La CFTC o Commodity Futures Trading Commission acaba de imponer una multa de más de 46 millones de dólares a tres grandes y honestos bancos europeos por manipulación del mercado de metales preciosos.

Esos pececitos de colores brillantes como el oro y la plata que se dedican al honorable comercio de intermediar con dineros y activos, con fama de correctos, impecables y cualquier adjetivo complementario, resulta que le daban a todo lo inimaginable para modificar los precios del oro y de la plata empezando por suplantar identidades…

Lo que no se entiende es que, después de aceptar los delitos, solo se les haya impuesto una ligera multa. Según lo explica la CFTC, el banco suizo UBS reconoció las malas artes y colaboró con el investigador principal. No se puede hablar de supuestos delitos sino reconocidos por sus actores, archiconocidas hermanitas de la caridad. Los delitos se extendieron desde 2006 hasta 2014…

Es importante conocer los otros bancos que se dedican a ese nobilísimo arte de la manipulación de precios y que son el británico HSBC y el banco de la señora Ángela por excelencia, el Deutsche Bank.

Los españoles cardamos la lana y los alemanes se llevan la fama. Así es, el Deutsche amante de la corrección, de la honestidad, del trabajo bien hecho como todo lo que se hace en la vieja Alemania y acostumbrados a manipular – también – las emisiones de gases de los vehículos de combustión interna – Wolkswagen – de los precios de los metales preciosos y, suponemos que esto no acabará aquí, nos dedican lindezas a los ibéricos como amantes de la fiestuki y del katxondeo…

Desde estas páginas comentábamos la manipulación permanente del mercado del oro por parte de los bancos centrales con el objetivo de mantener los precios bajos.

Pretenden estos siempre modélicos señores que el precio del metal rey sea siempre reducido.

Un valor de 3.000, 4.000 o 5.000 dólares la onza representaría mucho mejor el verdadero precio del metal dorado, pero dejaría en el ridículo más espantoso a toda esta panda que maneja los asuntos del dinero a nivel mundial con un absoluto desprecio al auténtico precio de las cosas.
Para esta gente un valor del oro, casi siempre por debajo de 1.300 dólares refleja al dedillo sus intenciones y objetivos.

Escribimos que el oro depositado en los almacenes del mercado de metales londinense no cubre ni siquiera el uno por mil del oro vendido por esas manos negras…

Aquí ya no se trata de suplantar identidades para engañar a la tecnología, de poner y retirar órdenes de compra o de venta o mucho más sencillo de vender sin parar y sin ninguna cobertura activos que no se tienen con la finalidad de modificar el precio de las cosas.

La manipulación es tan evidente por la ridícula cobertura que extraña que algún juez avispado no haya recibido nunca jamás una denuncia.
 

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