Julia Otxoa renueva en "Confesiones de una mosca" su personal mirada al contradictorio mundo actual
"Corren tiempo de contradicciones y contrariedades, de exaltaciones y desánimos, de convulsiones y banalidades, y los relatos de este libro están a la altura de estos tiempos, quiero decir que son un modo de verlos, compulsarlos, reinventarlos para poder comprenderlos, que siempre será una manera más piadosa de padecerlos".
Este perspicaz diagnóstico del complejo mundo contemporáneo se debe al escritor Luis Mateo Díez, y aparece en su prólogo a "Confesiones de una mosca", el nuevo libro de Julia Otxoa (San Sebastián, 1953) y su décimo título de relatos, que la autora acaba de publicar en la Editorial Menoscuarto.
"Es una de las propuestas narrativas más inquietantes y sugerentes que he leído en mucho tiempo", afirma el académico de la RAE. Y es que Julia Otxoa sorprende con esta nueva colección de cuentos y microrrelatos. En ellos pueden adivinarse un rasgo kafkiano, una herencia esperpéntica, destellos surrealistas y un humor satírico que nos aproximan a la literatura del absurdo. Esta obra no solo es la decantación del tamiz de varias tradiciones literarias entrecruzadas, sino un claro ejemplo de la escritura de una autora con renovada modernidad.
La obra literaria de Julia Otxoa —poeta, narradora y artista gráfica— se ha traducido a varios idiomas y se incluye en diferentes antologías, como la de David Lagmanovich, "La otra mirada" (Menoscuarto, 2005), o la de Irene Andres-Suárez, "Antología del microrrelato español (1906-2011)", pues se la valora como una de las mejores cultivadoras de la narrativa breve hispana contemporánea.
Entre sus diez libros de relatos sobresalen "Un extraño envío" (2006), "Escena de familia con fantasma" (2013) y "Confesiones de una mosca" (2018), publicados en Menoscuarto. Además, es autora de diversos libros de literatura infantil y poemarios, entre los que cabe destacar "La nieve en los manzanos" (2000), "Taxus baccata" (2005), "La lentitud de la luz" (Ediciones Cálamo, 2008) y "Jardín de arena" (2016), algunos en colaboración con el escultor Ricardo Ugarte.
"Corren tiempo de contradicciones y contrariedades, de exaltaciones y desánimos, de convulsiones y banalidades, y los relatos de este libro están a la altura de estos tiempos, quiero decir que son un modo de verlos, compulsarlos, reinventarlos para poder comprenderlos, que siempre será una manera más piadosa de padecerlos".
Este perspicaz diagnóstico del complejo mundo contemporáneo se debe al escritor Luis Mateo Díez, y aparece en su prólogo a "Confesiones de una mosca", el nuevo libro de Julia Otxoa (San Sebastián, 1953) y su décimo título de relatos, que la autora acaba de publicar en la Editorial Menoscuarto.
"Es una de las propuestas narrativas más inquietantes y sugerentes que he leído en mucho tiempo", afirma el académico de la RAE. Y es que Julia Otxoa sorprende con esta nueva colección de cuentos y microrrelatos. En ellos pueden adivinarse un rasgo kafkiano, una herencia esperpéntica, destellos surrealistas y un humor satírico que nos aproximan a la literatura del absurdo. Esta obra no solo es la decantación del tamiz de varias tradiciones literarias entrecruzadas, sino un claro ejemplo de la escritura de una autora con renovada modernidad.
La obra literaria de Julia Otxoa —poeta, narradora y artista gráfica— se ha traducido a varios idiomas y se incluye en diferentes antologías, como la de David Lagmanovich, "La otra mirada" (Menoscuarto, 2005), o la de Irene Andres-Suárez, "Antología del microrrelato español (1906-2011)", pues se la valora como una de las mejores cultivadoras de la narrativa breve hispana contemporánea.
Entre sus diez libros de relatos sobresalen "Un extraño envío" (2006), "Escena de familia con fantasma" (2013) y "Confesiones de una mosca" (2018), publicados en Menoscuarto. Además, es autora de diversos libros de literatura infantil y poemarios, entre los que cabe destacar "La nieve en los manzanos" (2000), "Taxus baccata" (2005), "La lentitud de la luz" (Ediciones Cálamo, 2008) y "Jardín de arena" (2016), algunos en colaboración con el escultor Ricardo Ugarte.