El misterioso Josu 'Ternera'
Lo conocí en el Parlamento vasco. Se sentaba al lado de Otegi. Una vez y tras el asesinato de Goyo Ordoñez, tuvo la osadía de sentarse en el escaño vacio del concejal donostiarra y parlamentario del PP. Le insulté desde la tribuna. El entonces presidente Atutxa me obligó a retirar el insulto. Yo lo hice desde la tribuna alegando que el oficio más antiguo de la humanidad no tenía la culpa de lo que yo acababa de hacer o decir...
En una de las muchas conversaciones privadas con Juanjo Ibarretxe, me comentó que aquel personaje con aspecto casi quijotesco -seco de carnes y enjuto de rostro- era fundamental para la resolución del conflicto vasco. Siempre se refería al tal como "el general". Le resultaba un hombre capaz por el respeto que imponía. Pero, sobre todo, por tener una posición entre HB y ETA. Venía a ser como enlace, al menos para el Lendakari, para posibles conversaciones.
Un día desapareció. Resultaba increíble que hubiera podido evitar la previsible vigilancia a la que con toda seguridad estaba sometido. En aquella Euskadi, todos estábamos controlados. Pero el general se escapó y volvió a la clandestinidad. Pero lo más curioso es que todos los hombres y mujeres importantes de ETA, tarde o temprano, cayeron en manos de la policía. Se les seguía la pista en territorio francés. Mucho más tras el cambio de actitud de la comunidad internacional después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. Tras vencer la resistencia de la comunidad vasca que asistía a las convenciones tanto de los Republicanos como de los Demócratas, los etarras dejaron de ser un “Movimiento de Liberación” para convertirse en terroristas a los que no se les daba cuartel por parte de los aliados.
Pero ni con esas. A ‘Ternera’ no había forma de capturarlo. Siempre supe que formaba parte del dispositivo necesario para "tomar el pulso a ETA", sustituir a Antxon una vez que éste dejó de ser útil desde Santo Domingo, y mucho más teniendo en cuanta que la organización nacionalista radical había decidido quitarle la autoridad suprema a ETA y dársela a los políticos. Algo que de alguna forma recordaba lo que en su día hizo ETA (PM). Lo que le costó la vida a ‘Pertur’. Y lo que se hacía necesario tras la caída de la cúpula en Bidart. Paquito, Txelis y Fitipaldi fueron capturados por los servicios de seguridad como un éxito. Pero pronto nos dimos cuenta de que al no tener referencia de autoridad en ETA, era muy complicado tener interlocutores con los que tratar del conflicto. Y es que conviene no dejarse engañar. Siempre hubo contactos con ETA. Oficiales y oficiosos. No sólo aquellas conversaciones dirigidas publicitariamente desde el Gobierno de España. Las hubo de toda índole. Los hombres de Arzalluz lo tenían perfectamente organizado. Y cada vez que se reunía la Mesa de Ajuria Enea, se nos informaba al respecto.
La historia de José Antonio Urriticoechea es para una novela y película. A sus 69 años puede contar, si quiere, cómo se escapa, cómo vive en la clandestinidad, y cómo se las arregla para ser negociador constante a tres bandas: ETA-HB-Estado.
Siempre fue un hombre callado. Pero ahora, ante la justicia francesa, reclama que se le dé "patente" como gran negociador en el proceso que concluye en mayo de 2018 con la disolución (?) de ETA. Pero hay algunas lagunas para el gran público.
Una vez amortizado el grupo de etarras con sede en Santo Domingo, liderado por Antxon Echebeste, Ignacio Aracama -Macario-, Iturbe Abasolo y Belén González Peñalba - Carmen- , se hace preciso disponer un líder aceptado por todos. "El eneral" está presente en las conversaciones de Suiza en el 2006 y las de Oslo en el 2011, y desde luego como voz autorizada al anuncio público y televisado del final de ETA.
Pero lo más importante es el operativo que llevaron a cabo entre ‘Ternera’ -en la clandestinidad- y Otegui en la legalidad, si bien desde la cárcel, dónde se siente más seguro, ya que los disidentes de ETA pueden optar pos aplicarles el mismo trato que a Petur y Yoyes. En la organización y mientras manden las pistolas, nadie está autorizado a emprender un proceso hacia la paz.
