Cataluña no es una región más en la Península Ibérica. Desde el Pacto Constitucional se ha mostrado capaz de influir sobre el Estado español con bastante más capacidad que la que podría corresponderle en razón al número de habitantes. Logró, sin figurar implícitamente, ser nacionalidad, territorio histórico, comunidad singular dentro del Estado de las Autonomías. Pasó de ser, con la verdad histórica, un condado del reino de Aragón, a considerarse canonjía muy valorada en el coro catedralicio de la curia del poder nacionalista que emana desde Montserrat.

La Ley Electoral aceptada y aplicada en el reino de España, hizo de los representantes nacionalistas catalanes en las Cortes, un grupo destacado, prestigiado, buscado para pactos que conformaron mayorías necesarias y, lo mejores cónsules al servicio del Territorio Circunscripción Electoral de procedencia. ¡Ahí está su primera gran diferencia! Los diputados catalanes siempre han sido los mejores valedores a inventario para las condiciones de vida en una Cataluña próspera y muy por encima de las demás regiones españolas a la hora del reparto territorial desde la centralidad estatal.  

 
Se especula continuamente por el acceso de la mujer a los puestos de máxima responsabilidad. Nuca he tenido conciencia inmediata de tal. Trabajar en la sanidad es aceptar como habitual, precisamente, lo contrario. El medio laboral de la asistencia sanitaria pública es mayoritariamente femenino. Tanto en cantidad como en calidad. Incluso, en otras profesiones como el derecho o la enseñanza pasa algo similar. Siempre he defendido que la ciudadanía no tiene género.  

Pero no tengo por menos que detenerme en el momento actual. Tras la grave crisis entre Cataluña y el Estado, tres han sido las mujeres que se han convertido en personajes claves del proceso. La Presidenta del Parlamento de Cataluña, Forcadell; a la que cabe la responsabilidad y el protagonismo histórico de haber sido la personalidad que declaró la República de Cataluña, si bien luego ante la justicia procuró desdecirse de todo lo preciso para eludir la prisión por la presunción de graves desacatos que conformaran delitos reos de inmediata privación de libertad. Tuve una cierta sorpresa con su actitud .La conocía como una dirigente de la Asamblea Nacional de Cataluña, dispuesta para llegar hasta dónde fuera preciso en el proceso independentista. Luego resultó que de: "tigresa se transformó en gata" sin la más mínima intención de vulnerar leyes, órdenes, derechos, advertencias, capaces para señalarla como sujeto de sedición.

Inés Arrimadas. Una universitaria con excelente preparación que como tantos otros ciudadanos llegaron a Cataluña procedentes de Andalucía. Integrada socio-culturalmente en la Cataluña del idioma, las normas  legislativas y activa participante política por voluntad de pertenencia a un partido político español y catalán. Sin duda C's es uno de los pilares para otra política con tres pies: nueva generación de jóvenes con excelente preparación que se incorporan desde la sociedad civil a las instituciones públicas; magnífica imagen y verbo para ofertar a los electores la confianza en una Cataluña singular dentro de España; capacidad de trabajo, comunicación, dialéctica y aspiraciones para estar en el momento presente a la cabeza de una organización generadora de esperanza entre quienes quieren poner orden en el desaguisado creado por viejos y rancios postulados nacionalistas.
 

Marta Rovira. Una abogado muy catalana que desde el número dos en Ezquerra Republicana, se ha convertido en imagen y discurso de una organización político-social siempre a la búsqueda de una ocasión para hacer realidad un sueño, una utopía, una ruptura. ERC siempre quiso que Cataluña tomara conciencia del mito de los derechos históricos del pueblo catalán que comienza con esa interpretación de la Constitución Española en el plano de la Plurinacionalidad, a señalar la oportunidad y necesidad de abordar un proceso para convertir la presunta nación en Estado-República.

Me quedaría corto si no señalo a otra mujer. Soraya Sáenz de Santamaría. Brillante abogado del Estado, que alcanzó las más altas cotas de poder tanto en el partido popular como en el Gobierno de la Nación, y que ha sido la mullidora de la defensa, técnica y táctica, de los derechos del Estado Español ante el proceso secesionista de Cataluña. Nuca la he visto perder los papeles. Parece que siempre actúa con mano de hierro pero con guante de seda.

Creo que a la política y con motivo de la ruptura del pacto constitucional de 1978, llegan mujeres con enorme talento, para quedarse y ser los mimbres de esas reformas necesarias en un país que hizo una transición de la dictadura a la democracia bajo la vigilancia de quienes siempre han sido perversos gestores del miedo.

Y creo que ese espacio, precisamente, el de la hasta ahora maquiavélica gestión del miedo, será la gran baza que mostrará a estas damas como personajes que, si en algo coinciden, es por su disposición a romper, sin miedo, con viejos fantasmas que han convertido a nuestra país en feudo conservador para dirigentes: indecentes, incultos, demagogos, incapaces, con el único horizonte de ser ellos privilegiados a la hora de subirse al tío-vivo del poder. Si alguien es capaz de convertir la partitocracia en democracia  son mujeres como las nombradas anteriormente, con las que se puede o no estar de acuerdo, pero a las que no se les puede negar el valor de emprender una senda diferenciada con la mediocridad sufrida hasta la fecha.

No es que me haya olvidado. Ada Colau. Dicen de esta barcelonesa sus biógrafos que se quedó tan sólo a treinta créditos para obtener la licenciatura en Filosofía desde la Universidad de Barcelona, y que saltó a la política por una sociedad civil indignada con los desahucios. De ahí que rece profesionalmente como "activista social". Pero tras escucharle sus discursos preñados de palabrería, su infinita capacidad para quedarse en uno y otro lado del conflicto, su tempestad de movimientos para situarse siempre en el centro de la noticia y en la cabecera de la foto, me pregunto: ¿cómo es posible que una ciudad tan cosmopolita y civilizada como Barcelona, se permita una alcaldesa tan garrula como nuestra peligrosísima Ada?.