Alsasua y Zumárraga
Dos actos acaban de tener lugar, uno en Alsasua (Navarra) y el otro en Zumárraga (Guipúzcoa), que son los mejores exponentes de todo lo acaecido en el último medio siglo. Mientras en el municipio guipuzcoano fue algo humilde donde la serenidad y la templanza recordaron a un joven concejal de su Ayuntamiento defensor de las libertades de todos y por ello asesinado por el peor virus que hemos padecido, en la localidad navarra, sin embargo, volvió a tener lugar un remedo de akelarre, una fiesta siniestra y zafia propia de patanes que bajo el disfraz de un acto festivo escondía en realidad un repugnante espectáculo totalitario en el que se guardó pleitesía al virus del odio y la violencia contra un colectivo de servidores públicos que si en algo han destacado y siguen haciéndolo es en su entrega a la sociedad sin ningún tipo de distinciones. Los asistentes a Zumárraga expresaron su dolor y rabia contenida apostando como siempre por un futuro de respeto donde todo se defienda esgrimiendo argumentos. Quienes acudieron a Alsasua dejaron bien a las claras que desean una sociedad rota y enfrentada. Afortunadamente la inmensa mayoría les decimos a estos últimos que ellos y lo que representan son las últimas y únicas ascuas que defienden lo indefendible.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Dos actos acaban de tener lugar, uno en Alsasua (Navarra) y el otro en Zumárraga (Guipúzcoa), que son los mejores exponentes de todo lo acaecido en el último medio siglo. Mientras en el municipio guipuzcoano fue algo humilde donde la serenidad y la templanza recordaron a un joven concejal de su Ayuntamiento defensor de las libertades de todos y por ello asesinado por el peor virus que hemos padecido, en la localidad navarra, sin embargo, volvió a tener lugar un remedo de akelarre, una fiesta siniestra y zafia propia de patanes que bajo el disfraz de un acto festivo escondía en realidad un repugnante espectáculo totalitario en el que se guardó pleitesía al virus del odio y la violencia contra un colectivo de servidores públicos que si en algo han destacado y siguen haciéndolo es en su entrega a la sociedad sin ningún tipo de distinciones. Los asistentes a Zumárraga expresaron su dolor y rabia contenida apostando como siempre por un futuro de respeto donde todo se defienda esgrimiendo argumentos. Quienes acudieron a Alsasua dejaron bien a las claras que desean una sociedad rota y enfrentada. Afortunadamente la inmensa mayoría les decimos a estos últimos que ellos y lo que representan son las últimas y únicas ascuas que defienden lo indefendible.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria