La trama del adoctrinamiento abertzale
Recordarán ustedes, si han leído mis anteriores artículos, que hace
menos de un mes yo denunciaba el pacto del PSN navarro con Bildu para derribar
a la presidenta navarra, la señora Barcina.
Recordarán que yo afirmaba, con
rotundidad y certidumbre, que había una estrategia del mundo abertzale para
conquistar el poder en Navarra y lograr así el proceso de unificación con el
País Vasco como fase previa para conseguir la independencia de Euskadi, en un
devenir parecido al que está desarrollándose en Cataluña, es decir, sin el más
mínimo respeto a la legalidad ni al Estado de Derecho.
Recordarán que yo escribía sobre
el lamentable papel –yo diría papelón- de los socialistas navarros como tontos
útiles en ese proceso, afortunadamente abortado por Rubalcaba, no sé si tanto
por convicción o por mera estrategia electoral. Gracias a ese freno Navarra aún
está controlada por los no nacionalistas, lo que no quiere decir que esté en
buenas manos ni que sean especialmente hábiles para impedir el adoctrinamiento
de la sociedad navarra, puesto en marcha desde hace tiempo por el espectro
nacionalista-secesionista.
Pues bien, confirmando esas
impresiones –más bien evidencias, aunque algunos se nieguen a admitirlas como
realidad- el diario “El Mundo”
informaba, hace unas fechas, de la estrategia de Sortu contemplado en un
documento llamado “Euskal Herria bidean” por el cual pretenden lograr una “interacción política e institucional permanente entre el País Vasco y
Navarra, y la diferenciación del
territorio vasco respecto al resto del Estado francés. De forma ‘progresiva’ pero sin que
nadie se descuelgue para que el proceso no acabe dividiendo a sus miembros”.
En definitiva crear las bases socio-políticas e institucionales para configurar
“Euskal Herria”.
En ese proceso contemplan la
dinámica de la “unilateralidad” al estilo de CIU y ERC en Cataluña, con la
“confrontación democrática” (sic) y la “desobediencia
popular e institucional”, como “instrumento
indispensable” para la “activación
popular” y “la acumulación de fuerzas” En ese proceso establecen tres fases: En la
primera la “resolución del conflicto”,
en la que ETA desaparece dando la apariencia de una pacificación compatible con
la narración abertzale con lo ocurrido y la equiparación de víctimas y
verdugos. La siguiente sería la de “conformar
el sujeto”, es decir Euskal Herria, para lo que necesitan la conquista de
Navarra a ese efecto. La última de las tres fases sería la de la independencia,
utilizando la primera fase como argumento para contribuir a la falsa
expectativa de paz y normalización.
¿Y en todo este lío qué tiene que
ver la educación –en realidad adoctrinamiento-? Decía yo también en varios
artículos anteriores que el control de las escuelas, de los institutos y de la
universidad ha sido el pilar clave, junto con la coacción política y social
limitadora de libertades y derechos, y el control, así mismo, de los medios de
comunicación, y socializadores culturales. Pero sobre todo el primer control,
el de las aulas.
Es evidente que ese
adoctrinamiento, en unos casos es burdo, y en la mayor parte de los otros sutil
como una lluvia fina que ha ido calando, ha sido determinante.
Una acepción de adoctrinar, en el
imaginario colectivo, es la de
prefabricar la ofuscación del intelecto mediante la utilización del
sofisma como método irracional del pensamiento, y el uso perverso de la
falsedad como sistema de control mental de la población. Y en eso interviene
más el “currículo oculto” que el explícito, es decir la interrelación de un
profesorado revestido de los atributos del comisario político con sus alumnos,
aunque un análisis detallado de los libros de texto nos proporcionaría
abundante material como para ridiculizar el compendio de barbaridades
administrado en las aulas.
Aristóteles dijo en su tiempo que
“la irrealidad es decir que lo que es que
no es, o de lo que no es que es; en contraposición a la verdad que es decir de
lo que es que es, y de lo que no es que
no es”
Gramsci, en la cárcel durante el
dominio de Mussolini, escribió que la única vía y la única estrategia exitosa
era la penetración y control de las instituciones educativas y culturales, para
lograr el adoctrinamiento de la juventud, e imponer por la dinámica social el socialismo
en Italia, mediante la religión marxista y cambiando la cosmovisión de la
sociedad. No cabe duda que otros, después de él, tomaron buena nota de esto.
