Lisboa
A Brasileira, la puerta del Chiado
Cada vez que llego a Lisboa no dejo de hacer una visita al emblemático A Brasileira, un bellísimo bistró de comienzos del pasado siglo (año 1905) en el que el patriarca de las letras portuguesas, Fernando Pessoa, escribió los esbozos de algunas de sus mejores obras (en los años ochenta se inauguró en la terraza de la cafetería una escultura en bronce que representa al poeta en una mesa del café) y en el que siempre es un pequeño pero inmenso placer saborear una excelente bica (cortado) de café, un moscatel de Setúbal o un buen vino de Oporto.
A Brasileira, a través de la Rua Garrett, es una preciosa puerta de entrada art decó al seductor, mágico y entrañable barrio lisboeta del Chiado, varias veces azotado por incendios y terremotos, pero que guarda aún, con el tesón de siempre, las esencias de una Portugal que es una pletórica y extraña mezcla de fados, saudade, coladas en los balcones, el mejor bacalao a la brasa del mundo, sardinas asadas, miradores hacia el mar, librerías imposibles, callejuelas inverosímiles, tranvías decadentes y un misterioso, y permanente, aroma de modernidad.
El Chiado es todo eso, y La Brasileira es, desde hace más tiempo del que la propia Lisboa puede recordar, el guardián fiel de este barrio tradicional de la Lisboa de siempre, localizado entre el Barrio Alto y la Baja Pombalina.
Volveremos, sin duda, a esta ciudad.
Cada vez que llego a Lisboa no dejo de hacer una visita al emblemático A Brasileira, un bellísimo bistró de comienzos del pasado siglo (año 1905) en el que el patriarca de las letras portuguesas, Fernando Pessoa, escribió los esbozos de algunas de sus mejores obras (en los años ochenta se inauguró en la terraza de la cafetería una escultura en bronce que representa al poeta en una mesa del café) y en el que siempre es un pequeño pero inmenso placer saborear una excelente bica (cortado) de café, un moscatel de Setúbal o un buen vino de Oporto.
A Brasileira, a través de la Rua Garrett, es una preciosa puerta de entrada art decó al seductor, mágico y entrañable barrio lisboeta del Chiado, varias veces azotado por incendios y terremotos, pero que guarda aún, con el tesón de siempre, las esencias de una Portugal que es una pletórica y extraña mezcla de fados, saudade, coladas en los balcones, el mejor bacalao a la brasa del mundo, sardinas asadas, miradores hacia el mar, librerías imposibles, callejuelas inverosímiles, tranvías decadentes y un misterioso, y permanente, aroma de modernidad.
El Chiado es todo eso, y La Brasileira es, desde hace más tiempo del que la propia Lisboa puede recordar, el guardián fiel de este barrio tradicional de la Lisboa de siempre, localizado entre el Barrio Alto y la Baja Pombalina.
Volveremos, sin duda, a esta ciudad.