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Jacobo de Andrés
Miércoles, 22 de Octubre de 2014 Tiempo de lectura:

¡Qué valiente es Pedro Almodóvar!

[Img #5074]Durante una reciente entrevista radiofónica, el director de cine Pedro Almodóvar se ha expresado con la “bravura” y el arrojo que dedica habitualmente a criticar determinados aspectos de la vida política y social española.  En opinión del realizador, los españoles son casi unos santos por no echarse al cuello de quienes dilapidaron más de 15 millones de euros en nueve años con unos plásticos de Caja Madrid ajenos a las reglas fiscales. “Si yo hubiera sido un hombre analfabeto, gallego, que me hubieran hecho firmar con el dedo porque no sé escribir y me entero del asunto de las tarjetas opacas, de verdad, me voy y espero al señor Blesa o al señor Rato y le corto el gañote".

 

El caso de Pedro Almodóvar, el mismo que hace unos meses definía a las víctimas del terrorismo como “voces llenas de odio” o “jóvenes  bárbaros”, es digno de estudio en su siempre parcial valentía. Y es que, por ejemplo, jamás hemos escuchado a este individuo tan arrojado, en los más de treinta años que lleva dando la murga en España, adjetivar con semejante dureza a los asesinos etarras, a los portavoces políticos de éstos,  a la violenta izquierda radical o a los ultranacionalistas vascos o catalanes que un día sí y otro también, entienden, comprenden y justifican las más variadas barbaries. De hecho, el ahora tan “combativo” Pedro Almodóvar, a comienzos de los años ochenta, cuando la banda terrorista ETA asesinaba a un ciudadano cada tres días, escribía y cantaba canciones tan “comprometidas” e “intrépidas” como aquella que decía “Suck it to me” (¡chúpamela!), o dirigía películas no menos comprometidas como “Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón”. Todo un valiente, este Almodóvar.

 

En su conversación radiofónica con la no menos “comprometida” Gemma Nierga (la misma que mirada con una sonrisa idiota en la boca las concentraciones de Basta Ya! en San Sebastián), Pedro Almodóvar daba a entender  que le resulta “tremendo” lo que ha visto durante los últimos años en España. Pero a Pedro Almodóvar no le resultaba igual de tremenda en su momento, por ejemplo, la negociación política que el Gobierno de su adorable José Luis Rodríguez Zapatero mantenía con la banda terrorista ETA o el hecho de que la izquierda miserable a la que pertenece no haya tenido ningún pudor en coaligarse con algunas de las formaciones políticas más reaccionarias, filofascistas y extremistas que hay en este país (PNV o ERC, por ejemplo).

 

Hay muchos nacionalistas y muchos presuntos progresistas que, como Pedro Almodóvar, se muestran muy bravos a la hora de insultar al Gobierno del PP, a políticos de alto rango, a las fuerzas de seguridad, a Angela Merkel o a los Estados Unidos. Pero curiosamente, estos personajes se convierten se convierten en auténticos mudos cuando se trata de hablar del terrorismo de ETA, de las idioteces totalitarias de los nacionalismos periféricos o de las salvajadas de los islamistas del Estado Islámico o de Hamas.

 

Y es que, claro, resulta muy sencillo, muy rentable, muy “cool”, y muy seguro físicamente, insultar a esa “casta” a la que ellos mismos pertenecen. Pero, por el contrario, resulta mucho más incómodo, más peligroso y, sobre todo, mucho menos provechoso política, social y económicamente en el ámbito presuntamente progresista de opinión, decir públicamente otras cuestiones algo más peliagudas como, por ejemplo, que la democracia española y las libertades de todos los ciudadanos están en peligro por la demagogia populista de “izquierda”, por los ataques independentistas vascos y catalanes, por la amenaza terrorista siempre presente y por los silencios cómplices de tantos integristas “bizarros” que, como Pedro Almodóvar,  solamente quieren “cortar los gañotes” de los sinvergüenzas que no son de los suyos.

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