Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Actualizada Martes, 16 de Septiembre de 2025 a las 16:55:49 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

La Verdad Ofende
Viernes, 29 de Abril de 2016 Tiempo de lectura:

La paz marxista-leninista de ETA

[Img #8680]18 años después del triunfo soviético en Rusia, el 17 de Julio de 1936 un complot de militares se alzaba en armas en España contra el gobierno del marxista Frente Popular, en defensa, según proclamaron, de la II República. La tremenda y virulenta campaña electoral vivida entonces, los cientos de asaltos a templos, sedes de partidos políticos, humillaciones a militares y el asalto final al proceso de recuento de votos en febrero de 1936 habían dado la victoria a la coalición del Frente Popular. Este relato lo cuenta detalladamente en sus memorias tanto el presidente Azaña como el presidente Alcalá Zamora, así como otros significados republicanos de la talla de Julián Besteiro.

 

El pucherazo de izquierdas de febrero de 1936 que ya nadie discute trajo como primera medida la amnistía y liberación de los miles de criminales protagonistas del golpe de Estado de octubre de 1934. Entre ellos, Prieto, Largo Caballero, Companys y su gobierno golpista que había dejado más de 200 muertos. En Asturias, los muertos se contaban por miles. 

 

La situación pre-revolucionaria se asemejaba muy bien al “octubre rojo” que Lenin protagonizó 17 años antes en Rusia. Nuestro “Lenin”, Largo Caballero, secretario general del PSOE, no ocultó jamás sus ansias de ir a la guerra civil y así lo dejo publicado en "Claridad" y decenas de mítines. El último golpe militar que sufriría la II Republica lo organiza Mola, y había estado precedido de cinco golpes de estado de izquierdas. El levantamiento se desata tras el secuestro en su domicilio, violando su inmunidad parlamentaria, y asesinato inmediato con dos tiros en la nuca del líder de la oposición, José Calvo Sotelo, por los guardaespaldas socialistas de Prieto. Calvo Sotelo era el responsable entre otras de la primera ley de sufragio femenino.

 

Como digo, la situación pre-revolucionaria al alzarse los militares no era nueva. Cinco golpes de Estado de izquierdas habían llevado a España al límite:

 

- Golpe de Estado militar de Galán en Jaca, diciembre 1930.

 

- “Pucherazo” en abril de 1931, declaración de la II República y del Estado catalán.

 

- Levantamiento anarquista en Casas Viejas, enero 1933.

 

- Golpe de Estado de 1934 y nueva declaración del Estado catalán.

 

- “Pucherazo” en febrero de 1936.

 

La intervención militar en España, una vez iniciado el conflicto civil pedido entre otros por Largo Caballero, Carrillo, Ibárruri y Prieto, tuvo dos apoyos internacionales que evitaron el bloqueo impuesto. Por un lado, la URSS, a través del Komintern (controlado por Stalin), envía brigadistas y comisarios políticos en apoyo del Frente Popular, adscrito a la Internacional socialista. Alemania e Italia, por su parte apoyan, a las tropas de Franco. 

 

En 1937 se rinden en las playas de Laredo y Santoña, sin pegar un solo tiro, todos los gudaris del PNV (que llevaban meses negociando con Italia). Cae así el frente del norte, que entrega toda su industria pesada. La guerra queda sentenciada. El resultado de la contienda es harto conocido y también el régimen totalitario que le sucede.

 

40 años después, al albor de los movimientos estudiantiles de mayo del 68, aparece la banda terrorista ETA, pero es a la muerte del general y la llegada de la democracia cuando, ya sin dictadura, cuando despliega toda su violencia. El argumento de estos marxistas-leninistas es liberar al pueblo vasco, en plena democracia, de la opresión del régimen heredado de Franco (que había fallecido) y exigir la unificación de la entelequia llamada “Euskal Herria”, imaginada por el fundador del PNV, Sabino Arana, cuya enseña sorprendentemente se impone como divisa de la comunidad autónoma de todos los vascos. 

 

Se declara como “Euskal Herria” los territorios donde se habla el vascuence, también conocido como dogón, lengua africana de la que proviene, herencia de los cartagineses y su Mauritania. Es decir, se construye de nuevo el racismo fascista bajo el que se edificó el nazismo, basado en una lengua como ligazón cultural que será empleada como arma política. Es la esencia de discursos ideólogos como el de Sabino Arana, Prat de la Riba y otros como Goebbles. 

 

Términos como “Lebensraum” (tierra vital), “Anschluss" (anexión), sangre (RH), raza, lengua (se unifican los dialectos vascos en el batua), etnia, y, en base a ello, el horror del asesinato como acto nacionalista de reivindicación de un credo, y en democracia, despreciando el voto, contra quien, en tierras vascas o fuera de ellas, se sienta español. La invención de un conflicto y su prolongación en el tiempo, para deconstruir la realidad y contar otra diferente e interesada que justifique la violencia y se adapte al fin ideológico. Nada nuevo.

 

Las nuevas tesis que hoy promueve este nacionalismo marxista leninista borran de un plumazo 50 años de crímenes, secuestros, extorsión y asesinatos, pero también siglos de historia común española que regaron el mundo de sangre y apellidos vascos, imposibles de narrar todos aquí, negados por la inquina de Sabino Arana, quien llamo a sus antepasados cipayos o maquetos, para defender su soñada entelequia eusquérica de principios del siglo XX. 

 

Dicen que murió por la enfermedad del cobre, otros que fue la sífilis, en cualquier caso, sus pobres textos demuestran una mente perturbada, absolutamente machista y de una esencia racista de la peor condición. Lleno de contradicciones, en el final de sus días pidió la reconciliación entre españoles y el abandono de sus tesis separatistas. Ahí es nada.

 

Hoy, sus peores hijos políticos, tras más de 40 años de justificar una nación gracias a un inventado conflicto practicando la violencia más cobarde y asesina, nos dicen que son hombres de paz, que siempre pretendieron la democracia, y que sus crímenes ni fueron tan graves ni los provocaron ellos, sino su necesario y  pretendido “conflicto”, que nadie excepto ellos conocen. Cuentan para imponer su discurso con la cobarde aquiescencia del PP y la comprensión y el apoyo del resto de la izquierda española.

 

La reconciliación verdadera, que ellos rechazan, pasa por pedir perdón, compensar los daños causados  e iniciar un camino juntos, desde el respeto de una realidad cierta, rica, diversa, cimentada sobre una historia y pasado común y unos valores mutuos. En  1975, España estaba reconciliada. 40 años después, es hora de recordar desde una memoria histórica justa y veraz, aceptando quiénes fueron nuestros mayores, qué legado nos dejaron para, desde la sinceridad,  construir un futuro en paz. Quien practicó el terror en tiempos de paz y democracia debe antes ayudar a esclarecer todos los crímenes, pedir perdón a las víctimas, cumplir las penas, y pagar las indemnizaciones debidas.

 

Sin justicia, no hay paz.

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.