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Ernesto Ladrón de Guevara
Domingo, 25 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:

Continúa el plan para restringir nuestras libertades

Es evidente que vuelven a aplicarnos la suspensión de derechos y libertades fundamentales protegidos por la Constitución y los convenios internacionales sobre los derechos humanos. Parece que lo hacen en supuesto fraude de ley, puesto que solamente se pueden suspender esos derechos y libertades en situación de Estado de Excepción o de Sitio, no en el de Alarma. Y que la declaración de Estado de Sitio no es atribución de una Comunidad Autónoma sino del Gobierno de la nación que tiene la capacidad jurídica de aplicarlo en todo o en parte del territorio nacional. Es evidente que el Gobierno de la nación no quiere dar el paso de la declaración del Estado de Sitio porque ello deja en evidencia del palmario desastre producido por una gestión de la pandemia caótica, con consecuencias económicas aún impredecibles.

 

Doce mil científicos, tal como lo revelaba La Tribuna del País Vasco recientemente, entre los que se hayan renombrados virólogos, biólogos y médicos, declararon en un manifiesto la inutilidad de los confinamientos generalizados para afrontar las pandemias, habiendo otras medidas como las cuarentenas de zonas o de grupos humanos afectados por la epidemia que son factores de extensión de contagio, y las detecciones tempranas para contener su expansión. Nada de ello se hizo cuando hubo de hacerse, se restringieron los derechos fundamentales del conjunto de la población española y cuando se doblegó la curva se hizo un llamamiento a la normalización de la actividad. El Gobierno se fue de vacaciones.

 

Un mes más tarde la pandemia ha vuelto, o eso nos dicen. Lo que no sabemos es si los datos estadísticos han sido sobredimensionados respecto a la primera pandemia como efecto de aplicaciones de unas pruebas sospechosas de no ser específicas para el virus Sars Cov 2, y confundiéndose con otro tipo de afecciones respiratorias no compatibles. Me consta que se están aplicando las pruebas PCR a los afectados por otros trances episódicos de escasa entidad como faringitis o catarros. No sabemos si esas pruebas detectan como coronavirus esos estados transitorios. A mí mismo me prescribieron hacerme la prueba sin diagnóstico presencial cuando lo que tenía era una simple faringitis, que es recurrente todos los años debido a que de niño me extirparon las amígdalas. A los tres días estaba como nuevo y es evidente que si me hubieran hecho la PCR probablemente hubiera dado positivo sin serlo. Y lo más grave es que la medicina primaria no atiende ni enfermedades crónicas que requieren revisión periódica ni esas situaciones propias de estados transitorios. Con lo cual estamos tirando por tierra el prestigio de una Sanidad que creíamos puntera.

 

Es todo sumamente contradictorio y caótico que genera razonables dudas en la población. Preguntas como… ¿Será que los políticos que respaldan la Agenda 2030 quieren restringir nuestros derechos? ¿Estarán utilizando la pandemia para hacerlo? ¿Se trata de una ingeniería social para que vayamos asumiendo nuestro papel de simples individuos doblegados y sometidos para aplicarnos, en lo sucesivo, programas de control poblacional y medidas propias de Estados totalitarios? Son razonables estas preguntas a la luz de lo que vemos en la clase política, salvo una excepción, la de Vox,  al que atacan por tierra, mar y aire, ya que se sale del raíl de lo políticamente correcto, que es lo caracteriza a esta izquierda antipatriótica, filoseparatista y del conglomerado masónico.

 

Voy a poner un solo ejemplo, pero podríamos añadir muchos más.

 

Cierran los parques infantiles, pero obligan a los padres a llevar a sus hijos a los centros educativos. Si realmente lo que dicen del abrumador aumento de los contagios es verdad, que yo no estoy en condiciones de negar, cualquier mente mínimamente amueblada y racional conjeturará que el virus se expande igual en cualquier lugar, pero más aún en espacios cerrados. Eso nos dicen. ¿Entonces, qué ocurre? ¿Los niños se contagian en los momentos de ocio, pero no en los escolares?

 

Nos dicen que uno de los factores que provocan la extensión de la pandemia es el de las reuniones familiares. Parece también lógico. Pero la pregunta que me hago es por qué los niños se contagian en los parques infantiles y en las escuelas, no.  Y, sobre todo, por qué se persigue con un afán inquisitorial propio de Estados policiales a los padres que no llevan a sus hijos al colegio por miedo al contagio, porque hay familiares de alto riesgo en contacto con esos niños, porque los propios niños tienen afectaciones que le hacen ser susceptibles de riesgo grave, o, simplemente, porque los padres no quieren llevar a sus hijos a las aulas en estas condiciones. Y esas amenazas han llegado al caso de sugerir a los padres que pueden ser privados de la patria potestad y otras medidas coactivas y amenazantes.

             

Son tantas las contradicciones que al menos a mí me da la impresión de que esto de los Estados de Alarma y medidas excepcionales van de otra cosa y no tanto de la pandemia. Yo no hago con ello cuestionamiento de que el virus sigue expandiéndose entre la población, ni tampoco la naturaleza de este virus.

 

Según dicen, Casado y Arrimadas, con la compañía de Ana Botín, y otros importantes banqueros de la trama mundialista, asisten a las reuniones del Club Bilderberg. ¿Recibieron instrucciones de aislar y marginar con todas las armas de exclusión imaginables al partido Vox? ¿Recibieron instrucciones de atacar la honorabilidad y dignidad de su presidente y portavoz parlamentario? Todo parece indicar que sí a tenor de las infamias aplicadas a Santiago Abascal, al que conozco bien por su pertinaz lucha contra el terrorismo de ETA, y que constituye un ejemplo de resistencia al totalitarismo nacionalista antiespañol.

 

¿Tiene algo que ver todo ello con lo que escribo en este artículo? Mi olfato político me dice que sí. A veces la intuición sobrepasa a las evidencias, que son bastante obvias.

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