Viernes, 24 de Octubre de 2025

Actualizada Viernes, 24 de Octubre de 2025 a las 16:39:20 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 05 de Octubre de 2015 Tiempo de lectura:
RAZONES DE LA DEBACLE DE SOCIALISTAS Y CONSERVADORES EN CATALUÑA

De victoria en victoria hasta la derrota final

[Img #7116]La política tiene una componente muy grande de emoción, de sentimiento, más que de razón. La pose política no puede ser la de un gestor empresarial, de análisis frío de carácter económico, necesita elementos que muevan al “élan vital”, concepto bergsoniano que puede tener parangón con el concepto del sentido de la vida, del impulso que mueve a obrar, a cambiar una situación o a conservarla si adquiere una significación importante para el sujeto perceptor de la idea. Y esa percepción, esa idea, se adquiere si está revestida de una coherencia sentimental, de un sentido para la vida del que la recibe.

 

Los socialistas del PSC han salido relativamente airosos después de una caída libre. Ese derrumbe del partido de Pablo Iglesias (no el de “Podemos” sino el fundador del PSOE) ha estado ocasionado por haber abandonado los elementos identificativos clásicos, los fundacionales, los que dieron origen a la necesidad de un Partido Socialista, para travestirse con otros no propios, aquellos de la irracionalidad del nacionalismo, los que se han caracterizado por las ideas de tierra y sangre, de origen identitario y de abolengo racista. Esa transmutación del ser y del existir de un partido cuya bandera propia ha sido precisamente la igualdad, la defensa del débil, al punto opuesto que es la del privilegio y del ethos, la de la diferencia y la supremacía de clases por su procedencia, ha llevado a la desorientación y malestar del votante más clásicamente de izquierdas que no defiende otra bandera que la de la lucha de la clase obrera contra la explotación, idea un tanto anclada en el siglo XIX, pero que adquiere cierto significado en el contexto actual de degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. Por eso, un partido de nueva hechura como es Podemos, ha pescado en esas aguas con cierto éxito por tener unos ingredientes de cierta coherencia.

 

Lo mismo ha ocurrido con el Partido Popular,  que ha renegado de sus señas características de derechas por acomplejamiento. Desde que Aznar entregara en bandeja de plata la cabeza de Alejo Vidal Quadras a Pujol y manifestara que hablaba catalán en la intimidad para congraciarse con la CIU del 3% y tener asegurada su investidura, el Partido Popular ha evitado hacer política. Hacer política no es solamente gestionar una crisis sino realizar la semiótica de la comunicación, transmitir principios y filosofía política. Esa filosofía que se convierte en pedagogía cuando  predica a favor de la idea de España, de la necesidad de España, del por qué España es una nación histórica. Y una praxis, la que impida, por ejemplo, la vulneración del “superior interés del niño” por los nacionalistas, permitiendo el adoctrinamiento político en las escuelas y la vulneración de la letra y el espíritu del artículo 27 de la Constitución Española. Y llevar a cabo estas políticas, dando sentido a la Alta Inspección de Educación que puesto que ahora no sirve para nada sería mejor eliminarla, también es pedagogía social. En ese caso la gente recuperaría la autoestima y el sentido de ser español, su significado intrínseco, mientras que la dejación de funciones en ese sentido da entrada a los que sí hacen política. Si unos dejan de hacerla otros hacen la política por ellos. Por eso se ha derrumbado en Cataluña, pues el electorado ha visto que otro partido de nuevo cuño, el de Ciudadanos (C´s) sí hacía política y transmitía doctrina, ilusionaba en suma. Y de eso es responsable Rajoy cuyo lema es el jesuítico de que no hay que hacer mudanza en momentos de crisis. Centrar todo el esfuerzo en salvar el barco de la economía, por muy prioritario y necesario que fuera, que lo ha sido, sin hacer política, es dejar el escenario vacante para que otros lo ocupen. Y por eso, por ejemplo en Navarra, otros han sabido aprovechar la oportunidad para hacerse con las riendas de la situación, por muy vomitivo e inaudito que nos parezca un escenario tan calamitoso como el que los nacionalistas ocupen el gobierno navarro; y nada menos que Bildu detente el bastón de la alcaldía del Pamplona, cuestión que nadie podría suponer que ocurriera tan solo hace una legislatura.

 

Esos son los graves errores de los dos principales partidos sobre los que ha pivotado la política española. Y lo peor de todo es que parece que no hay ni acto de contrición ni propósito de enmienda. Así, de victoria en victoria hasta la derrota final.

Etiquetada en...

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.