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Asociación por la Tolerancia
Jueves, 13 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:

Y llegó el día

Debo hacerme perdonar por partida doble. Primero, porque estoy seguro de que la cosa del 9-N la tienen algo más que oída, ¿cierto? La segunda, porque este ‘resumen’ llega a sus manos el día después. Las noticias y opiniones huelen muy pronto a naftalina y envejecen más aprisa que los seres humanos.

 

Lo ocurrido en la jornada de ayer puede resumirse en los titulares encadenados de estas columnas: Once años de épica sin réplica, Entre lo tremendo y lo irrelevante” y, tal vez, “Una rendición anunciada”. Esto es, sin duda, una simplificación, la realidad es compleja y es fácil torear desde la barrera. Cierto es, sin embargo, que han sido, no once, sino casi 30 los años en que los gobiernos y oposiciones se han puesto de perfil frente al crecimiento del secesionismo. Lo más interesante de lo leído (a toro pasado), se refiere al 10-N, como esto, esto o esto otro. No hemos visto exactamente el ‘empate de dos impotencias’ ni sabemos si la ‘voluntad del pueblo’ es mentirosa, pero sí parece cierto que se ha alzado el telón sobre la tragedia catalana y que debería darse por llegada la hora de gobernar para todos los catalanes.

 

¿Nos ha llevado a esto el ‘poder’ de un gestor de imagen? ¿la falta de objetividad de los medios de comunicación catalanes? ¿los excesos verbales? ¿el abandono de la tradición pactista del nacionalismo clásico? El caso es que con las masas, o detrás de ellas, hemos vivido un acto de sedición o un golpe de estado.

 

La semana ha sido periodísticamente vertiginosa: empezamos con amagos de recursos legales por parte de la Generalitat, siguió la suspensión cautelar por el TC y la desobediencia de Astut Mas, caceroladas, denuncias y otros juegos de entretener, fortalecimiento de Mas y enternecimiento del Gobierno, a los secesionistas les entra el susto y ven a Mas demasiado débil, se difunden sospechas de pacto entre Gobierno PSOE y CiU, el caos informativo del ‘gran’ día va perfilándose hacia una elevada participación, aspavientos de triunfo en el sector secesionista, peticiones de diálogo y críticas a Mariano Rajoy.

 

No han faltado tampoco críticas en el campo secesionista. Desde pronunciamientos contra el pseudoreferéndum hasta invocaciones contra el ‘President’, pero se ha impuesto la necesidad de ‘fer pinya. De nada valien las llamadas a la sensatez, los análisis rigurosos, las denuncias agrias, cada vez hay más gente convencida de que se ha agotado un modelo. Y eso que Libres e Iguales hizo cuanto pudo, dentro y fuera; como también Societat Civil Catalana y ‘Todos somos Cataluña. Habrá que armarse de paciencia y razones porque parece que viene más; el particularismo, sorprendentemente, crece, a pesar de lo funesto de sus consecuencias.

 

Al margen de todo esto, hemos sabido que el castellano es la lengua habitual en el área metropolitana, lo que debe ser excusa suficiente para que Mas se haya gastado 93,5 millones en normalizar el catalán (que ya está normalizado).

 

En el otro córner del nacionalismo, destaca que Interior se haya tenido que hacer cargo del pago de las escoltas retiradas por el PNV cuyo gobierno muestra, por otro lado, una memoria asimétricamente peculiar. El gigante Google, por su parte, también borra de forma irregular datos del terrorismo.

 

E, increíblemente, hay más, mucho, mucho Mas.

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