ellos ni son para ellos.”

 

La empanada mental de este autor era de pronóstico, puesto que, sin encomendarse ni a Sócrates, ni a Ortega, ni a Emerson, ni a Wilde, pasa de atribuir esta condición de ser uno mismo desde los individuos a quienes pertenece por origen y condición, a las naciones, que son entes ficticios, en todo caso colectivos y formados por individuos cada uno de su padre y de su madre. Es decir, como si las naciones fueran susceptibles de actuar como individuos, movidas por una misma voluntad y un mismo pensamiento. Así, en la página 132 de este libro, se produce el tránsito abracadabrante del individuo al colectivo: “Lo primero de todo es ser: ser uno mismo y no otro, vivir la propia vida y no una vida prestada. Moverse por propio impulso, actuar las propias idealizaciones. No recibir la ley de fuera, sacarla de las propias entrañas, ser ley de sí mismo. Esta acción es la primera etapa de todo nacionalismo”. La segunda etapa de este proceso de autoconstrucción de las naciones, para Prat de la Riba, será la del imperialismo nacionalista, es decir, cuando, tras concebir sus propias ideas acerca de su propia realidad e identidad, ciertas naciones (Grecia en la antigüedad, Inglaterra en la contemporaneidad) pasan a imponérselas a otras naciones que no son capaces de tener las suyas propias, lo cual, como decimos, no estaría al alcance de todas las naciones sino solo de las más excelentes, digamos así, lo mismo que los individuos más plenamente realizados serían capaces de imponer sus criterios a los demás, según Prat de la Riba.

 

Entre los vascos de España también surgió una ocurrencia semejante. Esta se produjo (en quién iba a ser si no) en Sabino Arana, el fundador del nacionalismo vasco. En la “Advertencia” a su primer libro Bizkaya por su independencia, encontramos, nada más empezar, la cita del mismísimo Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Por si hubiera dudas, la pone también encima en griego y debajo pone el nombre de su autor: Sócrates. Y, del mismo modo que en Prat de la Riba, también en Arana se da el salto mortal desde el individuo al grupo, como si el grupo pudiera actuar como un solo individuo, como si el grupo pudiera conocerse a sí mismo y alcanzar la libertad y la identidad propia de una sola persona: “Del radical extravío que ha experimentado el espíritu bizkaino, merced a las exóticas ideas de los bizkainos más influyentes, testigo ha sido el presente siglo: en esta época ya no se habla una vez de independencia, y así en la adversidad como en la fortuna, Bizkaya ha de pensar y sentir como siente y piensa la nación española”.

 

Y ya para terminar, ¿a qué dos tipos de conocimiento de sí mismo y de ser uno mismo creerá el amable lector, que haya llegado hasta aquí, que se refería entonces Urkullu para que Imanol Pradales Gil se los aplicara a sí mismo?, ¿al de uno mismo como persona individual y única que procura conocerse y alcanzar la libertad plena o al de uno mismo como parte de un colectivo mucho más amplio, donde el individuo por necesidad se diluye y se convierte en una pieza más guiada por un designio colectivo?

 

Los individuos en el nacionalismo ya hemos visto cómo actúan, según Prat de la Riba: los más poderosos imponen su identidad a los menos avisados. Es el imperialismo de la autenticidad: se impone de unos a otros. Así ocurriría con los individuos y con las naciones. Urkullu, en su intervención en el Foro de Expectativas Económicas, habló un par de veces de “ecosistema” en lugar de “egosistema”. Se debió sentir ingenioso con ese recurso, porque lo repitió. Para él los individuos deben actuar siempre mirando al colectivo, al colectivo nacional se entiende y no a sí mismos. Y ya sabemos que, según Prat de la Riba, los poderosos, dentro de ese colectivo, se imponen a los más timoratos. Lo mismo que en el plano internacional las naciones fuertes imperializan a las débiles. Pero lo verdaderamente maravilloso es que Imanol Pradales Gil, un individuo que por origen es completamente ajeno al partido que fundó Sabino Arana, se vaya a convertir en una personalidad poderosa (mediante su futuro cargo de lendacari) capaz de imponer a los demás, dentro de su colectivo, el ideal nacionalista. Eso es lo verdaderamente insólito y extraordinario, lo que convierte a Pradales en un fenómeno digno de estudio.

 

https://amzn.to/3rvLG5t

 

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.