Conviene recordar que ETA estaba fundamentada en tres pilares. Los comandos. Los legales que forman parte del aparato político. Los presos y sus familias. Por lo tanto, resultó muy complicado alcanzar el objetivo, que no fue otro que desposeer a los "militares" del poder y a golpe asambleario decidir que lo ejerzan los civiles. Para ello fueron indispensables tres elementos. Una comisión de mediadores internacionales. Un grupo de dirigentes batasunos con prestigio en la sociedad abertzale. Un Gobierno que dialogara y cambiara cromos. Esos cromos seran mucho más baratos desde la persecución implacable de la comunidad internacional, y desde luego, las facilidades del Gobierno de Francia para la actuación en su territorio de los servicios de información de la Guardia Civil. Estában acorralados, les habían dejado sin santuarios de refugio, les habían minado las fuentes económicas y no les daban tregua las diferentes policías europeas. Por tanto, ¡había que negociar el alto el fuego definitivo, aunque fuera a la baja!. Aunque se mantenga por años la población penitenciaria. Aunque se obligue a los presos, auténticos símbolos, a pedir perdón y colaborar.
Por cierto, que una vez más debo decir que yo estaba en la Mesa de Ajuria Enea en la que Arzalluz explicó y convenció sobre la eficacia de la dispersión para los presos. Al estar separados, los más duros no podían ejercer su autoridad con amenazas para aquellos/as que buscaban una salida personal a su encierro.
Sostengo que Ternera ha sido una pieza fundamental para alcanzar la disolución de ETA, y que mantenerse más tiempo en la clandestinidad -pactada y vigilada- ha sido preciso para evitar que una vez declarado el alto el fuego definitivo, no hubiera algún grupo disidente que como pasó con el atentado en la T4 de Barajas, sorprenda a los que estaban negociando -de eso sabe mucho el dirigente socialista Eguiguren-.
Estos días hemos tenido la oportunidad de comprobar cómo la televisión nos recordaba la efeméride del día en que "el general" anunció que se terminaba la “lucha armada”; o esa imagen dramática de la lectura en sede parlamentaria poniendo nombre y apellidos a todos los asesinados por ETA.
Hubo un tiempo en que hasta los más positivistas no veían la fecha para la desaparición de la violencia de ETA. Aquellas reuniones en Ajuria Enea eran un intento de mostrar unidad en el espacio de los demócratas para que la población vasca y española no se desesperara con un “conflicto” eterno.
Lo conocí en el Parlamento vasco. Se sentaba al lado de Otegi. Una vez y tras el asesinato de Goyo Ordoñez, tuvo la osadía de sentarse en el escaño vacio del concejal donostiarra y parlamentario del PP. Le insulté desde la tribuna. El entonces presidente Atutxa me obligó a retirar el insulto. Yo lo hice desde la tribuna alegando que el oficio más antiguo de la humanidad no tenía la culpa de lo que yo acababa de hacer o decir...
En una de las muchas conversaciones privadas con Juanjo Ibarretxe, me comentó que aquel personaje con aspecto casi quijotesco -seco de carnes y enjuto de rostro- era fundamental para la resolución del conflicto vasco. Siempre se refería al tal como "el general". Le resultaba un hombre capaz por el respeto que imponía. Pero, sobre todo, por tener una posición entre HB y ETA. Venía a ser como enlace, al menos para el Lendakari, para posibles conversaciones.
Un día desapareció. Resultaba increíble que hubiera podido evitar la previsible vigilancia a la que con toda seguridad estaba sometido. En aquella Euskadi, todos estábamos controlados. Pero el general se escapó y volvió a la clandestinidad. Pero lo más curioso es que todos los hombres y mujeres importantes de ETA, tarde o temprano, cayeron en manos de la policía. Se les seguía la pista en territorio francés. Mucho más tras el cambio de actitud de la comunidad internacional después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. Tras vencer la resistencia de la comunidad vasca que asistía a las convenciones tanto de los Republicanos como de los Demócratas, los etarras dejaron de ser un “Movimiento de Liberación” para convertirse en terroristas a los que no se les daba cuartel por parte de los aliados.
Pero ni con esas. A ‘Ternera’ no había forma de capturarlo. Siempre supe que formaba parte del dispositivo necesario para "tomar el pulso a ETA", sustituir a Antxon una vez que éste dejó de ser útil desde Santo Domingo, y mucho más teniendo en cuanta que la organización nacionalista radical había decidido quitarle la autoridad suprema a ETA y dársela a los políticos. Algo que de alguna forma recordaba lo que en su día hizo ETA (PM). Lo que le costó la vida a ‘Pertur’. Y lo que se hacía necesario tras la caída de la cúpula en Bidart. Paquito, Txelis y Fitipaldi fueron capturados por los servicios de seguridad como un éxito. Pero pronto nos dimos cuenta de que al no tener referencia de autoridad en ETA, era muy complicado tener interlocutores con los que tratar del conflicto. Y es que conviene no dejarse engañar. Siempre hubo contactos con ETA. Oficiales y oficiosos. No sólo aquellas conversaciones dirigidas publicitariamente desde el Gobierno de España. Las hubo de toda índole. Los hombres de Arzalluz lo tenían perfectamente organizado. Y cada vez que se reunía la Mesa de Ajuria Enea, se nos informaba al respecto.
La historia de José Antonio Urriticoechea es para una novela y película. A sus 69 años puede contar, si quiere, cómo se escapa, cómo vive en la clandestinidad, y cómo se las arregla para ser negociador constante a tres bandas: ETA-HB-Estado.
Siempre fue un hombre callado. Pero ahora, ante la justicia francesa, reclama que se le dé "patente" como gran negociador en el proceso que concluye en mayo de 2018 con la disolución (?) de ETA. Pero hay algunas lagunas para el gran público.
Una vez amortizado el grupo de etarras con sede en Santo Domingo, liderado por Antxon Echebeste, Ignacio Aracama -Macario-, Iturbe Abasolo y Belén González Peñalba - Carmen- , se hace preciso disponer un líder aceptado por todos. "El eneral" está presente en las conversaciones de Suiza en el 2006 y las de Oslo en el 2011, y desde luego como voz autorizada al anuncio público y televisado del final de ETA.
Pero lo más importante es el operativo que llevaron a cabo entre ‘Ternera’ -en la clandestinidad- y Otegui en la legalidad, si bien desde la cárcel, dónde se siente más seguro, ya que los disidentes de ETA pueden optar pos aplicarles el mismo trato que a Petur y Yoyes. En la organización y mientras manden las pistolas, nadie está autorizado a emprender un proceso hacia la paz.
Conviene recordar que ETA estaba fundamentada en tres pilares. Los comandos. Los legales que forman parte del aparato político. Los presos y sus familias. Por lo tanto, resultó muy complicado alcanzar el objetivo, que no fue otro que desposeer a los "militares" del poder y a golpe asambleario decidir que lo ejerzan los civiles. Para ello fueron indispensables tres elementos. Una comisión de mediadores internacionales. Un grupo de dirigentes batasunos con prestigio en la sociedad abertzale. Un Gobierno que dialogara y cambiara cromos. Esos cromos seran mucho más baratos desde la persecución implacable de la comunidad internacional, y desde luego, las facilidades del Gobierno de Francia para la actuación en su territorio de los servicios de información de la Guardia Civil. Estában acorralados, les habían dejado sin santuarios de refugio, les habían minado las fuentes económicas y no les daban tregua las diferentes policías europeas. Por tanto, ¡había que negociar el alto el fuego definitivo, aunque fuera a la baja!. Aunque se mantenga por años la población penitenciaria. Aunque se obligue a los presos, auténticos símbolos, a pedir perdón y colaborar.
Por cierto, que una vez más debo decir que yo estaba en la Mesa de Ajuria Enea en la que Arzalluz explicó y convenció sobre la eficacia de la dispersión para los presos. Al estar separados, los más duros no podían ejercer su autoridad con amenazas para aquellos/as que buscaban una salida personal a su encierro.
Sostengo que Ternera ha sido una pieza fundamental para alcanzar la disolución de ETA, y que mantenerse más tiempo en la clandestinidad -pactada y vigilada- ha sido preciso para evitar que una vez declarado el alto el fuego definitivo, no hubiera algún grupo disidente que como pasó con el atentado en la T4 de Barajas, sorprenda a los que estaban negociando -de eso sabe mucho el dirigente socialista Eguiguren-.
Estos días hemos tenido la oportunidad de comprobar cómo la televisión nos recordaba la efeméride del día en que "el general" anunció que se terminaba la “lucha armada”; o esa imagen dramática de la lectura en sede parlamentaria poniendo nombre y apellidos a todos los asesinados por ETA.
Hubo un tiempo en que hasta los más positivistas no veían la fecha para la desaparición de la violencia de ETA. Aquellas reuniones en Ajuria Enea eran un intento de mostrar unidad en el espacio de los demócratas para que la población vasca y española no se desesperara con un “conflicto” eterno.