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Blas Piñar Pinedo
Jueves, 18 de Septiembre de 2014 Tiempo de lectura:

Cuando mantienen el derecho a matar, tienes que...

"Si se permite acabar con la vida del niño por nacer, cada vez será más difícil proteger el derecho a la vida de las demás personas. El derecho a la vida es el primer y fundamental derecho que garantiza todos los demás, incluido el de la libertad", sentenció San Juan Pablo II. En la misma línea, la Beata Teresa de Calcuta llegó a decir: "El aborto mata la paz en el mundo... Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de matar a su propio hijo, ¿qué impide matar a otros? Ya no queda ningún impedimento".

La aplastante lógica de la ley moral defendida por dos grandes santos de nuestros días provoca histeria en los que sólo pueden justificar un diabólico crimen por frivolidad o negocio. El rechazo al aborto no es cuestión religiosa sino meridianamente racional. Por eso la fe católica es también una garantía para la vida contra ese relativismo insoportable que acaba justificando todo. Nada puede justificar matar al niño por nacer, ser indefenso que todos fuimos. Una sociedad corrompida en sus mismos fundamentos, camino de anular su futuro por falta de natalidad, contradictoria por exigir derecho y libertad sin deber ni responsabilidad, es el sostén de la cultura de la muerte que acaba siempre en asesinato o suicido.

No, no hay argumentos para el aborto. A favor del aborto son todo ataques de histeria y exabruptos, feminismo cínico que olvida a tantas mujeres que sufren empezando por las que se ven abocadas a destrozar vida en su mismo ser. También propaga el aborto un machismo que olvida su responsabilidad y esa cruel discriminación de las personas diferentes, esa eugenesia, otro nazismo de género moderno en el que se renuevan las ideologías socialistas a derecha e izquierda. Hay, por supuesto,  intereses e ignorancia: el aborto es, sobre todo, un negocio de millones ensangrentados, es ingeniería social para corromper, es la culminación de la ignorancia, ignorancia de la biología elemental e ignorancia de la moral fundamental. El aborto es un retrato siniestro que algunos embellecen con photoshop de eufemismos... El aborto es invertir el derecho, destruir la libertad, esconder la responsabilidad y abusar con soberbia sobre uno de nosotros, precisamente el más débil que espera nuestros besos y nuestras caricias... Y tú, progresista henchido de orgullo y soberbia, vas a triturar su cráneo para satisfacer tus excusas siempre miopes y cortoplacistas. Espera, ya termino, tengo que secarme las lágrimas...

 

Cuando los mataderos de tantos hijos destrozan en España trescientas madres al día para arrancarles la vida que sienten en su interior, cuando el Gobierno incumple el programa otra vez traicionando una cuestión fundamental para millones de españoles -miles se juegan la vida-, cuando se mantiene en nuestra sociedad que matar es un derecho, cuando se hunde el futuro por un agobiante egoísmo concretado en una bajísima natalidad, cuando la cultura de la muerte avanza contra los cimientos mismos de la civilización, tienes que ir el domingo 21 a la Marcha por la Vida de tu ciudad para gritar con fuerza por un derecho elemental, el derecho a vivir.

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