Voces del interior y del exterior
La noticia de la semana ha estallado precisamente en su ocaso, el exhonorable Jordi Pujol, en un movimiento táctico para intentar salvar los muebles, confiesa parte de sus delitos fiscales. Además de las numerosas opiniones, de todo tipo, es particularmente interesante el recurso a las hemerotecas que se ha dado en las redes sociales. (¿Acaso huyó Duran Lleida para evitar los cascotes?). Continuará.
La segunda noticia de alcance ha sido la publicación de unas balanzas fiscales que no justifican el victimismo nacionalista dejándolo sin coartada. Las balanzas, ¿son el método de cálculo adecuado? Su publicación, ¿acaso no representa un triunfo del lenguaje nacionalista? Vean si no las primeras reacciones.
El País viene publicando una serie de reportajes para dar voz a quienes no tienen protagonismo en el baile secesionista. Los manifiestos siguen dando que hablar. Francesc de Carreras hace honor al premio Tolerancia con una intervención apaciguadora. También intervino Miquel Roca. Corre mucha ironía sobre el federalismo, al que se le pide una definición más clara, pero el peso de las críticas recae, en general, sobre el eufemismo de las terceras vías, que hay quien las considera fantasmas y se les exige mayor concreción, igualmente.
José Luis Álvarez retrata con clarividencia qué es lo que va a pasar, las hemerotecas parecen darle la razón, y Fernando Sánchez nos da cuatro ángulos en los que fijar anclajes para resolver el ‘problema catalán’. Aparentemente, es posible un pacto entre el PP y el ‘nuevo’ PSOE, pero muchos estamos con la mosca detrás de la oreja, porque la trayectoria socialista dista de ser rectilínea y diáfana y el inminente cara a cara entre Rajoy y Mas tiene todas las probabilidades de resultar un fiasco. La reforma constitucional gana adeptos (?). Pero, a fin de cuentas, de momento lo que cabe esperar es más pobreza o incluso algo peor.
Afortunadamente, cada vez hay más voces desde el exterior que vienen en nuestra ayuda. Es el caso de Michael Ignatieff o de Manuel Valls, en quien tanto confiaban. Ni siquiera el señuelo del dulce ‘derecho a decidir’ les ha sido propicio, aunque les da igual, siguen impertérritos a lo suyo.
Y dos noticias de interés: el Ayuntamiento de Barcelona no apoyará los actos de ANC y Òmnium previstos para el 11-S. El esfuerzo de los voluntarios de SCC permite pinchar el globo de la participación en la Vía Catalana.
Un espléndido artículo de Fernando Savater nos da doctrina y nos serena el espíritu, otro de Sonia Sierra da la réplica a un engendro publicado por Agustí Colomines del que ya nos hicimos eco hace un par de semanas. Hermann Tertsch aprovecha los (malos) hábitos lingüísticos para denunciar lo que ocurre en España con las lenguas y la nación. Las AEB piden al presidente del gobierno su intervención para acabar con la desobediencia de Mas, mientras sigue el goteo de multas lingüísticas. Las empresas se doblegan ante la imposición. En la CAV el PNV mantiene sus chiringuitos y sigue derrochando a cuenta de la lengua. Y acabaremos con una defensa del bilingüismo excepcional por el medio en que se publica.
El protagonismo periodístico adquirido por el secesionismo catalán se ha unido a la inacabable agonía de ETA para robar actualidad a los abertzales. Esta semana todo se reduce a un magnífico artículo de Rogelio Alonso. Lo demás se reduce a luchas intestinas o ‘justicia’ abertzale.
Y no se vayan a creer que eso es todo, hay más, mucho Mas.
La noticia de la semana ha estallado precisamente en su ocaso, el exhonorable Jordi Pujol, en un movimiento táctico para intentar salvar los muebles, confiesa parte de sus delitos fiscales. Además de las numerosas opiniones, de todo tipo, es particularmente interesante el recurso a las hemerotecas que se ha dado en las redes sociales. (¿Acaso huyó Duran Lleida para evitar los cascotes?). Continuará.
La segunda noticia de alcance ha sido la publicación de unas balanzas fiscales que no justifican el victimismo nacionalista dejándolo sin coartada. Las balanzas, ¿son el método de cálculo adecuado? Su publicación, ¿acaso no representa un triunfo del lenguaje nacionalista? Vean si no las primeras reacciones.
El País viene publicando una serie de reportajes para dar voz a quienes no tienen protagonismo en el baile secesionista. Los manifiestos siguen dando que hablar. Francesc de Carreras hace honor al premio Tolerancia con una intervención apaciguadora. También intervino Miquel Roca. Corre mucha ironía sobre el federalismo, al que se le pide una definición más clara, pero el peso de las críticas recae, en general, sobre el eufemismo de las terceras vías, que hay quien las considera fantasmas y se les exige mayor concreción, igualmente.
José Luis Álvarez retrata con clarividencia qué es lo que va a pasar, las hemerotecas parecen darle la razón, y Fernando Sánchez nos da cuatro ángulos en los que fijar anclajes para resolver el ‘problema catalán’. Aparentemente, es posible un pacto entre el PP y el ‘nuevo’ PSOE, pero muchos estamos con la mosca detrás de la oreja, porque la trayectoria socialista dista de ser rectilínea y diáfana y el inminente cara a cara entre Rajoy y Mas tiene todas las probabilidades de resultar un fiasco. La reforma constitucional gana adeptos (?). Pero, a fin de cuentas, de momento lo que cabe esperar es más pobreza o incluso algo peor.
Afortunadamente, cada vez hay más voces desde el exterior que vienen en nuestra ayuda. Es el caso de Michael Ignatieff o de Manuel Valls, en quien tanto confiaban. Ni siquiera el señuelo del dulce ‘derecho a decidir’ les ha sido propicio, aunque les da igual, siguen impertérritos a lo suyo.
Y dos noticias de interés: el Ayuntamiento de Barcelona no apoyará los actos de ANC y Òmnium previstos para el 11-S. El esfuerzo de los voluntarios de SCC permite pinchar el globo de la participación en la Vía Catalana.
Un espléndido artículo de Fernando Savater nos da doctrina y nos serena el espíritu, otro de Sonia Sierra da la réplica a un engendro publicado por Agustí Colomines del que ya nos hicimos eco hace un par de semanas. Hermann Tertsch aprovecha los (malos) hábitos lingüísticos para denunciar lo que ocurre en España con las lenguas y la nación. Las AEB piden al presidente del gobierno su intervención para acabar con la desobediencia de Mas, mientras sigue el goteo de multas lingüísticas. Las empresas se doblegan ante la imposición. En la CAV el PNV mantiene sus chiringuitos y sigue derrochando a cuenta de la lengua. Y acabaremos con una defensa del bilingüismo excepcional por el medio en que se publica.
El protagonismo periodístico adquirido por el secesionismo catalán se ha unido a la inacabable agonía de ETA para robar actualidad a los abertzales. Esta semana todo se reduce a un magnífico artículo de Rogelio Alonso. Lo demás se reduce a luchas intestinas o ‘justicia’ abertzale.
Y no se vayan a creer que eso es todo, hay más, mucho Mas.