COVID-19
El Gobierno Vasco prepara la economía vasca para el impacto del coronavirus
El Gobierno Vasco y los agentes económicos y sociales se han reunido para analizar la situación que atraviesan las empresas vascas como consecuencia del coronavirus. Desde el punto de vista económico, han concluido que en Euskadi es prematuro aventurar posibles medidas para paliar hipotéticas afecciones, dado que no existen aún, casos ni datos que constaten una afección empresarial contrastable y medible.
La intensidad del impacto del COVID-19 en la economía vasca dependerá de la duración de la crisis sanitaria y de su intensidad. Los impactos principales vienen desde el exterior, pero a ellos se pueden sumar también la crisis de confianza, sobre todo si el proceso se alarga en el tiempo. En marzo corresponde la revisión de la previsión de crecimiento de la economía vasca, que actualmente es del 1,9%.
En todo caso, el Ejecutivo de Íñigo Urkullu ha explicado que, ante una posible variación negativa del presente escenario, y en caso de una detección contrastable y medible del impacto del coronavirus en la economía, Euskadi dispone de determinados recursos:
- El Gobierno Vasco, con el cierre de 2019, se encuentra en situación cómoda para poder afrontar las necesidades que surjan. La política de reducción del endeudamiento desarrollada estos últimos cuatro años hace que las cuentas públicas estén en buena situación para abordar la situación de forma más calmada.
- Financiación discrecional de los gastos del departamento de Salud y rapidez en la respuesta de los estabilizadores automáticos en forma de prestaciones de RGI y otras.
- Si las empresas se vieran afectadas, ello supondría retrasos y aplazamientos en los ingresos públicos con la consiguiente caída de la recaudación que se contabiliza según criterio de caja. De persistir eso se traduciría en un aumento del déficit.
- Ante un hipotético escenario de impacto negativo, contrastable y medible, y en caso de que se diera una restricción del crédito, cabría formular líneas de financiación, reforzando las ordinarias o, incluso, emitiendo líneas extraordinarias puesto que se cuenta con margen en los límites de garantía que ya contempla la ley de presupuestos.
- Además, ante un hipotético escenario de impacto negativo se valorará orientar una parte substancial del superávit de 2019 para la realización de inversiones que impulsen la actividad y que potencien los efectos de respuesta a la baja de actividad.
El Gobierno Vasco y los agentes económicos y sociales se han reunido para analizar la situación que atraviesan las empresas vascas como consecuencia del coronavirus. Desde el punto de vista económico, han concluido que en Euskadi es prematuro aventurar posibles medidas para paliar hipotéticas afecciones, dado que no existen aún, casos ni datos que constaten una afección empresarial contrastable y medible.
La intensidad del impacto del COVID-19 en la economía vasca dependerá de la duración de la crisis sanitaria y de su intensidad. Los impactos principales vienen desde el exterior, pero a ellos se pueden sumar también la crisis de confianza, sobre todo si el proceso se alarga en el tiempo. En marzo corresponde la revisión de la previsión de crecimiento de la economía vasca, que actualmente es del 1,9%.
En todo caso, el Ejecutivo de Íñigo Urkullu ha explicado que, ante una posible variación negativa del presente escenario, y en caso de una detección contrastable y medible del impacto del coronavirus en la economía, Euskadi dispone de determinados recursos:
- El Gobierno Vasco, con el cierre de 2019, se encuentra en situación cómoda para poder afrontar las necesidades que surjan. La política de reducción del endeudamiento desarrollada estos últimos cuatro años hace que las cuentas públicas estén en buena situación para abordar la situación de forma más calmada.
- Financiación discrecional de los gastos del departamento de Salud y rapidez en la respuesta de los estabilizadores automáticos en forma de prestaciones de RGI y otras.
- Si las empresas se vieran afectadas, ello supondría retrasos y aplazamientos en los ingresos públicos con la consiguiente caída de la recaudación que se contabiliza según criterio de caja. De persistir eso se traduciría en un aumento del déficit.
- Ante un hipotético escenario de impacto negativo, contrastable y medible, y en caso de que se diera una restricción del crédito, cabría formular líneas de financiación, reforzando las ordinarias o, incluso, emitiendo líneas extraordinarias puesto que se cuenta con margen en los límites de garantía que ya contempla la ley de presupuestos.
- Además, ante un hipotético escenario de impacto negativo se valorará orientar una parte substancial del superávit de 2019 para la realización de inversiones que impulsen la actividad y que potencien los efectos de respuesta a la baja de actividad.