Subsidios adictivos
La campaña para la recogida de la fresa y otros frutos rojos vuelve a tropezar con la misma piedra; los parados prefieren continuar en esa situación en lugar de interrumpir la percepción del subsidio durante unos meses y, una vez terminada la temporada, regresar de nuevo a la situación de desempleo.
Huelva padece una tasa de paro cercana al 23%, la mayoría paro agrícola; la Junta de Andalucía, socialista hasta hace apenas un año, ha instaurado a lo largo de los años un régimen de la cultura del subsidio, de las peonadas, del yo te doy y tú me votas, que ha generado un incentivo perverso, preferir quedarse en casa antes que incorporarse aunque sea de forma temporal al mercado laboral.
Aducen según algunos que el trabajo es duro, seguro que sí; quienes trabajan en la construcción, en una siderurgia, en la pesca, en las habitaciones de los hoteles y en muchos otros sectores también realizan trabajos duros, incluso penosos, pero es lo que hay. Todos los trabajos entrañan dureza de algún tipo; no es de recibo que teniendo una posibilidad de trabajar, de producir, de cotizar se elija quedarse sentado en casa o en un bar.
Huelva es solo un ejemplo. Las administraciones públicas deben inculcar el sentido del trabajo, los niños desde su más tierna infancia deben aprender que todo tiene un precio; el esfuerzo, tesón, sacrificio son valores con los que hay que imbuir a los trabajadores del futuro. Hay que ayudar, por supuesto, pero no hasta tal punto que haya gente que se apunte a la sopa boba. Qué mayor libertad que la que proporciona el trabajo y no tener que depender de nadie sabiendo de antemano que deberás pagarle un peaje.
Un refrán lo resume a las mil maravillas: "El trabajo dignifica y robustece, el ocio molifica y envilece".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La campaña para la recogida de la fresa y otros frutos rojos vuelve a tropezar con la misma piedra; los parados prefieren continuar en esa situación en lugar de interrumpir la percepción del subsidio durante unos meses y, una vez terminada la temporada, regresar de nuevo a la situación de desempleo.
Huelva padece una tasa de paro cercana al 23%, la mayoría paro agrícola; la Junta de Andalucía, socialista hasta hace apenas un año, ha instaurado a lo largo de los años un régimen de la cultura del subsidio, de las peonadas, del yo te doy y tú me votas, que ha generado un incentivo perverso, preferir quedarse en casa antes que incorporarse aunque sea de forma temporal al mercado laboral.
Aducen según algunos que el trabajo es duro, seguro que sí; quienes trabajan en la construcción, en una siderurgia, en la pesca, en las habitaciones de los hoteles y en muchos otros sectores también realizan trabajos duros, incluso penosos, pero es lo que hay. Todos los trabajos entrañan dureza de algún tipo; no es de recibo que teniendo una posibilidad de trabajar, de producir, de cotizar se elija quedarse sentado en casa o en un bar.
Huelva es solo un ejemplo. Las administraciones públicas deben inculcar el sentido del trabajo, los niños desde su más tierna infancia deben aprender que todo tiene un precio; el esfuerzo, tesón, sacrificio son valores con los que hay que imbuir a los trabajadores del futuro. Hay que ayudar, por supuesto, pero no hasta tal punto que haya gente que se apunte a la sopa boba. Qué mayor libertad que la que proporciona el trabajo y no tener que depender de nadie sabiendo de antemano que deberás pagarle un peaje.
Un refrán lo resume a las mil maravillas: "El trabajo dignifica y robustece, el ocio molifica y envilece".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria