Se llamaba Aaron Kosminski
Desvelada la identidad de "Jack el Destripador"
Según informa el diario británico "Daily Mail", Jack el Destripador era un inmigrante polaco llamado Aaron Kosminski. El descubrimiento de la identidad del mítico criminal habría sido realizado después de que un empresario identificado como Russell Edwards comprara en 2007 el chal perteneciente a Catherine Eddowes, la segunda víctima del asesino (asesinada el 30 de septiembre de 1888) y entregara la ropa al doctor Jari Louhelainen, especializado en analizar pruebas genéticas de crímenes históricos.
Al parecer, el doctror Louhelainen consiguió extraer el ADN del material, que contenía tanto la sangre de Eddowes como el semen de su asesino. Tras verificar que la pieza de tela pertenecía a la fallecida a través del estudio genético de sus descendientes, Louhelainen procedió a comparar el semen del asesino con los sospechosos de la época.
El médico consiguió ponerse en contacto con una descendiente británica de la hermana de Kosminski, Matilda, con la que compartía ADN mitocondrial. "La primera muestra de ADN demostró una coincidencia del 99%. La segunda arrojó un 100%", explica el médico en el diario británico. "Fui capaz incluso de identificar la etnia y procedencia geográfica del ADN extraído, perteneciente al haplogrupo T1a1, común en las personas de etnia rusa y judía".
"Ahora, me siento orgulloso de decir, sin ningún genero de duda, que Aaron Kosminski es la identidad de Jack el Destripador".
Kosminski tenía 23 años en el momento de los asesinatos. Era un peluquero polaco que había escapado de los pogromos rusos en 1880, y fue considerado en la época como uno de los sospechosos más probables. Los documentos le señalaban como un "probable esquizofrénico paranoico con alucinaciones auditivas y propenso a la masturbación", de acuerdo con las notas del responsable de la investigación, el inspector jefe Donald Swanson.
La policía nunca consiguió recabar las pruebas necesarias para condenar a Kosminski, a pesar de que un testigo le situó en el escenario de uno de los crímenes. No obstante, las autoridades le pusieron bajo vigilancia constante hasta que finalmente fue ingresado en una clínica psiquiátrica donde permanecío hasta su muerte.
Según informa el diario británico "Daily Mail", Jack el Destripador era un inmigrante polaco llamado Aaron Kosminski. El descubrimiento de la identidad del mítico criminal habría sido realizado después de que un empresario identificado como Russell Edwards comprara en 2007 el chal perteneciente a Catherine Eddowes, la segunda víctima del asesino (asesinada el 30 de septiembre de 1888) y entregara la ropa al doctor Jari Louhelainen, especializado en analizar pruebas genéticas de crímenes históricos.
Al parecer, el doctror Louhelainen consiguió extraer el ADN del material, que contenía tanto la sangre de Eddowes como el semen de su asesino. Tras verificar que la pieza de tela pertenecía a la fallecida a través del estudio genético de sus descendientes, Louhelainen procedió a comparar el semen del asesino con los sospechosos de la época.
El médico consiguió ponerse en contacto con una descendiente británica de la hermana de Kosminski, Matilda, con la que compartía ADN mitocondrial. "La primera muestra de ADN demostró una coincidencia del 99%. La segunda arrojó un 100%", explica el médico en el diario británico. "Fui capaz incluso de identificar la etnia y procedencia geográfica del ADN extraído, perteneciente al haplogrupo T1a1, común en las personas de etnia rusa y judía".
"Ahora, me siento orgulloso de decir, sin ningún genero de duda, que Aaron Kosminski es la identidad de Jack el Destripador".
Kosminski tenía 23 años en el momento de los asesinatos. Era un peluquero polaco que había escapado de los pogromos rusos en 1880, y fue considerado en la época como uno de los sospechosos más probables. Los documentos le señalaban como un "probable esquizofrénico paranoico con alucinaciones auditivas y propenso a la masturbación", de acuerdo con las notas del responsable de la investigación, el inspector jefe Donald Swanson.
La policía nunca consiguió recabar las pruebas necesarias para condenar a Kosminski, a pesar de que un testigo le situó en el escenario de uno de los crímenes. No obstante, las autoridades le pusieron bajo vigilancia constante hasta que finalmente fue ingresado en una clínica psiquiátrica donde permanecío hasta su muerte.











