Durante sus ocho años de mandato, Barack Obama prometió a Estados Unidos que haría todo lo posible para luchar contra el terrorismo islamista. Pero mientras afirmaba esto públicamente, el ex-presidente demócrata estaba protegiendo secretamente a una de las organizaciones terroristas más mortíferas del planeta, responsable de la muerte de decenas de ciudadanos norteamericanos y artífice de múltiples envíos a EE.UU. de toneladas de drogas ilícitas. Y es que, según acaba de informar la web de izquierdas “Politico”, el Gobierno de Obama estaba tan desesperado por llegar a un acuerdo nuclear con Irán que hizo todo lo posible para obstaculizar una investigación que la DEA (Drug Enforcement Administration), la Administración de Estados Unidos para el Control de la Droga, llevaba a cabo sobre Hezbolá, la organización terrorista islamista libanesa respaldada por Teherán.

Según “Politico”, la Agencia Antidrogas de los EE. UU. había puesto en marcha en 2008 una operación llamada “Proyecto Cassandra”, después de tener pruebas de cómo Hezbolá traficaba ilegalmente con armas y cocaína hasta alcanzar un negocio de 1.000 millones de dólares anuales, que los islamistas estaban dedicando a apoyar acciones terroristas y a provocar disturbios en el Medio Oriente.

Ahora, varios funcionarios norteamericanos que tomaron parte en aquella operación, destinada fundamentalmente a impedir que toneladas de cocaína entraran en Estados Unidos y a frenar la capacidad terrorista de Hezbolá, han reconocido que según el equipo de Obama aumentaba sus acciones para alcanzar un acuerdo nuclear con Irán, el Ejecutivo de Washington trabajaba en la sombra para frenar primero, y paralizar totalmente después, el Programa Cassandra.

"Fue una decisión política, tomada de una forma sistemática”, explica David Asher, un funcionario del Pentágono que trabajó en el Proyecto Cassandra. "A sabiendas, demolieron todo el trabajo y el esfuerzo realizado por la DEA, y la decisión llegó de lo más alto”.

Los funcionarios al servicio de Barack Obama rechazaron reiteradamente las solicitudes de investigaciones, procesamientos y sanciones que se pedían sobre líderes y terroristas de Hezbolá, a pesar de la contundencia de las pruebas que se acumulaban en las mesas de la DEA. “Se trataba de no molestar a Irán”, explica otra de las personas que tomaron parte en el proyecto, “y como se les dejó vía libre, Hezbolá inundó Estados Unidos con toneladas de cocaína, que no hay que olvidar que es la responsable de la gran mayoria de las muertes que se producen en nuestro país por sobredosis de droga. Sin duda alguna, los ciudadanos estadounidenses estaban literalmente muriendo mientras Obama y sus ayudantes protegían a Hezbolá e Irán”.