El 22% de los automovilistas de Euskadi reconoce haber cometido delitos contra la seguridad vial, tales como conducir bajo la influencia del alcohol o las drogas, ir a más de 200 Km/h por una autopista o circular sin permiso
Más de 275.000 conductores vascos se reconocen como delincuentes viales
![[Img #11253]](upload/img/periodico/img_11253.jpg)
Calle Laffón Soto de Sevilla, 29 de septiembre de 2003, 22.15 horas de la noche. Con el semáforo en rojo, un potente BMW abandona su carril e invade el sentido contrario para sortear a los vehículos que, pacientemente, esperan a la luz verde. Algunos le increpan, pero el conductor, un joven y famoso bailaor de flamenco, no se inmuta y acelera hasta los 90 Km/h en una zona limitada a 40 Km/h.
En aquel mismo momento, Benjamín Olalla, un mecánico sevillano de 35 años, cruzaba correctamente por el paso de peatones, ajeno a lo que sucedía alrededor. El impacto fue brutal. El cuerpo de Benjamín se elevó a 4 metros de altura, estrellándose a continuación contra el asfalto. El coche, lejos de detenerse, aceleró, perdiéndose a gran velocidad en las calles de la capital andaluza. El resto es de sobra conocido. Es el relato del caso Farruquito, un homicidio que supuso un antes y un después en la represión y el control de la delincuencia vial.
La condena, que apenas le supuso al bailaor 14 meses reales de prisión, causó una fuerte alarma social que acabó provocando un gran cambio legislativo en materia de seguridad vial. 14 años después de este suceso, los delitos contra la seguridad en el tráfico se han convertido en los más habituales en los juzgados españoles, ya que suponen el 35% del total de delitos que se cometen en España. De hecho, las cifras impresionan: desde 2008 se han celebrado casi 900.000 juicios sobre seguridad vial, de los cuales 650.000 han terminado en condena. En este sentido, la proporción de sentencias condenatorias también ha experimentado una gran evolución en los últimos años, pasando del 66% registrado en 2008 al 85% en 2015.
Pese a la gravedad de los datos, los vascos aún no se han concienciado lo suficiente, ya que más de 277.400 conductores reconocen haber realizado alguna vez conductas delictivas al volante, tales como conducir bajo la influencia del alcohol o las drogas, ir a más de 200 Km/h por una autopista o circular sin permiso, entre otras.
Probablemente, porque tampoco parecen conocer su existencia, ya que 423.000 automovilistas de Euskadi ignoran que pueden ir a la cárcel por una cuestión relacionada con la seguridad vial y más de 455.000 no saben que conducir bajo la influencia de las drogas puede provocar el ingreso en prisión.
Pero más allá del desconocimiento, estas conductas conllevan un problema mucho más grave en la sociedad, ya que tienen una influencia directa en las cifras de siniestralidad. De hecho, se puede estimar que el 14% del total de los fallecidos en accidente de tráfico murió por conductas delictivas de otro conductor, lo que supone que se estima en más de 2.400 las personas que han perdido la vida por estas prácticas en los últimos 8 años
Éstas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Delitos y criminalidad vial en España. Evolución de la delincuencia contra la seguridad vial (2012-2015)”, presentado por la Fundación Línea Directa y realizado en colaboración con FESVIAL (Fundación Española para la Seguridad Vial). El informe, que analiza en profundidad más de 580.000 juicios por delitos contra la seguridad vial y alrededor de 450.000 condenas impuestas entre los años 2012 y 2015, se completa con una encuesta realizada a 1.700 conductores de toda la geografía nacional que recoge la percepción de los españoles sobre estos tipos penales.
Tipología de condenas y perfil del delincuente vial
La Fundación Línea Directa también ha realizado una radiografía de los delitos viales más habituales en nuestro país. En este sentido, pese a las campañas de concienciación y el esfuerzo de las Administraciones, la conducción bajo la influencia del alcohol o las drogas suponen más del 60% del total de los casos. Les siguen tipos penales tan diferentes como conducir sin carné (27%), provocar un grave riesgo para la conducción (7%) o negarse a realizar las pruebas de alcoholemia o de drogas (3,5%). En cuanto a los ingresos efectivos en prisión, la población reclusa por estos delitos ronda en la actualidad las 1.200 personas, siendo la conducción sin carné (39%) y el homicidio imprudente (22%) los casos más habituales.
El perfil del delincuente vial también arroja datos llamativos: mientras que los hombres de entre 18 y 24 años son los que más reconocen haber realizado estas prácticas, los hombres de entre 41 y 50 años suelen ser los más condenados. Además, los potenciales delitos por exceso de velocidad, parecen ser mucho más frecuentes de lo que indican las condenas, ya que, aunque 1,2 millones de automovilistas reconocen haber conducido alguna vez a más de 200 kilómetros por hora, las sentencias por este comportamiento apenas suponen el 0,6% del total de los casos.
La Fundación Línea Directa ha realizado un mapa de delitos viales en el que compara la media nacional de conductores condenados con la de cada comunidad. Para ello, se han enfrentado las sentencias condenatorias de cada región a su censo de automovilistas, obteniendo así indicadores comparables.
En España, el 1,36% de los conductores ha sido condenado por un delito contra la seguridad vial en los últimos 4 años. En este sentido, Baleares, Murcia y Galicia son las regiones que superan con mayor holgura la media española. En el lado contrario se encuentran Cantabria, Extremadura y Aragón, con índices muy inferiores a la media.
La Comunidad Autónoma Vasca, por su parte, se encuentra sensiblemente por debajo de la media nacional, con un 1,02% de conductores condenados por delitos viales en los últimos 4 años. Por tipo de delito, las condenas más habituales en la región son por conducir bajo la influencia de las drogas y el alcohol y por circular sin permiso.
En este sentido, por tipo de delito, Cataluña resulta ser la Comunidad con mayor proporción de condenas por exceso de velocidad y por negativas a realizar pruebas de alcoholemia o de detección de drogas. Por su parte, Baleares lidera el ránking en delitos por conducción bajo la influencia del alcohol y las drogas y Murcia, el de conducción sin carné.
Calle Laffón Soto de Sevilla, 29 de septiembre de 2003, 22.15 horas de la noche. Con el semáforo en rojo, un potente BMW abandona su carril e invade el sentido contrario para sortear a los vehículos que, pacientemente, esperan a la luz verde. Algunos le increpan, pero el conductor, un joven y famoso bailaor de flamenco, no se inmuta y acelera hasta los 90 Km/h en una zona limitada a 40 Km/h.
En aquel mismo momento, Benjamín Olalla, un mecánico sevillano de 35 años, cruzaba correctamente por el paso de peatones, ajeno a lo que sucedía alrededor. El impacto fue brutal. El cuerpo de Benjamín se elevó a 4 metros de altura, estrellándose a continuación contra el asfalto. El coche, lejos de detenerse, aceleró, perdiéndose a gran velocidad en las calles de la capital andaluza. El resto es de sobra conocido. Es el relato del caso Farruquito, un homicidio que supuso un antes y un después en la represión y el control de la delincuencia vial.
La condena, que apenas le supuso al bailaor 14 meses reales de prisión, causó una fuerte alarma social que acabó provocando un gran cambio legislativo en materia de seguridad vial. 14 años después de este suceso, los delitos contra la seguridad en el tráfico se han convertido en los más habituales en los juzgados españoles, ya que suponen el 35% del total de delitos que se cometen en España. De hecho, las cifras impresionan: desde 2008 se han celebrado casi 900.000 juicios sobre seguridad vial, de los cuales 650.000 han terminado en condena. En este sentido, la proporción de sentencias condenatorias también ha experimentado una gran evolución en los últimos años, pasando del 66% registrado en 2008 al 85% en 2015.
