Martes, 07 de Octubre de 2025

Actualizada Martes, 07 de Octubre de 2025 a las 16:34:50 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 27 de Octubre de 2014 Tiempo de lectura:

El currículo educativo oculto de los abertzales

En este y siguientes artículos voy a desarrollar el asunto del adoctrinamiento explícito e implícito.

 

En el sistema educativo existe el currículo explícito, el que se contempla en las programaciones de forma expresa, y el implícito, aquel que se realiza de forma sibilina, solapada, encubierta, a través del llamado “currículo oculto”, el que realiza el profesor de forma no declarada, con intenciones indoctrinadoras, para dirigir el pensamiento y la percepción de los educandos hacia ciertos lugares comunes de determinados ámbitos ideológicos. Eso es adoctrinamiento, y debería estar perseguido por la ley, pues una cosa es la libertad de cátedra, que se entiende como lo que antaño se decía “cada maestrillo tiene su librillo”, y otra manipular a los alumnos para dirigirlos hacia determinados intereses o “comeduras de tarro ideológicas”. La ideología es buena si tiene valores humanos, es perniciosa desde el punto de vista educativo si se encamina hacia posiciones colindantes con el terrorismo, con la subversión contra el sistema democrático o contra las leyes nacidas de la voluntad general. Si altera el orden establecido surgido en las urnas, la verdad histórica, el sistema jurídico, o guía al alumnado hacia posiciones de alteración del orden público legítimo, o de sojuzgamiento de las víctimas, ensalzando al victimario, esa  ideología corrupta se convierte en un ariete contra el fundamento de la educación y es, además, un elemento de destrucción del objeto consustancial del hecho educativo. Y ese profesorado debería ser apartado de su función pues realiza la labor opuesta a la que se le encomienda por la propia naturaleza de las cosas.

 

Pero aún esta situación es más deleznable si es amparada o auspiciada desde las instancias de poder que tienen encomendada la fundamental misión de  velar por una educación en sentido estricto, desprovista de cualquier concomitancia con el adoctrinamiento como antítesis de la formación de espíritus libres, abiertos y críticos.

 

Permítaseme un ejemplo, aunque en sucesivos artículos incluiré una pequeña muestra más que ilustrará suficientemente lo que digo.

 

Un día me puse a limpiar mi desván eliminando múltiples papeles que ya no tienen utilidad. Entre ellos me encontré con un examen de Lengua y Literatura de primero de Bachillerato realizado a mi hija. El profesor en cuestión era conocido por su declarada afinidad a los proetarras.

 

El texto era de José Bergamín, poeta republicano exiliado en tiempos de Franco que cuestionó la transición democrática y justificaba la violencia como método para lograr la emancipación de los más débiles.

 

Esto decía el texto puesto por el profesor:

 

                                               “VER, OIR… Y NO CALLAR”

 

El ministro del Interior, o Gobernación, dijo a los guerrilleros de la ETA que si querían guerra la tendrían. Nosotros pensamos perogrullescamente que la tendrían aunque no la quisieran.

El ministro del Exterior, o Relaciones Exteriores, se va siempre fuera de España (como recientemente a Roma), y como a su ministerio de exterioridades le corresponde, también perogrullescamente, a decirles a los europeos (ahora a los romanos) lo que no quiere, o no sabe cómo, o no puede decirnos, dentro de España, a los españoles.

 

Por último, el ministro de Justicia nos dice, desde Murcia, que él no es carcelero mayor, sino notario mayor del Reino. ¿También perogrullada? Porque podríamos perogrullescamente deducir que su tardía visita a la siniestra prisión de Segovia la hizo ¿por dar fe?, para ‘levantar acta’.

                                                        28 de abril de 1976”

 

Este texto puede servir para dos cosas en un examen: para inculcar subrepticiamente la afinidad hacia la banda terrorista, en una situación tan comprometida como es una prueba evaludora o bien para descubrir a los alumnos no adictos a la idea terrorista para tenerlos debidamente “marcados”.

 

Este tipo de textos, en un examen, dejan huella mental, y sirven para pastorear al rebaño y llevarlo al correspondiente redil. No es nada inocente ni bienintencionado.

 

A continuación incluyo una imagen de un cartel de los que se utilizaban -¿se siguen utilizando?- para la enseñanza del euskera en el Instituto en el que yo trabajé, y supongo que en otros también.

 

[Img #5112]

 

Como se puede comprobar es una plaza, con una tanqueta de policía y un agente que patrulla por una acera. A la altura del tercer piso por encima del policía se observa una mano que lanza un tiesto sobre el policía. Esto en un contexto de atentados contra las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado en el que morían muchos servidores del Estado, que somos todos, se podría considerar atentado contra la autoridad. La imagen lo dice todo de lo que puede ser ese currículo oculto, esta vez amparado por las instituciones vascas, puesto que este tipo de “material didáctico” permaneció durante muchos cursos sin que nadie hiciera nada para impedirlo.

 

El resultado de todo ello, y del adoctrinamiento imperante, era éste. Como nuevamente una imagen vale más que mil palabras, incluyo una fotografía de prensa de la época en que Fernando Buesa, asesinado por la banda terrorista ETA el 22 de febrero de 2000, fue consejero de Educación publicada por el antiguo periódico EGIN, para dejar reflejo de la barbarie impune que ha transcurrido durante décadas con la impasibilidad de unos y con la complacencia y complicidad de otros.

 

[Img #5113]

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.