La anomalía de la ultraderecha española
El avance de los grupos y partidos de ultraderecha en Europa es una obviedad, grupos como Amanecer Dorado en Grecia, el Frente Nacional en Francia (primera fuerza política, según las últimas encuestas), el NPD en Alemania o el avance por toda Europa de Pegida (Patriotas Europeos contra la islamización de Occidente), actualmente con franquicias en Austria, Bulgaria, Holanda, Noruega, Italia, Francia, Dinamarca, Suiza y España, en donde, por ejemplo “Amanecer Dorado” está inscrito en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio de Interior desde finales del pasado año.
Hay un denominador común en todos ellos: la islamofobia. Hay otros, pero la inmigración musulmana es el más importante y ya es el principal motivo de preocupación de, por ejemplo, los alemanes, con un 62% en las encuestas (julio del presente), seguido por el problema griego con un 38% y en tercer lugar el desempleo con un 9%. En algunos países del este, las cifras llegan a ser más destacables.
Se percibe la inmigración, especialmente la musulmana, que es la mayoritaria, como un problema económico porque genera gastos reales y visibles que se imputan exclusivamente a los inmigrantes y se consideran cantidades a retraer de otras partidas presupuestarias a nivel administrativo local, nacional o europeo.
También se considera un problema de seguridad, y el incremento de atentados por parte del autodenominado Estado Islámico y la progresiva extensión de un difuso califato y de una yihad de difícil comprensión, cambia la percepción de seguridad en Occidente. Y alimenta la convicción de que el invisible e hiperterrorífico enemigo es potencialmente cualquier musulmán, ya sin distinción de sexo o edad. El yihadismo radical lo está "haciendo muy bien", su hiperterrorismo genera un pánico substancial que cambia la sociedad.
La cuestión religiosa en su versión más radical de la interpretación del Corán y el trato diferenciado a las mujeres no ayudan a un percepción/recepción positiva de esas personas y de esa religión, que en todo caso tiene como Ley Fundamental "El Libro".
Esto ocurre en toda Europa, pero el avance generalizado de la ultraderecha no se produce de la misma manera en España, y esto es una anomalía sociológica y política que se corregirá. Futuros e inevitables atentados en el territorio nacional o contra nacionales en el extranjero (militares, cooperantes, empresarios, turistas, misioneros, periodistas o diplomáticos) catalizaran la corrección de la anomalía.
La actual dispersión de los grupos políticos y sociales de ultraderecha (España en Marcha, Falange, España 2000, Impulso Social, Soberanía y Libertad, Movimiento Social Republicano, Democracia Nacional, etc.) y la ausencia de un líder sólido es parte y elemento causal de la anomalía, pero esto también se corregirá en función de unas encuestas que poco a poco irán incrementando las expectativas electorales. Los resultados también animarán las uniones; cabe tener en cuenta que, en las pasadas elecciones europeas, estos grupos españoles, desunidos, sumaron 78.000 votos.
Los elementos de unión serán el concepto de nación española, el antieuropeísmo, la islamofobia, el rechazo al inmigrante en general, el ataque a políticas radicales de izquierda y nacionalismos separatistas, la defensa de las tradiciones y las expectativas electorales realistas. Los éxitos de movimientos homólogos o parecidos en Europa, se convierten, lógicamente, en un ejemplo a seguir y en un elemento racionalizador y justificativo.
Cuestión de tiempo que la anomalía desaparezca.
El avance de los grupos y partidos de ultraderecha en Europa es una obviedad, grupos como Amanecer Dorado en Grecia, el Frente Nacional en Francia (primera fuerza política, según las últimas encuestas), el NPD en Alemania o el avance por toda Europa de Pegida (Patriotas Europeos contra la islamización de Occidente), actualmente con franquicias en Austria, Bulgaria, Holanda, Noruega, Italia, Francia, Dinamarca, Suiza y España, en donde, por ejemplo “Amanecer Dorado” está inscrito en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio de Interior desde finales del pasado año.
Hay un denominador común en todos ellos: la islamofobia. Hay otros, pero la inmigración musulmana es el más importante y ya es el principal motivo de preocupación de, por ejemplo, los alemanes, con un 62% en las encuestas (julio del presente), seguido por el problema griego con un 38% y en tercer lugar el desempleo con un 9%. En algunos países del este, las cifras llegan a ser más destacables.
Se percibe la inmigración, especialmente la musulmana, que es la mayoritaria, como un problema económico porque genera gastos reales y visibles que se imputan exclusivamente a los inmigrantes y se consideran cantidades a retraer de otras partidas presupuestarias a nivel administrativo local, nacional o europeo.
También se considera un problema de seguridad, y el incremento de atentados por parte del autodenominado Estado Islámico y la progresiva extensión de un difuso califato y de una yihad de difícil comprensión, cambia la percepción de seguridad en Occidente. Y alimenta la convicción de que el invisible e hiperterrorífico enemigo es potencialmente cualquier musulmán, ya sin distinción de sexo o edad. El yihadismo radical lo está "haciendo muy bien", su hiperterrorismo genera un pánico substancial que cambia la sociedad.
La cuestión religiosa en su versión más radical de la interpretación del Corán y el trato diferenciado a las mujeres no ayudan a un percepción/recepción positiva de esas personas y de esa religión, que en todo caso tiene como Ley Fundamental "El Libro".
Esto ocurre en toda Europa, pero el avance generalizado de la ultraderecha no se produce de la misma manera en España, y esto es una anomalía sociológica y política que se corregirá. Futuros e inevitables atentados en el territorio nacional o contra nacionales en el extranjero (militares, cooperantes, empresarios, turistas, misioneros, periodistas o diplomáticos) catalizaran la corrección de la anomalía.
La actual dispersión de los grupos políticos y sociales de ultraderecha (España en Marcha, Falange, España 2000, Impulso Social, Soberanía y Libertad, Movimiento Social Republicano, Democracia Nacional, etc.) y la ausencia de un líder sólido es parte y elemento causal de la anomalía, pero esto también se corregirá en función de unas encuestas que poco a poco irán incrementando las expectativas electorales. Los resultados también animarán las uniones; cabe tener en cuenta que, en las pasadas elecciones europeas, estos grupos españoles, desunidos, sumaron 78.000 votos.
Los elementos de unión serán el concepto de nación española, el antieuropeísmo, la islamofobia, el rechazo al inmigrante en general, el ataque a políticas radicales de izquierda y nacionalismos separatistas, la defensa de las tradiciones y las expectativas electorales realistas. Los éxitos de movimientos homólogos o parecidos en Europa, se convierten, lógicamente, en un ejemplo a seguir y en un elemento racionalizador y justificativo.
Cuestión de tiempo que la anomalía desaparezca.