Pese a la gravedad de los datos, los vascos aún no se han concienciado lo suficiente, ya que más de 277.400 conductores reconocen haber realizado alguna vez conductas delictivas al volante, tales como conducir bajo la influencia del alcohol o las drogas, ir a más de 200 Km/h por una autopista o circular sin permiso, entre otras.
Probablemente, porque tampoco parecen conocer su existencia, ya que 423.000 automovilistas de Euskadi ignoran que pueden ir a la cárcel por una cuestión relacionada con la seguridad vial y más de 455.000 no saben que conducir bajo la influencia de las drogas puede provocar el ingreso en prisión.
Pero más allá del desconocimiento, estas conductas conllevan un problema mucho más grave en la sociedad, ya que tienen una influencia directa en las cifras de siniestralidad. De hecho, se puede estimar que el 14% del total de los fallecidos en accidente de tráfico murió por conductas delictivas de otro conductor, lo que supone que se estima en más de 2.400 las personas que han perdido la vida por estas prácticas en los últimos 8 años
Éstas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Delitos y criminalidad vial en España. Evolución de la delincuencia contra la seguridad vial (2012-2015)”, presentado por la Fundación Línea Directa y realizado en colaboración con FESVIAL (Fundación Española para la Seguridad Vial). El informe, que analiza en profundidad más de 580.000 juicios por delitos contra la seguridad vial y alrededor de 450.000 condenas impuestas entre los años 2012 y 2015, se completa con una encuesta realizada a 1.700 conductores de toda la geografía nacional que recoge la percepción de los españoles sobre estos tipos penales.
Tipología de condenas y perfil del delincuente vial
La Fundación Línea Directa también ha realizado una radiografía de los delitos viales más habituales en nuestro país. En este sentido, pese a las campañas de concienciación y el esfuerzo de las Administraciones, la conducción bajo la influencia del alcohol o las drogas suponen más del 60% del total de los casos. Les siguen tipos penales tan diferentes como conducir sin carné (27%), provocar un grave riesgo para la conducción (7%) o negarse a realizar las pruebas de alcoholemia o de drogas (3,5%). En cuanto a los ingresos efectivos en prisión, la población reclusa por estos delitos ronda en la actualidad las 1.200 personas, siendo la conducción sin carné (39%) y el homicidio imprudente (22%) los casos más habituales.
El perfil del delincuente vial también arroja datos llamativos: mientras que los hombres de entre 18 y 24 años son los que más reconocen haber realizado estas prácticas, los hombres de entre 41 y 50 años suelen ser los más condenados. Además, los potenciales delitos por exceso de velocidad, parecen ser mucho más frecuentes de lo que indican las condenas, ya que, aunque 1,2 millones de automovilistas reconocen haber conducido alguna vez a más de 200 kilómetros por hora, las sentencias por este comportamiento apenas suponen el 0,6% del total de los casos.
La Fundación Línea Directa ha realizado un mapa de delitos viales en el que compara la media nacional de conductores condenados con la de cada comunidad. Para ello, se han enfrentado las sentencias condenatorias de cada región a su censo de automovilistas, obteniendo así indicadores comparables.
En España, el 1,36% de los conductores ha sido condenado por un delito contra la seguridad vial en los últimos 4 años. En este sentido, Baleares, Murcia y Galicia son las regiones que superan con mayor holgura la media española. En el lado contrario se encuentran Cantabria, Extremadura y Aragón, con índices muy inferiores a la media.
La Comunidad Autónoma Vasca, por su parte, se encuentra sensiblemente por debajo de la media nacional, con un 1,02% de conductores condenados por delitos viales en los últimos 4 años. Por tipo de delito, las condenas más habituales en la región son por conducir bajo la influencia de las drogas y el alcohol y por circular sin permiso.
En este sentido, por tipo de delito, Cataluña resulta ser la Comunidad con mayor proporción de condenas por exceso de velocidad y por negativas a realizar pruebas de alcoholemia o de detección de drogas. Por su parte, Baleares lidera el ránking en delitos por conducción bajo la influencia del alcohol y las drogas y Murcia, el de conducción sin carné.