Pandemia y milicia
El COVID-19 sigue avanzando y deja a su paso muerte e infección. Nadie está libre de ser su víctima. No respeta ni ideologías ni uniformes.
El Gobierno Vasco, al igual que hace dos meses en Zaldívar, se niega por activa y por pasiva a aceptar la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias o de cualquier otra unidad de nuestras, sí, nuestras, Fuerzas Armadas (FF.AA).
Adujeron en su día que no era recomendable la participación de mucha gente para solventar la tragedia de recuperar los cuerpos de los dos fallecidos, todavía sin localizar, en el derrumbamiento y ahora esgrimen el argumento de la autosuficiencia y prepotencia; afirman que no es necesaria más ayuda. Son los garantes de nuestro bienestar, no deben olvidarlo.
El Ejecutivo de Vitoria está haciendo gala de un dogmatismo que hiere al ser más insensible ante la gravísima situación en la que nos vemos inmersos; no es de recibo anteponer la ideología y el orgullo frente a semejante catástrofe que ataca la vida y salud de la población a la que deben proteger.
Labores de desinfección en instalaciones estratégicas, montaje de hospitales de campaña con cientos de camas adicionales además de UCI's, ayuda en residencias de ancianos, farmacias militares y colaboración de todo tipo. Todo ello es rechazado debido a una inventada y supuesta incompatibilidad con quienes nos ofrecen sus servicios, que vienen a desempeñar una encomiable labor de entrega y sacrificio a la sociedad de la que son, no lo olvidemos, sus servidores. Dejen de ver fantasmas que únicamente viven en su imaginación.
Todas las naciones han recurrido a sus ejércitos para superar esta plaga, lo vemos a diario, pero el gobierno de Urkullu piensa que vivimos en la aldea de Astérix y Obélix, y que por supuesto contamos con una poción mágica que nos protege de dicho mal. Nos bastamos y nos sobramos.
¿Acaso alguien va a rechazar la ayuda dependiendo del tipo de uniformidad que vista quien se la ofrece? ¿Hay alguien que se niegue a que socorran a sus seres queridos por ver una bandera en concreto en los vehículos en los que van a ser transportados?.
Situaciones como la actual son la prueba de fuego para demostrar quién es un político de raza, un estadista, un líder carismático. El Gobierno Vasco debe formar una cadena con todos los eslabones necesarios para derrotar la pandemia sin excluir a nadie.
El mejor ejemplo lo acabamos de vivir en Sansomendi donde efectivos de la Ertzaintza saludaron a miembros de la Benemérita para homenajear a los dos Guardias Civiles caídos en la lucha contra el virus, cuadrándose recíprocamente unos ante otros y tratándose de << compañeros>>; esta es la mejor palabra en estos aciagos días. Todos somos compañeros frente a un único y real enemigo llamado COVID-19.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
El COVID-19 sigue avanzando y deja a su paso muerte e infección. Nadie está libre de ser su víctima. No respeta ni ideologías ni uniformes.
El Gobierno Vasco, al igual que hace dos meses en Zaldívar, se niega por activa y por pasiva a aceptar la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias o de cualquier otra unidad de nuestras, sí, nuestras, Fuerzas Armadas (FF.AA).
Adujeron en su día que no era recomendable la participación de mucha gente para solventar la tragedia de recuperar los cuerpos de los dos fallecidos, todavía sin localizar, en el derrumbamiento y ahora esgrimen el argumento de la autosuficiencia y prepotencia; afirman que no es necesaria más ayuda. Son los garantes de nuestro bienestar, no deben olvidarlo.
El Ejecutivo de Vitoria está haciendo gala de un dogmatismo que hiere al ser más insensible ante la gravísima situación en la que nos vemos inmersos; no es de recibo anteponer la ideología y el orgullo frente a semejante catástrofe que ataca la vida y salud de la población a la que deben proteger.
Labores de desinfección en instalaciones estratégicas, montaje de hospitales de campaña con cientos de camas adicionales además de UCI's, ayuda en residencias de ancianos, farmacias militares y colaboración de todo tipo. Todo ello es rechazado debido a una inventada y supuesta incompatibilidad con quienes nos ofrecen sus servicios, que vienen a desempeñar una encomiable labor de entrega y sacrificio a la sociedad de la que son, no lo olvidemos, sus servidores. Dejen de ver fantasmas que únicamente viven en su imaginación.
Todas las naciones han recurrido a sus ejércitos para superar esta plaga, lo vemos a diario, pero el gobierno de Urkullu piensa que vivimos en la aldea de Astérix y Obélix, y que por supuesto contamos con una poción mágica que nos protege de dicho mal. Nos bastamos y nos sobramos.
¿Acaso alguien va a rechazar la ayuda dependiendo del tipo de uniformidad que vista quien se la ofrece? ¿Hay alguien que se niegue a que socorran a sus seres queridos por ver una bandera en concreto en los vehículos en los que van a ser transportados?.
Situaciones como la actual son la prueba de fuego para demostrar quién es un político de raza, un estadista, un líder carismático. El Gobierno Vasco debe formar una cadena con todos los eslabones necesarios para derrotar la pandemia sin excluir a nadie.
El mejor ejemplo lo acabamos de vivir en Sansomendi donde efectivos de la Ertzaintza saludaron a miembros de la Benemérita para homenajear a los dos Guardias Civiles caídos en la lucha contra el virus, cuadrándose recíprocamente unos ante otros y tratándose de << compañeros>>; esta es la mejor palabra en estos aciagos días. Todos somos compañeros frente a un único y real enemigo llamado COVID-19.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria