El Gran Hermano nos vigila
Un grupo de <<sabios>> de la ONU ha llegado a la conclusión de que debemos seguir cambiando nuestros hábitos alimentarios y esta vez la víctima es la carne, aconsejando que vayamos dejando de lado su consumo por el bien del planeta.
El control sobre la gente está llegando a niveles asfixiantes: cómo pensar, hablar, disfrutar, qué comer, beber, leer, y un largo y vasto etcétera; estamos inmersos en una gigantesca ola de puritanismo, prohibiciones, regulaciones y corrección política.
El fantasma de la uniformidad, del pensamiento único, recorre asolando este <mega, hiper, súper>> controlado mundo al que para más inri llaman libre. Padecemos a los nuevos Torquemada, Savonarola y Calvino, por poner tres ejemplos, del siglo XXI.
No queda el más mínimo resquicio para que el ser humano pueda decidir por sí mismo cómo quiere administrar su vida y lo convierten en una marioneta cuyos hilos manejan a su antojo quienes dicen protegerle y velar por él.
La vida del hombre es ahora más longeva pero bajo un férreo y estricto control. Nos instan a preocuparnos por cómo será la Tierra dentro de sesenta u ochenta años, que se lo digan a quienes su máxima y lógica preocupación es llegar a fin de mes.
Déjense ya de preocuparse tanto por el prójimo, se lo agradecemos, pero basta.
El próximo chuletón tengo pensado comerlo, cómo no, en Tolosa y lo haré a la salud de los <<sabios>> de la ONU con quienes me gustaría compartir mesa y mantel, no saben lo que se pierden.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Un grupo de <<sabios>> de la ONU ha llegado a la conclusión de que debemos seguir cambiando nuestros hábitos alimentarios y esta vez la víctima es la carne, aconsejando que vayamos dejando de lado su consumo por el bien del planeta.
El control sobre la gente está llegando a niveles asfixiantes: cómo pensar, hablar, disfrutar, qué comer, beber, leer, y un largo y vasto etcétera; estamos inmersos en una gigantesca ola de puritanismo, prohibiciones, regulaciones y corrección política.
El fantasma de la uniformidad, del pensamiento único, recorre asolando este <mega, hiper, súper>> controlado mundo al que para más inri llaman libre. Padecemos a los nuevos Torquemada, Savonarola y Calvino, por poner tres ejemplos, del siglo XXI.
No queda el más mínimo resquicio para que el ser humano pueda decidir por sí mismo cómo quiere administrar su vida y lo convierten en una marioneta cuyos hilos manejan a su antojo quienes dicen protegerle y velar por él.
La vida del hombre es ahora más longeva pero bajo un férreo y estricto control. Nos instan a preocuparnos por cómo será la Tierra dentro de sesenta u ochenta años, que se lo digan a quienes su máxima y lógica preocupación es llegar a fin de mes.
Déjense ya de preocuparse tanto por el prójimo, se lo agradecemos, pero basta.
El próximo chuletón tengo pensado comerlo, cómo no, en Tolosa y lo haré a la salud de los <<sabios>> de la ONU con quienes me gustaría compartir mesa y mantel, no saben lo que se pierden.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria