El catecismo catalanista y el manual del buen independentista
Para empezar, cuatro artículos de reflexión genérica: Francesc de Carreras, sobre la vacuidad de nuestra política, Ruíz Soroa y Rosa Montero, sobre los populismos, García de Cortázar, sobre el fracaso de la república en España, y Fernando Savater, sobre el abuso del “pueblo”.
De entre los vectores de la actualidad periodística (la realidad puede ir por otro lado), se observa que el deseo de criticar a Pablo Iglesias le está dando una publicidad inusitada. Esta semana le ha tocado a la ‘comprensión’ que ha manifestado el líder de Podemos por las ‘explicaciones políticas’ de la violencia de ETA. No le han faltado reproches, en particular, de las víctimas. Por otro lado, a Sortu empieza a estorbarle ETA y reclama su pronta desaparición, los presos vuelven a agitarse, y las instituciones vascas muestran una vez más su escora. COVITE y Fundación de Víctimas siguen en la batalla contra la impunidad.
Nos llegan noticias contradictorias de la implantación de la Ley Wert: el ministro deja en manos de la Generalitat el establecimiento de la ‘proporción razonable’ de castellano en las escuelas, se calcula el coste para la Generalitat de la escolarización en castellano fuera del circuito público, pero Rigau afirma que no tiene previsto pagar nada, no sólo eso, sino que Mas-Collel amenaza con ‘guerra’, mientras que El País anuncia que Cataluña implantará la Ley a partir del próximo septiembre. Àlex Salmon afirma que la ley da facultad a los centros para organizarse como deseen (!). Entre tanto, la Generalitat ordena que las urgencias se atiendan sólo en catalán.
Mercè Vilarrubias denuncia la descarada utilización política de los escolares por parte de Somescola en una semana en que José García Domínguez utiliza el libro de nuestra amiga como pie para repasar el catecismo catalanista (y también se publica un manual del buen ‘independentista’). Sin embargo, la polémica de la semana proviene de la locuacidad compulsiva de los precandidatos socialistas nacionales y autóctonos (mientras se consuma la escisión de los secesionistas más impacientes) en una carrera para ver quien muestra la sonrisa más complaciente con el nacionalismo. A última hora, el candidato Sánchez ya se ha desdicho, demostrando que cambian los líderes pero no los modos.
Se agitan los flecos de la proclamación de Felipe VI. Cuando el debate sobre la forma de estado parecía superado, el Parlament pide un referéndum sobre la continuidad de la Monarquía, petición de la que se hace cargo (con bisturí) Fernando García de Cortázar. Numerosas voces han continuado reclamado la intervención del nuevo Rey para ‘mediar’ en el ‘conflicto’ con Cataluña, Arcadi Espada escribió un artículo contundente sobre la cuestión. También se pronunció Xavier Pericay. Societat Civil Catalana se abre espacio en la actualidad y se diversifica. Su vicepresidente describía en su blog los rasgos del victimismo nacionalista y Arcadi Espada la voluntad ‘extranjerizante’ del mismo. Jordi Carrillo esbozó el posible proceder de ‘el proceso’ y su control. También fue noticia la denuncia de unos padres por el acoso sufrido por su hija por ir con una bandera.
Y terminemos con una de mucha pena y otra de risa (por una vez de etnicismo foráneo, aunque no menos llamativo). Y, desde luego, más, mucho Mas…
Para empezar, cuatro artículos de reflexión genérica: Francesc de Carreras, sobre la vacuidad de nuestra política, Ruíz Soroa y Rosa Montero, sobre los populismos, García de Cortázar, sobre el fracaso de la república en España, y Fernando Savater, sobre el abuso del “pueblo”.
De entre los vectores de la actualidad periodística (la realidad puede ir por otro lado), se observa que el deseo de criticar a Pablo Iglesias le está dando una publicidad inusitada. Esta semana le ha tocado a la ‘comprensión’ que ha manifestado el líder de Podemos por las ‘explicaciones políticas’ de la violencia de ETA. No le han faltado reproches, en particular, de las víctimas. Por otro lado, a Sortu empieza a estorbarle ETA y reclama su pronta desaparición, los presos vuelven a agitarse, y las instituciones vascas muestran una vez más su escora. COVITE y Fundación de Víctimas siguen en la batalla contra la impunidad.
Nos llegan noticias contradictorias de la implantación de la Ley Wert: el ministro deja en manos de la Generalitat el establecimiento de la ‘proporción razonable’ de castellano en las escuelas, se calcula el coste para la Generalitat de la escolarización en castellano fuera del circuito público, pero Rigau afirma que no tiene previsto pagar nada, no sólo eso, sino que Mas-Collel amenaza con ‘guerra’, mientras que El País anuncia que Cataluña implantará la Ley a partir del próximo septiembre. Àlex Salmon afirma que la ley da facultad a los centros para organizarse como deseen (!). Entre tanto, la Generalitat ordena que las urgencias se atiendan sólo en catalán.
Mercè Vilarrubias denuncia la descarada utilización política de los escolares por parte de Somescola en una semana en que José García Domínguez utiliza el libro de nuestra amiga como pie para repasar el catecismo catalanista (y también se publica un manual del buen ‘independentista’). Sin embargo, la polémica de la semana proviene de la locuacidad compulsiva de los precandidatos socialistas nacionales y autóctonos (mientras se consuma la escisión de los secesionistas más impacientes) en una carrera para ver quien muestra la sonrisa más complaciente con el nacionalismo. A última hora, el candidato Sánchez ya se ha desdicho, demostrando que cambian los líderes pero no los modos.
Se agitan los flecos de la proclamación de Felipe VI. Cuando el debate sobre la forma de estado parecía superado, el Parlament pide un referéndum sobre la continuidad de la Monarquía, petición de la que se hace cargo (con bisturí) Fernando García de Cortázar. Numerosas voces han continuado reclamado la intervención del nuevo Rey para ‘mediar’ en el ‘conflicto’ con Cataluña, Arcadi Espada escribió un artículo contundente sobre la cuestión. También se pronunció Xavier Pericay. Societat Civil Catalana se abre espacio en la actualidad y se diversifica. Su vicepresidente describía en su blog los rasgos del victimismo nacionalista y Arcadi Espada la voluntad ‘extranjerizante’ del mismo. Jordi Carrillo esbozó el posible proceder de ‘el proceso’ y su control. También fue noticia la denuncia de unos padres por el acoso sufrido por su hija por ir con una bandera.
Y terminemos con una de mucha pena y otra de risa (por una vez de etnicismo foráneo, aunque no menos llamativo). Y, desde luego, más, mucho Mas…











