Callejero en movimiento
Era previsible la furia desatada para que D. Juan Carlos I desapareciese de los callejeros debido a los últimos acontecimientos; la inquina desatada contra su persona desde la abdicación ha ido "in crescendo". No justifico ni un ápice los posibles y probables delitos que pudiera haber cometido ya que quien debiera ser ejemplo de probidad ha generado como mínimo sospechas de un comportamiento deleznable. Llama poderosamente la atención la celeridad de muchos ayuntamientos para proponer borrar su nombre de los callejeros y hacer que el regio personaje caiga en el olvido cuando no en el oprobio; esos mismos consistorios que durante muchos años dilataban o simplemente se negaban a retirar el nombre de vesánicos personajes nombrados "hijos predilectos del pueblo" del callejero donde habían nacido sus ilustres paisanos.
Si al final se demostrara que el presunto culpable es inocente de todo lo que se le impute ¿volverían a cambiar los callejeros y restituir su nombre y honor? Salvo que todo esto no sea más que el comienzo de una operación orquestada de acoso y derribo por demolición de la institución que ahora representa su hijo y algún día su nieta. "Delenda est monarchia".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Era previsible la furia desatada para que D. Juan Carlos I desapareciese de los callejeros debido a los últimos acontecimientos; la inquina desatada contra su persona desde la abdicación ha ido "in crescendo". No justifico ni un ápice los posibles y probables delitos que pudiera haber cometido ya que quien debiera ser ejemplo de probidad ha generado como mínimo sospechas de un comportamiento deleznable. Llama poderosamente la atención la celeridad de muchos ayuntamientos para proponer borrar su nombre de los callejeros y hacer que el regio personaje caiga en el olvido cuando no en el oprobio; esos mismos consistorios que durante muchos años dilataban o simplemente se negaban a retirar el nombre de vesánicos personajes nombrados "hijos predilectos del pueblo" del callejero donde habían nacido sus ilustres paisanos.
Si al final se demostrara que el presunto culpable es inocente de todo lo que se le impute ¿volverían a cambiar los callejeros y restituir su nombre y honor? Salvo que todo esto no sea más que el comienzo de una operación orquestada de acoso y derribo por demolición de la institución que ahora representa su hijo y algún día su nieta. "Delenda est monarchia".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria