Informe: Izquierda radical, independentistas y movimientos islamistas
Solo una pintada en Burlada
![[Img #8048]](upload/img/periodico/img_8048.jpg)
El Ayuntamiento de Burlada, en manos de una amplia coalición integrada, entre otros, por los independentistas vascos y la extrema-izquierda de Podemos, mantiene desde hace varias semanas sin borrar una pintada de apoyo al autodenominado Estado Islámico. El grafiti, de grandes dimensiones, vuelve a ilustrar el histórico respeto mutuo y la convergencia de objetivos que mantienen la izquierda y los independentistas españoles con quienes tratan de imponer allí donde pueden principios islamistas marcadamente totalitarios.
La tolerancia hacia el islamismo radical que demuestra la corporación municipal de Burlada, en manos de “Cambiando Burlada” (una agrupación política formada por personas vinculadas a Geroa Bai, Batzarre, Podemos, antiguos militantes de Aralar y la delegación navarra del partido ecuatoriano Alianza País), no es nueva, pues los encuentros y los gestos mutuos de comprensión entre el fanatismo proetarra, la izquierda radical y el integrismo islamista han sido constantes a lo largo de las últimas décadas.
Hace algunos años, cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a desmantelar por orden judicial decenas de herriko-tabernas (bares impulsados por Batasuna para financiar a ETA) existentes en el País Vasco, algunos policías mostraron su asombro al encontrar reiteradamente, en muchos de estos locales, imágenes laudatorias del expresidente de Irán, el integrista islámico Mahmud Ahmadineyad, y de Bin Laden, cerebro de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Por cierto, que tras estos en Estados Unidos, en numerosas localidades vascas y navarras aparecieron pintadas con la frase “Hoy Alá es más grande que nunca”.
Y es que más allá de las complejas, variables e intensas relaciones que ETA, a lo largo de su historia, ha cultivado con diferentes organizaciones terroristas de corte islamista, como el GIA argelino (movimiento del que posteriormente nacería Al Qaeda en el Magreb), el independentismo vasco proetarra ha mantenido en todo momento una mirada de cercanía identitaria con los terroristas palestinos y sus diferentes brazos políticos, a quienes contempla como si fueran el auténtico “pueblo vasco”, "oprimido, represaliado, despreciado y abandonado", de Oriente Medio. A su vez, el radicalismo islamista representado fundamentalmente, aunque no en exclusiva, por Hamas, ha encontrado en el País Vasco un ejemplo perfecto de cómo en el mundo occidental también hay otros “pueblos humillados” y otras “naciones sin estado” que luchan, tanto “militar” como políticamente, por su liberación.
Por encima de esta convergencia de intereses estratégicos e inmediatos, hay tres elementos ideológicos básicos que hacen confluir las estrategias y los objetivos del fanatismo independentista y de la extrema izquierda con el totalitarismo islamista: odio ciego hacia las democracias liberales; apelación hacia el irracionalismo (político, cultural, económico o religioso) como elemento de cohesión grupal; aborrecimiento de las libertades individuales; y legitimación sin fisuras de la utilización de la violencia terrorista como medio para alcanzar el gran “objetivo final”.
De hecho, no son pocas las ocasiones en las que los asesinos de la banda terrorista han “admirado”, tanto pública como privadamente, la capacidad organizativa, la falta de escrúpulos y los instintos suicidas de sus homólogos islamistas. Mikel Zubimendi, un antiguo psicópata etarra reconvertido hoy en tertuliano de EiTB, expresó muy claramente esta sensación tras los atentados del 11-M de 2004 en Madrid: “Los ‘moros’ sí que saben hacer una ‘ekintza’”. (“Ekintza”: “Acción”, en euskera. Término utilizado por los etarras para denominar a un atentado).
Durante los últimos años, la creciente llegada al País Vasco, como al resto de España, de un importante número de inmigrantes islámicos, ha facilitado los encuentros entre los proetarras, la izquierda radical y los islamistas.
Las fuerzas de seguridad tienen constancia de cómo se han celebrado numerosas reuniones entre jóvenes de distintas organizaciones árabes extremistas y de la autodenominada “izquierda abertzale” para poner en marcha lo que han definido como “una organización internacional única que sirva de punto de encuentro del movimiento juvenil palestino”. De hecho, en algunos de estos encuentros incluso llegaron a hacer una declaración pública final: “Palestina y Euskadi son dos pueblos hermanos luchando por su libertad”.
Esta connivencia del entorno proetarra y de la izquierda radical con los grupos terroristas internacionales de corte islamista que quieren acabar con Israel, que no hay que olvidar que es el gran bastión de las democracias occidentales en Oriente Próximo, se ve reforzado, además, por las constantes muestras de comprensión que desde el mundo nacionalista vasco y desde ámbitos de izquierda “moderada” se lanzan hacia el islamismo radical.
