Viernes, 03 de Octubre de 2025

Actualizada Viernes, 03 de Octubre de 2025 a las 07:17:02 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Javier Salaberria
Viernes, 18 de Julio de 2014 Tiempo de lectura:

Ramadán en minoría

[Img #4630]Perdonad mi falta de puntualidad en la cita semanal con La Tribuna del País Vasco. Estoy en pleno mes de ayuno en una época del año en el que se hace especialmente difícil por la duración de los días y el calor. Afortunadamente para los musulmanes vascos el clima aquí no es tan riguroso como en otros lugares de España. Aun así, practicar el ayuno en julio implica levantarse a las 4:30 de la madrugada para realizar el Suhur o desayuno, clave para la hidratación y nutrición de la jornada. Hasta alrededor de las 21:45, hora de la puesta del sol y de la ruptura del ayuno con el Iftar, ni comida ni bebida en un periodo que supera las 16 horas.

 

Lo ideal es dedicar este mes lunar a meditar, leer, pasear, rezar y estar en conexión con los que comparten el mismo estado espiritual y con la familia. Pero no siempre podemos paralizar nuestras rutinas y cambiar de hábitos. Ramadán debería ser un mes para tomarse una vacaciones del mundanal ruido y dedicarlo a escuchar la sinfonía del interior. Obligaciones familiares, laborales y de nuestro estilo de vida moderno nos limitan el verdadero propósito y bendición de ayunar, que para muchas personas se antoja ya un arcaísmo que ha sobrevivido milagrosamente a una época de cambios trepidantes.

 

Hacemos lo que podemos, que es bastante meritorio, adaptando nuestra cotidianeidad a esta obligación que es un pilar de la disciplina vital musulmana, un contrato vitalicio entre el siervo y su Señor.

 

Cuando cada día acudo puntual a la cita de la puesta del sol que observo desde mi terraza, rompo el ayuno meditando sobre las dificultades del día, sobre el complejo escenario que nos ha tocado vivir, sobre la hermosura de la naturaleza que se muestra en todo su esplendor en la bahía, bosques, jardines y montes cercanos. También hay un momento para el recuerdo de los seres queridos, vivos y muertos. No falta hacer un repaso de mis debilidades y fortalezas, así como sobre el trabajo. Es un momento mágico, parecido al que supongo será el tránsito de la vida a la muerte.

 

Rompemos el ayuno con una súplica: “Que Dios acepte este día de ayuno y nos conceda su bendición y perdón, purificándonos con él”. Bebemos algo de leche, agua o zumo y comemos unos dátiles, fruta fresca y frutos secos. Después hacemos la oración del anochecer antes que oscurezca del todo y puedan verse ya las estrellas.

 

Tras la oración, una sopa, bien sea la tradicional Harira marroquí o la innovadora Porrusalda vasca incorporada a estas fechas señaladas que nos recompondrá del todo el organismo. Mas tarde la cena y las oraciones nocturnas del Tarawih. Un sueño ligero y vuelta a empezar.

 

El mundo no se detiene por nosotros. Más aun cuando vives tu religión en minoría y casi en el ostracismo. Así que este mes es un mes bendecido pero también una importante yijad o esfuerzo interior en el que nuestras convicciones se ponen a prueba.

 

Dicen los maestros que al cerrar las puertas de los sentidos se abren las puertas de lo interno. Y así sucede. Pero también ocurre que podemos estar alterados e intoxicados de modo que la percepción del entorno no es la habitual. Por eso se aconseja cierto aislamiento o retiro espiritual mientras dura el ayuno. Cosa esta que la mayoría de los musulmanes europeos no pueden permitirse, vinculados como están a agendas y horarios que no tienen en cuenta sus obligaciones religiosas.

 

Así que os pido paciencia y comprensión conmigo y con ellos si no nos encontramos al cien por cien en nuestros trabajos o preferimos no conversar demasiado y evitar ciertos lugares o situaciones.

 

La mayoría nos adaptamos lo mejor que podemos a estas circunstancias pero a veces la deshidratación, la debilidad, la falta de sueño y el cansancio pasan factura. Y podemos descarrilar. Un gesto amable y solidario por parte de los que no ayunáis condimentaría de lujo la convivencia en diversidad y, de paso, os hará partícipes de la baraka o bendición del que ayuna. Gracias por vuestra comprensión.

 

(*) En la imagen, el Grupo de Diálogo Intercultural de la Universidad de Pittsburgh (Pennsylvania, EE.UU.) junto al Centro Cultural Turco de Pittsburgh celebrarán esta ruptura de ayuno pública y gratuita en Ramadán para hermanar a las distintas comunidades de la ciudad

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.