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Enrique Arias Vega
Sábado, 09 de Mayo de 2015 Tiempo de lectura:

Nadie defiende ninguna idea

[Img #6178]Acabaremos sin saber qué ideas ni qué valores representan tantos partidos políticos como tenemos porque las cambian de un día para otro y porque suelen hacer justo lo contrario de lo que prometen a sus electores.

 

Todos ellos son cada vez más marxistas, no en el concepto de Karl, sino en el de Groucho: “Estos son mis principios —decía el mayor de los hermanos Marx en una de sus películas—, pero si no le gustan tengo otros”.

 

Esto no sólo les sucede a los partidos clásicos —la “casta”, que dicen peyorativamente Pablo Iglesias y sus adláteres—, sino también a los recién venidos a las disputas electorales. Podemos, por ejemplo, en sólo unos meses ha dejado por el camino sus dos grandes promesas —la renta mínima garantizada y el impago de deudas abusivas—, para plantear en su lugar un programa que no asuste a las clases medias.

 

Sobre este transformismo político ha ironizado Esperanza Aguirre, uno de los pocos políticos consecuente con sus ideas, para decir: “Resulta que hoy día todo el mundo es social-demócrata”.

 

El parecido de las propuestas electorales en la actualidad es tal que los partidos suelen reprocharse unos a otros el haberse copiado las ideas, en vez de congratularse de que sus rivales acaben pensando como ellos. Eso se debe, probablemente, a que ninguno piense, a que ninguno tenga ideas propias que proponer aunque resulten antipáticas a parte de la población.

 

Todo es consecuencia de que los partidos, nacidos para defender los intereses de un sector concreto de ciudadanos, acaban por desentenderse de ellos para buscar el poder por el poder: lo importante no es, pues, explicar sus propósitos programáticos cuanto difamar a los rivales políticos para desbancarlos.

 

Así no es de extrañar que los grandes debates, como el de Podemos y Ciudadanos, no sea sobre sus respectivos pensamientos de cómo regenerar el país, sino si uno está financiado por Nicolás Maduro y el otro no tiene ni pajolera idea de cómo se usan las redes sociales.

 

¡Menudo nivel! 

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