Premio Nacional de Narrativa
Fallece el escritor Ramiro Pinilla a los 91 años de edad
La cultura vasca llora la muerte en Guecho (Vizcaya) del escritor Ramiro Pinilla a los 91 años de edad. En su historia literaria se agrupan 24 novelas y recopilaciones de cuentos, un ensayo y nueve premios de literatura. El año pasado obtuvo su segundo Premio Euskadi por la obra “Aquella edad inolvidable”.
Pinilla nació en Bilbao el 13 de septiembre de 1923 y su nombre siempre ha estado vinculado con la narrativa en español. Comenzó trabajando como marino mercante, pero le bastaron dos años para darse cuenta que aquello no era lo suyo. Su idea era convertirse en escritor. Sin embargo, el camino del oficio de las letras no fue sencillo. Tuvo que repartir su jornada laboral en una fábrica de gas mientras redactaba biografías de encargo.
A comienzos de la década de los sesenta llegaron los primeros premios a sus trabajos con el Premio Nadal (1960) y el Premio Nacional de la Crítica (1961) con la novela “Las ciegas hormigas”, mientras que en 1971 fue finalista del Premio Planeta con “Seno”.
Pese al éxito de crítica, el escritor bilbaíno pasó a publicar fuera de los circuitos comerciales a través de “Libropueblo”, una pequeña editorial artesanal fundada por él mismo y que sólo distribuía en Bilbao y a precio de coste. Algunos de los títulos publicados de esta forma fueron “Recuerda, oh recuerda” (1974), “Primeras historias de la guerra interminable” (1977), “Andanzas de Txiki Baskardo” (1980), “Quince años” (1990) y “Huesos” (1997). La publicación en 2004 y 2005 de la trilogía “Verdes valles, colinas rojas” devolvió a Pinilla al primer plano literario y fue merecedor del Premio Euskadi, del Premio Nacional de la Crítica y del Premio Nacional de Narrativa (2005).
“Verdes valles, colinas rojas” es un proyecto al que dedicó más de 20 años de su vida y que recorre la historia del País Vasco desde finales del siglo XIX a través de dos familias enfrentadas y que le sirvió para demostrar, utilizando los mitos, las contradicciones del nacionalismo. “El nacionalismo en una fe que cierra las puertas a la razón. El nacionalista vive en una contradicción y es insolidario”, afirmó en una entrevista publicada en El País en 2005. “El nacionalismo –continúa– está enamorado de los orígenes. Reconoce que sus mitos no pueden ser verdad, pero desea que lo sean”.
Sus últimas obras han sido “La higuera” (2006), “Sólo un muerto más” (2009), sus narraciones breves “Los cuentos” (2011) y “Aquella historia inolvidable” (2012) con el que recibió el Premio Euskadi de Literatura en castellano. El jurado calificó el trabajo de Pinilla como “una hermosa novela sobre la juventud y la fidelidad, el éxito y el fracaso”.
El autor reconoció que en la novela premiada había elementos biográficos ya que su padre le llevaba de la mano a los partidos de fútbol cuando era niño. “Es una especie de testamento, de legado a esa cosa etérea que es la afición y la idolatría a un club, que no te explicas nunca porqué”, señaló.
El Gobierno de Íñigo Urkullu ha remitido un comunicado en el que se señala que el Ejecutivo autonómico “lamenta profundamente el fallecimiento del escritor vizcaíno Ramiro Pinilla, autor estrechamente vinculado al País Vasco. Su obra es reflejo de la implicación emocional y los nexos sentimentales del autor con su país y sus orígenes. A lo largo de su trayectoria, y en distintos formatos, Pinilla se ha mostrado siempre muy comprometido con la realidad social y política de su país, con una notable aportación a la vivencia colectiva”.
La cultura vasca llora la muerte en Guecho (Vizcaya) del escritor Ramiro Pinilla a los 91 años de edad. En su historia literaria se agrupan 24 novelas y recopilaciones de cuentos, un ensayo y nueve premios de literatura. El año pasado obtuvo su segundo Premio Euskadi por la obra “Aquella edad inolvidable”.
Pinilla nació en Bilbao el 13 de septiembre de 1923 y su nombre siempre ha estado vinculado con la narrativa en español. Comenzó trabajando como marino mercante, pero le bastaron dos años para darse cuenta que aquello no era lo suyo. Su idea era convertirse en escritor. Sin embargo, el camino del oficio de las letras no fue sencillo. Tuvo que repartir su jornada laboral en una fábrica de gas mientras redactaba biografías de encargo.
A comienzos de la década de los sesenta llegaron los primeros premios a sus trabajos con el Premio Nadal (1960) y el Premio Nacional de la Crítica (1961) con la novela “Las ciegas hormigas”, mientras que en 1971 fue finalista del Premio Planeta con “Seno”.
Pese al éxito de crítica, el escritor bilbaíno pasó a publicar fuera de los circuitos comerciales a través de “Libropueblo”, una pequeña editorial artesanal fundada por él mismo y que sólo distribuía en Bilbao y a precio de coste. Algunos de los títulos publicados de esta forma fueron “Recuerda, oh recuerda” (1974), “Primeras historias de la guerra interminable” (1977), “Andanzas de Txiki Baskardo” (1980), “Quince años” (1990) y “Huesos” (1997). La publicación en 2004 y 2005 de la trilogía “Verdes valles, colinas rojas” devolvió a Pinilla al primer plano literario y fue merecedor del Premio Euskadi, del Premio Nacional de la Crítica y del Premio Nacional de Narrativa (2005).
“Verdes valles, colinas rojas” es un proyecto al que dedicó más de 20 años de su vida y que recorre la historia del País Vasco desde finales del siglo XIX a través de dos familias enfrentadas y que le sirvió para demostrar, utilizando los mitos, las contradicciones del nacionalismo. “El nacionalismo en una fe que cierra las puertas a la razón. El nacionalista vive en una contradicción y es insolidario”, afirmó en una entrevista publicada en El País en 2005. “El nacionalismo –continúa– está enamorado de los orígenes. Reconoce que sus mitos no pueden ser verdad, pero desea que lo sean”.
Sus últimas obras han sido “La higuera” (2006), “Sólo un muerto más” (2009), sus narraciones breves “Los cuentos” (2011) y “Aquella historia inolvidable” (2012) con el que recibió el Premio Euskadi de Literatura en castellano. El jurado calificó el trabajo de Pinilla como “una hermosa novela sobre la juventud y la fidelidad, el éxito y el fracaso”.
El autor reconoció que en la novela premiada había elementos biográficos ya que su padre le llevaba de la mano a los partidos de fútbol cuando era niño. “Es una especie de testamento, de legado a esa cosa etérea que es la afición y la idolatría a un club, que no te explicas nunca porqué”, señaló.
El Gobierno de Íñigo Urkullu ha remitido un comunicado en el que se señala que el Ejecutivo autonómico “lamenta profundamente el fallecimiento del escritor vizcaíno Ramiro Pinilla, autor estrechamente vinculado al País Vasco. Su obra es reflejo de la implicación emocional y los nexos sentimentales del autor con su país y sus orígenes. A lo largo de su trayectoria, y en distintos formatos, Pinilla se ha mostrado siempre muy comprometido con la realidad social y política de su país, con una notable aportación a la vivencia colectiva”.