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El Ayuntamiento de Burlada, en manos de una amplia coalición integrada, entre otros, por los independentistas vascos y la extrema-izquierda de Podemos, mantiene desde hace varias semanas sin borrar una pintada de apoyo al autodenominado Estado Islámico. El grafiti, de grandes dimensiones, vuelve a ilustrar el histórico respeto mutuo y la convergencia de objetivos que mantienen la izquierda y los independentistas españoles con quienes tratan de imponer allí donde pueden principios islamistas marcadamente totalitarios.
La tolerancia hacia el islamismo radical que demuestra la corporación municipal de Burlada, en manos de “Cambiando Burlada” (una agrupación política formada por personas vinculadas a Geroa Bai, Batzarre, Podemos, antiguos militantes de Aralar y la delegación navarra del partido ecuatoriano Alianza País), no es nueva, pues los encuentros y los gestos mutuos de comprensión entre el fanatismo proetarra, la izquierda radical y el integrismo islamista han sido constantes a lo largo de las últimas décadas.
Hace algunos años, cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a desmantelar por orden judicial decenas de herriko-tabernas (bares impulsados por Batasuna para financiar a ETA) existentes en el País Vasco, algunos policías mostraron su asombro al encontrar reiteradamente, en muchos de estos locales, imágenes laudatorias del expresidente de Irán, el integrista islámico Mahmud Ahmadineyad, y de Bin Laden, cerebro de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Por cierto, que tras estos en Estados Unidos, en numerosas localidades vascas y navarras aparecieron pintadas con la frase “Hoy Alá es más grande que nunca”.
Y es que más allá de las complejas, variables e intensas relaciones que ETA, a lo largo de su historia, ha cultivado con diferentes organizaciones terroristas de corte islamista, como el GIA argelino (movimiento del que posteriormente nacería Al Qaeda en el Magreb), el independentismo vasco proetarra ha mantenido en todo momento una mirada de cercanía identitaria con los terroristas palestinos y sus diferentes brazos políticos, a quienes contempla como si fueran el auténtico “pueblo vasco”, "oprimido, represaliado, despreciado y abandonado", de Oriente Medio. A su vez, el radicalismo islamista representado fundamentalmente, aunque no en exclusiva, por Hamas, ha encontrado en el País Vasco un ejemplo perfecto de cómo en el mundo occidental también hay otros “pueblos humillados” y otras “naciones sin estado” que luchan, tanto “militar” como políticamente, por su liberación.
Por encima de esta convergencia de intereses estratégicos e inmediatos, hay tres elementos ideológicos básicos que hacen confluir las estrategias y los objetivos del fanatismo independentista y de la extrema izquierda con el totalitarismo islamista: odio ciego hacia las democracias liberales; apelación hacia el irracionalismo (político, cultural, económico o religioso) como elemento de cohesión grupal; aborrecimiento de las libertades individuales; y legitimación sin fisuras de la utilización de la violencia terrorista como medio para alcanzar el gran “objetivo final”.
De hecho, no son pocas las ocasiones en las que los asesinos de la banda terrorista han “admirado”, tanto pública como privadamente, la capacidad organizativa, la falta de escrúpulos y los instintos suicidas de sus homólogos islamistas. Mikel Zubimendi, un antiguo psicópata etarra reconvertido hoy en tertuliano de EiTB, expresó muy claramente esta sensación tras los atentados del 11-M de 2004 en Madrid: “Los ‘moros’ sí que saben hacer una ‘ekintza’”. (“Ekintza”: “Acción”, en euskera. Término utilizado por los etarras para denominar a un atentado).
Durante los últimos años, la creciente llegada al País Vasco, como al resto de España, de un importante número de inmigrantes islámicos, ha facilitado los encuentros entre los proetarras, la izquierda radical y los islamistas.
Las fuerzas de seguridad tienen constancia de cómo se han celebrado numerosas reuniones entre jóvenes de distintas organizaciones árabes extremistas y de la autodenominada “izquierda abertzale” para poner en marcha lo que han definido como “una organización internacional única que sirva de punto de encuentro del movimiento juvenil palestino”. De hecho, en algunos de estos encuentros incluso llegaron a hacer una declaración pública final: “Palestina y Euskadi son dos pueblos hermanos luchando por su libertad”.
Esta connivencia del entorno proetarra y de la izquierda radical con los grupos terroristas internacionales de corte islamista que quieren acabar con Israel, que no hay que olvidar que es el gran bastión de las democracias occidentales en Oriente Próximo, se ve reforzado, además, por las constantes muestras de comprensión que desde el mundo nacionalista vasco y desde ámbitos de izquierda “moderada” se lanzan hacia el islamismo radical.




















