Incertidumbre
(Dedicado a mis amigos, compañeros y patriotas Dr. Rodríguez y Dr. Unzueta)
Primero de mayo, años veinte, siglo XXI. Es lo poco que puedo constatar como cierto. A partir de ahí, todo es nebulosa. ¡Ah, me olvidaba!. Se cierra Ifema. Pero quedan dos hechos que como médico y ciudadano comprometido me llenan de orgullo. Pasan a la historia hospitalaria de España, por cómo nacen y cómo se enfrentan a la pandemia en el centro neurálgico de la infección. Se cierra, pero queda a la espera del otoño en que una segunda oleada del virus puede hacer necesaria su reapertura. Frente a las miserables conductas de algunos, de alta cuna y baja cama, ellos/as son parte de esa marca España que nos permite mantener la frase: "Qué buen vasallo si hubiera buen señor".
Hace un rato, he sido telespectador de la conferencia de prensa que han dado Calviño y Montero. La primera, concisa y propedéutica. La segunda , charlatanería propia de las Montero-Ministras. Como algunos españoles, ya me he acostumbrado a las cifras de contagios, altas y muertos. Me las tomo como una aproximación a la verdad y siempre como instrumento estadístico de tendencias. Esta vez quería saber lo que nos espera en el espacio de la economía, lo que denomino pandemia de la pobreza, que puede conducir a la pandemia del enfrentamiento social.
Había tres incógnitas.
Una, general. Ingresos-Gastos y productividad-empleo. Queda claro el tamaño de la crisis. Queda claro que asola al mundo. Queda claro que retrocederemos a momentos que algunos historiadores denominan "de posguerra".
Una segunda, referida a de dónde sacará el Gobierno los recursos para hacer frente a los gastos hasta finales de año. Aquí comienza el marasmo. Hay que reactivar la productividad, de ahí los riesgos del desconfinamiento. Una sólo luz en la oscuridad. El precio del petróleo será bajo y por tanto buena noticia para todos. Claro que como no nos hemos caído de un eucalipto, dudamos que los países de la OPE sigan manteniendo su oferta de petróleo a estos precios de hoy.
Una tercera, con dos derivadas. ¿Qué pasará si las instancias de la UE no nos aprueban las cuentas? ¿Qué pasará si en otoño regresamos al confinamiento por causa de una segunda oleada de la pandemia?. Alguien optimista me puede gritar: "¡No seas pájaro de mal agüero!". "Si viene la segunda, como siempre, ¡improvisaremos!". Pero nadie se atreve a plantear el famoso rescate. Que supondría recortes de toda índole. Pérdida de la soberanía nacional. Enfrentamiento entre partidos políticos y sus seguidores. Gravísima crisis social con retrocesos y austeridad propia de Monasterios medievales.
Y ahora dejo la comparecencia de ministras socialistas y reflexiono sobre mis vivencias televisivas de la semana. Unas Cortes dónde los enfrentamientos son cada vez más intensos, sin ningún propósito para el acuerdo de Estado, ni en materia sanitaria, ni en materia económica-social. Unos presidentes de Comunidades cada vez más indignados con el trato que reciben del Gobierno que les ignora y les usa según conviene a la causa del poder gubernamental. Un despertar socio-jurídico que una vez asumida la pandemia se pregunta por la legalidad de las medidas que se han tomado para restringir las libertades y sancionar a quienes hayan hecho uso de tales derechos fundamentales.
Podría darse hasta la paradoja que en caso de intervención por parte de los funcionarios de negro, los más afectados fueran los pensionistas y los trabajadores públicos. Algo así como tras jugarse la vida, tras dejar constancia de que han sido el sustento del sistema frente a la pandemia, como los pensionistas han sido los sustentos de este país en tiempos pasados, ahora se les vuelve a castigar con medidas economicistas de una Europa del euro y de los mercaderes. ¿Se imaginan la que se puede liar? ¿Se imaginan a quién va a votar el personal cuando se convoquen elecciones?.
Y es que esta es una de mis consideraciones a inventario de la incertidumbre. ¿Aguantará el sistema democrático una intervención con más diferencias sociales y una legión de parias dependientes o desvalidos por una Europa que ha sido incapaz para advertir sobre el virus, proponer medidas conjuntas para combatirlo y liderar medidas de financiación tipo Plan Marshall?.
A partir de aquí el principio de incertidumbre se vuelve infinito. ¿Cómo serán nuestras vidas a partir de ahora? ¿Cómo será el mapa del poder político y social?. ¿Cómo actuaran los dueños de los centros productivos?. ¿Serán todos como Amancio Ortega, a pesar de los insultos vertidos por 'el Coletas', o serán como esos poderes económicos que fueron deslocalizando el capital y localizando la dependencia de las ayudas financieras?.
Cuando las masas son y tienen hambre, se convierten en legiones que mueven profetas que predican la guerra santa contra presuntos culpables, o simplemente para eliminar disidencias que sean reductos de libertad y pensamiento noble. Y así surgieron en Europa aquellas terribles corrientes políticas que pusieron lo necesario para la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, escenario que paró el crecimiento de la pirámide demográfica y supuso grandes negocios para ciertos apellidos ilustres que luego han sido el paradigma del capitalismo.
¿Dónde están en España y en Europa los ciudadanos cultos, decentes y patriotas, dispuestos a liderar los nuevos tiempos que se avecinan?. ¿Terminaremos todos a las órdenes de tiranos que han hecho una guerra biológica de consecuencias económicas para cambiar las referencias de la cultura y el poder?.
Cada día me siento más confuso. Es mi propia incertidumbre. ¿Me pondré la camisa partisana, una vez más, para luchar por las libertades o definitivamente me exiliaré en mi costa al norte del norte?.