Nacionalistas, socialistas y abertzales totalitarios de signo
marxista-revolucionario han aprendido pronto esta lección. No hubiera calado en
la sociedad navarra este ideario aberrante de no haber realizado pacientemente
una práctica corrosiva de “entrismo” dentro de la red pública navarra y otras
instituciones llamadas educativas como las ikastolas. Sobre todo en los modelos
de inmersión lingüística.
Al contrario de lo que expresa la Declaración Universal
de los Derechos Humanos que establece que “Toda
persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos
en lo concordante a la educación elemental y fundamental. La educación tendrá
como objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento de los derechos humanos y a la
libertad fundamental. Los padres tendrán el derecho preferente a escoger el
tipo de educación que habrá de darse a sus hijos…” durante, ya, décadas se ha estado manipulando
de forma estridente y descarada las conciencias de los niños y adolescentes
para lograr configurar la cosmovisión colectiva, sin que nadie haya movido un
dedo para impedirlo, y con la negligente ociosidad y omisión de quienes
debieran haber tutelado el derecho de sus hijos.
Los ciudadanos contribuyen a
sostener al Estado y a los partidos políticos. Son los ciudadanos los que
tienen el derecho a ejercer su obligación de tutelar el proceso de educación de
sus hijos, no a ser súbditos del Estado en cualquiera de sus formas.
Solo los gobiernos tiránicos
recurren al adoctrinamiento para impedir el ejercicio de los ciudadanos a ser
libres y de ejercer sus derechos, para lo que se requiere la conciencia de
serlo y el conocimiento objetivo de las realidades que conforman su espacio
cultural y su devenir histórico real, no el manipulado.
La sumisión, el sometimiento a
estrategias de manipulación ideológica, y la coerción llevan a la esclavitud y
al subdesarrollo.
La escuela adoctrinadora es
proselitista, no plural y democrática.
Seduciendo a ingenuos se
aborrega, se forma personalidades acríticas, ignorantes y ofuscadas, entorcadas
en la miseria intelectual y en la irracionalidad.
www.educacionynacionalismo.com
Recordarán ustedes, si han leído mis anteriores artículos, que hace menos de un mes yo denunciaba el pacto del PSN navarro con Bildu para derribar a la presidenta navarra, la señora Barcina.
Recordarán que yo afirmaba, con rotundidad y certidumbre, que había una estrategia del mundo abertzale para conquistar el poder en Navarra y lograr así el proceso de unificación con el País Vasco como fase previa para conseguir la independencia de Euskadi, en un devenir parecido al que está desarrollándose en Cataluña, es decir, sin el más mínimo respeto a la legalidad ni al Estado de Derecho.
Recordarán que yo escribía sobre el lamentable papel –yo diría papelón- de los socialistas navarros como tontos útiles en ese proceso, afortunadamente abortado por Rubalcaba, no sé si tanto por convicción o por mera estrategia electoral. Gracias a ese freno Navarra aún está controlada por los no nacionalistas, lo que no quiere decir que esté en buenas manos ni que sean especialmente hábiles para impedir el adoctrinamiento de la sociedad navarra, puesto en marcha desde hace tiempo por el espectro nacionalista-secesionista.
Pues bien, confirmando esas impresiones –más bien evidencias, aunque algunos se nieguen a admitirlas como realidad- el diario “El Mundo” informaba, hace unas fechas, de la estrategia de Sortu contemplado en un documento llamado “Euskal Herria bidean” por el cual pretenden lograr una “interacción política e institucional permanente entre el País Vasco y Navarra, y la diferenciación del territorio vasco respecto al resto del Estado francés. De forma ‘progresiva’ pero sin que nadie se descuelgue para que el proceso no acabe dividiendo a sus miembros”. En definitiva crear las bases socio-políticas e institucionales para configurar “Euskal Herria”.
En ese proceso contemplan la dinámica de la “unilateralidad” al estilo de CIU y ERC en Cataluña, con la “confrontación democrática” (sic) y la “desobediencia popular e institucional”, como “instrumento indispensable” para la “activación popular” y “la acumulación de fuerzas” En ese proceso establecen tres fases: En la primera la “resolución del conflicto”, en la que ETA desaparece dando la apariencia de una pacificación compatible con la narración abertzale con lo ocurrido y la equiparación de víctimas y verdugos. La siguiente sería la de “conformar el sujeto”, es decir Euskal Herria, para lo que necesitan la conquista de Navarra a ese efecto. La última de las tres fases sería la de la independencia, utilizando la primera fase como argumento para contribuir a la falsa expectativa de paz y normalización.
¿Y en todo este lío qué tiene que ver la educación –en realidad adoctrinamiento-? Decía yo también en varios artículos anteriores que el control de las escuelas, de los institutos y de la universidad ha sido el pilar clave, junto con la coacción política y social limitadora de libertades y derechos, y el control, así mismo, de los medios de comunicación, y socializadores culturales. Pero sobre todo el primer control, el de las aulas.
Es evidente que ese adoctrinamiento, en unos casos es burdo, y en la mayor parte de los otros sutil como una lluvia fina que ha ido calando, ha sido determinante.
Una acepción de adoctrinar, en el imaginario colectivo, es la de prefabricar la ofuscación del intelecto mediante la utilización del sofisma como método irracional del pensamiento, y el uso perverso de la falsedad como sistema de control mental de la población. Y en eso interviene más el “currículo oculto” que el explícito, es decir la interrelación de un profesorado revestido de los atributos del comisario político con sus alumnos, aunque un análisis detallado de los libros de texto nos proporcionaría abundante material como para ridiculizar el compendio de barbaridades administrado en las aulas.
Aristóteles dijo en su tiempo que “la irrealidad es decir que lo que es que no es, o de lo que no es que es; en contraposición a la verdad que es decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es”
Gramsci, en la cárcel durante el dominio de Mussolini, escribió que la única vía y la única estrategia exitosa era la penetración y control de las instituciones educativas y culturales, para lograr el adoctrinamiento de la juventud, e imponer por la dinámica social el socialismo en Italia, mediante la religión marxista y cambiando la cosmovisión de la sociedad. No cabe duda que otros, después de él, tomaron buena nota de esto. Nacionalistas, socialistas y abertzales totalitarios de signo marxista-revolucionario han aprendido pronto esta lección. No hubiera calado en la sociedad navarra este ideario aberrante de no haber realizado pacientemente una práctica corrosiva de “entrismo” dentro de la red pública navarra y otras instituciones llamadas educativas como las ikastolas. Sobre todo en los modelos de inmersión lingüística.
Al contrario de lo que expresa la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece que “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concordante a la educación elemental y fundamental. La educación tendrá como objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento de los derechos humanos y a la libertad fundamental. Los padres tendrán el derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos…” durante, ya, décadas se ha estado manipulando de forma estridente y descarada las conciencias de los niños y adolescentes para lograr configurar la cosmovisión colectiva, sin que nadie haya movido un dedo para impedirlo, y con la negligente ociosidad y omisión de quienes debieran haber tutelado el derecho de sus hijos.
Los ciudadanos contribuyen a sostener al Estado y a los partidos políticos. Son los ciudadanos los que tienen el derecho a ejercer su obligación de tutelar el proceso de educación de sus hijos, no a ser súbditos del Estado en cualquiera de sus formas.
Solo los gobiernos tiránicos recurren al adoctrinamiento para impedir el ejercicio de los ciudadanos a ser libres y de ejercer sus derechos, para lo que se requiere la conciencia de serlo y el conocimiento objetivo de las realidades que conforman su espacio cultural y su devenir histórico real, no el manipulado.
La sumisión, el sometimiento a estrategias de manipulación ideológica, y la coerción llevan a la esclavitud y al subdesarrollo.
La escuela adoctrinadora es proselitista, no plural y democrática.
Seduciendo a ingenuos se aborrega, se forma personalidades acríticas, ignorantes y ofuscadas, entorcadas en la miseria intelectual y en la irracionalidad.
www.educacionynacionalismo.com