Los cristianos, masacrados, mientras los medios apartan la vista (Extractos)
Extractos del artículo publicado previamente en la web del Gatestone Institute
"En la selva amazónica, que es de vital importancia para el planeta, se ha desatado una profunda crisis por la intervención sostenida del hombre, en la que prevalece la 'cultura del desperdicio' (LS16) y una mentalidad extractivista", ha declarado el Vaticano.
"El Amazonas es una región rica en biodiversidad, multiétnica, multicultural y multirreligiosa. Es un reflejo de toda la humanidad que, en defensa de la vida, necesita que los seres humanos, los países y la Iglesia hagan cambios estructurales y personales".
Por esta razón se ha programado un Sínodo de Obispos para la Amazonia, que se reunirá en Roma desde el 6 al 27 de octubre. En una entrevista con el periódico italiano La Stampa, el papa Francisco dijo que uno de los mayores problemas para la región amazónica es "la amenaza a la vida de las poblaciones y el territorio que se derivan de los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes de la sociedad".
El programa del sínodo para la Amazonia en Roma habla de "vida amenazada", "inculturación e interculturalidad", "destrucción extractivista" y "pueblos indígenas", entre otros asuntos. Sin embargo, hay otro grupo de "pueblo indígena" cuya vida ha sido "amenazada" y que vive sometido a la "destrucción" física y existencial. Son los cristianos perseguidos, y a ellos debería el Vaticano dedicarles el próximo sínodo.
"Le pidieron que negara a Cristo, y cuando se negó, le cortaron la mano derecha; cuando se negó [otra vez], le cortaron el codo. Como se negó, le dispararon en la frente, el cuello y el pecho", relató hace poco Enoch Yeohanna, cristiano nigeriano, sobre el asesinato de su padre en 2014. Las tribulaciones de los cristianos nigerianos se ha descrito como "una pesadilla global", pero está sucediendo en muchos países.
"La persecución de los cristianos en todo el mundo es uno de los grandes males de nuestro tiempo", escribió hace poco el padre Benedict Kiely, fundador de Nasarean.org, que se dedica a paliar la persecución de los cristianos.
Los medios guardan un llamativo silencio sobre los ataques a los cristianos. En la misma semana en que se produjo el terrible atentado a la mezquita de Christchurch en Nueva Zelanda —un crimen atroz e inconcebible—, mataron a más de doscientos cristianos en Nigeria. Apenas se mencionó lo segundo en las noticias. No hubo marchas por los cristianos martirizados, ningún gobierno mandó tocar ninguna campana, ni hubo camisetas de "Je suis Charlie" ni ninguna indignación pública.
(...)
David Curry, presidente de Open Doors, un organización no gubernamental (ONG) que vigila la persecución de los cristianos, ha establecido que las mujeres cristianas son "el grupo más perseguido del mundo". Sufren unos pasmosos niveles de opresión y mutilación. En Nigeria, Boko Haram mantiene secuestrada a una niña, Leah Sharibu. Pudo haber sido puesta en libertad junto a sus compañeras de clase, pero Leah se negó a renunciar a su fe cristiana. También en Pakistán se secuestra y esclaviza a las mujeres cristianas. "Cada año, secuestran al menos a mil niñas, las violan y las obligan a convertirse al islam, e incluso las fuerzan a casarse con sus torturadores", dijo Tabassum Yousaf, abogado católico vinculado a la ONG italiana St. Egidio. Es un patrón recurrente también en Egipto, donde las mujeres cristianas se enfrentan a una "epidemia de secuestros, violaciones, palizas y torturas".
(...)
Los satélites de la NASA observaron los incendios en el Amazonas, lo que llevó a los líderes mundiales a comprometerse a proteger la selva tropical. Pero los satélites no observan la quema, desmembramiento y asesinato de los cristianos, ni su sufrimiento se ve en las televisiones y periódicos. En realidad, en Occidente parece como si no hubiese ninguna persecución contra los cristianos. El Vaticano, el papa Francisco, otros clérigos y los medios tienen que elegir: o arrojan luz sobre estos cristianos perseguidos, o ser acusados de ceguera voluntaria.
Extractos del artículo publicado previamente en la web del Gatestone Institute
"En la selva amazónica, que es de vital importancia para el planeta, se ha desatado una profunda crisis por la intervención sostenida del hombre, en la que prevalece la 'cultura del desperdicio' (LS16) y una mentalidad extractivista", ha declarado el Vaticano.
"El Amazonas es una región rica en biodiversidad, multiétnica, multicultural y multirreligiosa. Es un reflejo de toda la humanidad que, en defensa de la vida, necesita que los seres humanos, los países y la Iglesia hagan cambios estructurales y personales".
Por esta razón se ha programado un Sínodo de Obispos para la Amazonia, que se reunirá en Roma desde el 6 al 27 de octubre. En una entrevista con el periódico italiano La Stampa, el papa Francisco dijo que uno de los mayores problemas para la región amazónica es "la amenaza a la vida de las poblaciones y el territorio que se derivan de los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes de la sociedad".
El programa del sínodo para la Amazonia en Roma habla de "vida amenazada", "inculturación e interculturalidad", "destrucción extractivista" y "pueblos indígenas", entre otros asuntos. Sin embargo, hay otro grupo de "pueblo indígena" cuya vida ha sido "amenazada" y que vive sometido a la "destrucción" física y existencial. Son los cristianos perseguidos, y a ellos debería el Vaticano dedicarles el próximo sínodo.
"Le pidieron que negara a Cristo, y cuando se negó, le cortaron la mano derecha; cuando se negó [otra vez], le cortaron el codo. Como se negó, le dispararon en la frente, el cuello y el pecho", relató hace poco Enoch Yeohanna, cristiano nigeriano, sobre el asesinato de su padre en 2014. Las tribulaciones de los cristianos nigerianos se ha descrito como "una pesadilla global", pero está sucediendo en muchos países.
"La persecución de los cristianos en todo el mundo es uno de los grandes males de nuestro tiempo", escribió hace poco el padre Benedict Kiely, fundador de Nasarean.org, que se dedica a paliar la persecución de los cristianos.
Los medios guardan un llamativo silencio sobre los ataques a los cristianos. En la misma semana en que se produjo el terrible atentado a la mezquita de Christchurch en Nueva Zelanda —un crimen atroz e inconcebible—, mataron a más de doscientos cristianos en Nigeria. Apenas se mencionó lo segundo en las noticias. No hubo marchas por los cristianos martirizados, ningún gobierno mandó tocar ninguna campana, ni hubo camisetas de "Je suis Charlie" ni ninguna indignación pública.
(...)
David Curry, presidente de Open Doors, un organización no gubernamental (ONG) que vigila la persecución de los cristianos, ha establecido que las mujeres cristianas son "el grupo más perseguido del mundo". Sufren unos pasmosos niveles de opresión y mutilación. En Nigeria, Boko Haram mantiene secuestrada a una niña, Leah Sharibu. Pudo haber sido puesta en libertad junto a sus compañeras de clase, pero Leah se negó a renunciar a su fe cristiana. También en Pakistán se secuestra y esclaviza a las mujeres cristianas. "Cada año, secuestran al menos a mil niñas, las violan y las obligan a convertirse al islam, e incluso las fuerzan a casarse con sus torturadores", dijo Tabassum Yousaf, abogado católico vinculado a la ONG italiana St. Egidio. Es un patrón recurrente también en Egipto, donde las mujeres cristianas se enfrentan a una "epidemia de secuestros, violaciones, palizas y torturas".
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Los satélites de la NASA observaron los incendios en el Amazonas, lo que llevó a los líderes mundiales a comprometerse a proteger la selva tropical. Pero los satélites no observan la quema, desmembramiento y asesinato de los cristianos, ni su sufrimiento se ve en las televisiones y periódicos. En realidad, en Occidente parece como si no hubiese ninguna persecución contra los cristianos. El Vaticano, el papa Francisco, otros clérigos y los medios tienen que elegir: o arrojan luz sobre estos cristianos perseguidos, o ser acusados de ceguera voluntaria.