(Dedicado a mis amigos, compañeros y patriotas Dr. Rodríguez y Dr. Unzueta)
Primero de mayo, años veinte, siglo XXI. Es lo poco que puedo constatar como cierto. A partir de ahí, todo es nebulosa. ¡Ah, me olvidaba!. Se cierra Ifema. Pero quedan dos hechos que como médico y ciudadano comprometido me llenan de orgullo. Pasan a la historia hospitalaria de España, por cómo nacen y cómo se enfrentan a la pandemia en el centro neurálgico de la infección. Se cierra, pero queda a la espera del otoño en que una segunda oleada del virus puede hacer necesaria su reapertura. Frente a las miserables conductas de algunos, de alta cuna y baja cama, ellos/as son parte de esa marca España que nos permite mantener la frase: "Qué buen vasallo si hubiera buen señor".
Hace un rato, he sido telespectador de la conferencia de prensa que han dado Calviño y Montero. La primera, concisa y propedéutica. La segunda , charlatanería propia de las Montero-Ministras. Como algunos españoles, ya me he acostumbrado a las cifras de contagios, altas y muertos. Me las tomo como una aproximación a la verdad y siempre como instrumento estadístico de tendencias. Esta vez quería saber lo que nos espera en el espacio de la economía, lo que denomino pandemia de la pobreza, que puede conducir a la pandemia del enfrentamiento social.
Había tres incógnitas.
Una, general. Ingresos-Gastos y productividad-empleo. Queda claro el tamaño de la crisis. Queda claro que asola al mundo. Queda claro que retrocederemos a momentos que algunos historiadores denominan "de posguerra".
Una segunda, referida a de dónde sacará el Gobierno los recursos para hacer frente a los gastos hasta finales de año. Aquí comienza el marasmo. Hay que reactivar la productividad, de ahí los riesgos del desconfinamiento. Una sólo luz en la oscuridad. El precio del petróleo será bajo y por tanto buena noticia para todos. Claro que como no nos hemos caído de un eucalipto, dudamos que los países de la OPE sigan manteniendo su oferta de petróleo a estos precios de hoy.
Una tercera, con dos derivadas. ¿Qué pasará si las instancias de la UE no nos aprueban las cuentas? ¿Qué pasará si en otoño regresamos al confinamiento por causa de una segunda oleada de la pandemia?. Alguien optimista me puede gritar: "¡No seas pájaro de mal agüero!". "Si viene la segunda, como siempre, ¡improvisaremos!". Pero nadie se atreve a plantear el famoso rescate. Que supondría recortes de toda índole. Pérdida de la soberanía nacional. Enfrentamiento entre partidos políticos y sus seguidores. Gravísima crisis social con retrocesos y austeridad propia de Monasterios medievales.
Y ahora dejo la comparecencia de ministras socialistas y reflexiono sobre mis vivencias televisivas de la semana. Unas Cortes dónde los enfrentamientos son cada vez más intensos, sin ningún propósito para el acuerdo de Estado, ni en materia sanitaria, ni en materia económica-social. Unos presidentes de Comunidades cada vez más indignados con el trato que reciben del Gobierno que les ignora y les usa según conviene a la causa del poder gubernamental. Un despertar socio-jurídico que una vez asumida la pandemia se pregunta por la legalidad de las medidas que se han tomado para restringir las libertades y sancionar a quienes hayan hecho uso de tales derechos fundamentales.
Podría darse hasta la paradoja que en caso de intervención por parte de los funcionarios de negro, los más afectados fueran los pensionistas y los trabajadores públicos. Algo así como tras jugarse la vida, tras dejar constancia de que han sido el sustento del sistema frente a la pandemia, como los pensionistas han sido los sustentos de este país en tiempos pasados, ahora se les vuelve a castigar con medidas economicistas de una Europa del euro y de los mercaderes. ¿Se imaginan la que se puede liar? ¿Se imaginan a quién va a votar el personal cuando se convoquen elecciones?.
Y es que esta es una de mis consideraciones a inventario de la incertidumbre. ¿Aguantará el sistema democrático una intervención con más diferencias sociales y una legión de parias dependientes o desvalidos por una Europa que ha sido incapaz para advertir sobre el virus, proponer medidas conjuntas para combatirlo y liderar medidas de financiación tipo Plan Marshall?.
A partir de aquí el principio de incertidumbre se vuelve infinito. ¿Cómo serán nuestras vidas a partir de ahora? ¿Cómo será el mapa del poder político y social?. ¿Cómo actuaran los dueños de los centros productivos?. ¿Serán todos como Amancio Ortega, a pesar de los insultos vertidos por 'el Coletas', o serán como esos poderes económicos que fueron deslocalizando el capital y localizando la dependencia de las ayudas financieras?.
Cuando las masas son y tienen hambre, se convierten en legiones que mueven profetas que predican la guerra santa contra presuntos culpables, o simplemente para eliminar disidencias que sean reductos de libertad y pensamiento noble. Y así surgieron en Europa aquellas terribles corrientes políticas que pusieron lo necesario para la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, escenario que paró el crecimiento de la pirámide demográfica y supuso grandes negocios para ciertos apellidos ilustres que luego han sido el paradigma del capitalismo.
¿Dónde están en España y en Europa los ciudadanos cultos, decentes y patriotas, dispuestos a liderar los nuevos tiempos que se avecinan?. ¿Terminaremos todos a las órdenes de tiranos que han hecho una guerra biológica de consecuencias económicas para cambiar las referencias de la cultura y el poder?.
Cada día me siento más confuso. Es mi propia incertidumbre. ¿Me pondré la camisa partisana, una vez más, para luchar por las libertades o definitivamente me exiliaré en mi costa al norte del norte?.