Miércoles, 24 de Septiembre de 2025

Actualizada Martes, 23 de Septiembre de 2025 a las 17:54:04 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Domingo, 19 de Abril de 2020 Tiempo de lectura:

Realidad en almíbar

[Img #17525]Durante el mes de febrero, cuando ya se conocía que había una pandemia en marcha, con origen en China comunista, el Gobierno de Pedro Sánchez se esforzaba por transmitir que nada pasaría en España. A lo sumo, algunos pocos casos, decía mostrando su sonrisa, el (supuesto) experto gubernamental, Fernando Simón. Toda comunicación oficial estaba orientada a quitar importancia a una grave situación que ya había aterrizado en Europa y golpeaba con particular dureza a Italia. Por mágicas razones pasaría por España sin afectarnos. Mantener silencio y frivolizar con los efectos de la pandemia era fundamental, ya que nada debía alterar la celebración del triunfo de la voluntad feminista del 8 de Marzo. Las sacerdotisas consultaron sus oráculos y no había duda, el acto debía celebrarse. Fue una tremenda irresponsabilidad por parte del Gobierno, mantener ese y otros eventos en el fatídico fin de semana del 7 marzo. Como lo fue también el aliento oficial a todos los niveles a semejante acto. En la retina, de nuevo, Fernando Simón, se doblegaba ante el poder y no ponía impedimento alguno a que se pudiera asistir a la convocatoria feminista. El corifeo social-comunista, en trance, entonaba el mantra, el machismo mata más que el coronavirus. Y con esos argumentos científicos de por medio, se alzó el telón e hizo acto de presencia la tragedia que nos abate a día de hoy. Es indiscutible el impacto de esa manifestación en la propagación del virus. Como tampoco admite discusión que si esa manifestación no hubiera estado fijada en el calendario, todos los actos de esos días se habrían cancelado. Con el caos servido y un Gobierno sobrepasado por la realidad, había que servir en ‘prime time’ a los sobrecogidos compatriotas un mundo feliz para que olvidasen del atroz peaje diario de muertes, las miles de familias destrozadas por el dolor, los millones de empleos perdidos y sobre todo que nadie advierta la nefasta gestión practicada por el gobierno infame. Había muertos, sí, pero en otras partes, sobre todo, en Estados Unidos. Nada de decir virus chino o aludir a la grave responsabilidad de la dictadura china, auténticos expertos en el silencio, impuesto o comprado. El Gobierno sanchista-chavista, incapaz de implementar una estrategia eficaz y de comprar el material adecuado, que envía escuadrones de kamikazes sanitarios a la primera línea y  abandona a su suerte a autónomos, trabajadores y empresarios, promueve sin rubor ni decencia una secuencia de noticias en almíbar, donde todo son aplausos, globitos, bailes, canciones y recetas de postres. Los sueños húmedos gubernamentales del control social se dibujan en el horizonte. Pero, para ello, como reza una canción de Barón Rojo, es fundamental, no ver, no hablar, no oír, es la trampa callar. Sólo hay que prestar oídos a los pérfidos susurros del poder. No obstante, la gallarda posición de algunos medios, periodistas, políticos y profesionales de diversos ámbitos, junto a la dura e insoportable, pero necesaria foto de los ataúdes de El Mundo, ha hecho añicos el espejo, donde la realidad del Gobierno era la más bella. Vivimos una tragedia y la muerte forma parte de ella, como también la solidaridad y el sacrificio. Menos aplausos promovidos por el Gobierno y más material en condiciones a nuestra vanguardia en la lucha contra el virus, cuando no un merecidísimo sobresueldo. Menos bailecitos y más apoyar a millones de trabajadores españoles sepultados en la incertidumbre. Menos risas en los bancos del Gobierno y en sus patéticas ruedas de prensa y más mostrar decoro y duelo ante el sufrimiento que estamos viviendo. No nos creemos ni queremos su realidad en almíbar, mucho menos su patético desgobierno y su censura comunista. Cuanto antes enfrentemos la realidad en condiciones, antes venceremos.

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.