Estrategias populistas para España. La irrupción de VOX (9)
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        
    
    
    ¿Por qué este sector, de la derecha radical/populista, no ha logrado configurarse como alternativa en España? ¿Por qué ha permanecido fragmentado y sin peso alguno? ¿Qué pudo influir en esta “excepción” española? ¿Se ha ejercitado en este sector la necesaria autocrítica que toda acción política, como humana que es, requiere para perfeccionarse? Todas estas preguntas, y otras muchas análogas, están orientadas hacia tácticas y estrategias políticas concretas; ya sean analizadas desde dentro o desde fuera del sector. Así, de la autocrítica se da paso a la crítica general, -factores internos y externos-, de ahí al estudio de la situación actual y de ésta, a unas prospectivas de futuro tan inciertas como cuestionables. Pero trataremos de aportar, al menos, algunas claves que pudieran iluminar, parcialmente, este proceso de análisis. Una reflexión que entendemos urgente, no en vano la irrupción de VOX, de la mano de Santiago Abascal y José Antonio Ortega Lara a mediados de este mes de enero, constituye un revulsivo en toda esta área; incluso aunque fracase a corto plazo.
El poroso y plural sector que venimos retratando en esta serie de artículos, ha sido poco dado a la autocrítica constructiva; por el contrario, le ha caracterizado una reiterada censura destructiva “de cafetería” carente de rigor, los cenáculos disidentes, las críticas tremenditas en charlas de bares y alrededores de los locales donde se desarrollaban mítines y congresos, las acusaciones de  infiltración al servicio de los centros de inteligencia estatal… Excepciones, por supuesto, las ha habido.
Fue el caso de la tendencia falangista Alternativa Vértice, que optó a la Jefatura y peleó legalmente por la dirección de FE de las JONS con miras al VII Congreso Nacional de esa formación, allá por 1998 y 1999; elaborando una autocrítica y unas propuestas constructivas y de apertura intelectual y política inusuales en aquellos ambientes y que, una vez derrotada, desapareció como tal.
También se encuentra en numerosos textos autocríticos elaborados por diversos autores que, en un momento u otro, confluyeron en el equipo de redacción de la revista digital Arbil; en la perspectiva de una derecha social, de raíz católica, que, despegada de un modelo nacional-católico enterrado por la Historia, se inspiró en esa singladura en el Magisterio de Juan Pablo II. Una navegación exploratoria de nuevas vías para un catolicismo social en transición y profundos cambios de base teológica y recambio orgánico y generacional; y ello en el campo cultural, la defensa de la vida, la acción política, la investigación histórica…
Con todo, no es imprudente señalar que, a lo largo de las últimas décadas, el doctrinario que “desde dentro” más ha destacado y persistido en el intento de elaborar un “corpus” ideológico coherente y holístico -así como un conjunto de directrices tácticas variables- acaso haya sido el histórico militante y prolífico escritor Ernesto Milá.
	
	
                    
					
                    	1.- La necesaria autocrítica.
Ya en 1984, 
					
					
                    
                                                            
                                                                            
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El poroso y plural sector que venimos retratando en esta serie de artículos, ha sido poco dado a la autocrítica constructiva; por el contrario, le ha caracterizado una reiterada censura destructiva “de cafetería” carente de rigor, los cenáculos disidentes, las críticas tremenditas en charlas de bares y alrededores de los locales donde se desarrollaban mítines y congresos, las acusaciones de infiltración al servicio de los centros de inteligencia estatal… Excepciones, por supuesto, las ha habido.
Fue el caso de la tendencia falangista Alternativa Vértice, que optó a la Jefatura y peleó legalmente por la dirección de FE de las JONS con miras al VII Congreso Nacional de esa formación, allá por 1998 y 1999; elaborando una autocrítica y unas propuestas constructivas y de apertura intelectual y política inusuales en aquellos ambientes y que, una vez derrotada, desapareció como tal.
También se encuentra en numerosos textos autocríticos elaborados por diversos autores que, en un momento u otro, confluyeron en el equipo de redacción de la revista digital Arbil; en la perspectiva de una derecha social, de raíz católica, que, despegada de un modelo nacional-católico enterrado por la Historia, se inspiró en esa singladura en el Magisterio de Juan Pablo II. Una navegación exploratoria de nuevas vías para un catolicismo social en transición y profundos cambios de base teológica y recambio orgánico y generacional; y ello en el campo cultural, la defensa de la vida, la acción política, la investigación histórica…
Con todo, no es imprudente señalar que, a lo largo de las últimas décadas, el doctrinario que “desde dentro” más ha destacado y persistido en el intento de elaborar un “corpus” ideológico coherente y holístico -así como un conjunto de directrices tácticas variables- acaso haya sido el histórico militante y prolífico escritor Ernesto Milá.
1.- La necesaria autocrítica.
					
					Ya en 1984,
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