Señor Rajoy
![[Img #13971]](upload/img/periodico/img_13971.png)
Señor Rajoy:
Los presidentes, tras ejercer su democrático mandato, pasan a ocupar páginas de la historia, páginas más brillantes o más oscuras; usted ya ha entrado en ellas, pero en las peores de la actual democracia española, y no solo como un presidente pusilánime y dubitativo, que se sienta a observar cómo pasan los grandes problemas de la sociedad, sin ser capaz de enfrentarse a ellos con la suficiente capacidad, premura y decisión.
Usted pasa a las más oscuras páginas de nuestra historia como el Presidente que toleró la fractura de España a manos de unos delincuentes racistas catalanes, a los que no sólo dejó hacer lo que quisieron, sino que incluso financió con el dinero de todos los españoles. Deje de destruir, váyase a Galicia, a Santa Pola, o a donde sea, pero no siga haciendo daño.
Es curioso que en su particular maratón de destrucción, todos observemos cómo ya no le quieren ni la mayoría de los militantes de su partido, que ya le están abandonando, hartos, cansados y asustados. ¿De qué se trata? ¿Únicamente de ganar elecciones? ¿y España y los españoles? En 1966, el sociólogo Otto Kirchheimer desarrolló el concepto de "Catch all Party" (Partido atrápalo-todo) referido a aquellos partidos que más allá del programa o las ideas tienen como objetivo prioritario conseguir el máximo número de votantes. Medio siglo después, usted a inventado el "Destroy Party" (Partido Destructor), que además de centrarse en ganar elecciones, a su paso, como el caballo de Atila, arrasa, incluso a sí mismo.
Mientras tanto, en Cataluña asistimos a la elevación del esperpento hasta cotas difíciles de concebir y entender. La realidad supera la imaginación, y la distorsión es tan grande que se está llevando a cabo un nuevo "constructo", en planos de realidad paralelos, cuya virtualidad depende en gran medida del nivel de aceptación de una parte de la sociedad catalana, que está enferma, y de otra parte del recorrido espacio-temporal que el Gobierno de España permita.
Con un presidente títere teledirigido desde 1.864 kilómetros de distancia (el racista Torra) que concluye su discurso de investidura con un alegato a la República Independiente de Cataluña... teniendo por respuesta la mano tendida del Sr. Rajoy.
Pero al que se le permite que controle una fuerza armada de 17.000 hombres y mujeres que ya han demostrado su deslealtad al ordenamiento jurídico español. De un sistema educativo que es el instrumento básico de adoctrinamiento del secesionismo catalán, en el que se ha instalado el supremacismo, y los niños son rehenes de la mentira y han perdido el derecho a una educación de calidad en el idioma de los españoles.
Hay que hablar catalán porque somos diferentes, y somos diferentes porque hablamos catalán, no como ellos; viene de lejos la maniobra, viene desde la Transición y fue rematada con la Segunda Ley de normalización lingüística de 1998, tan de lejos que ha calado demasiado, y ahora todo está empapado, y el que no sabe o no quiere nadar se ahoga en las putrefactas aguas del supremacismo racista, seguro que alguno de estos sujetos estará pensando seriamente en medir parámetros antropométricos.
Sabido es que lo que ha ocurrido en Cataluña ya se puede recordar y escribir, con una mezcla de pena, rabia y asombro. La sociedad catalana está rota, completamente fracturada con una herida de la que ya mana violencia, y por cuyos recovecos se cuelan los virus y las bacterias del populismo; los demagogos han venido para quedarse.
Este pseudo-presidente (El Quim) también va a controlar la más poderosa y costosa maquina de publicidad que existe en Occidente desde los tiempos de III Reich, la televisión y radio de la Generalitat. El altavoz más potente y penetrante.
La nación catalana no existe, nunca existió, por eso es imperativo construirla utilizando para ello todos los recursos disponibles; la perturbada mente de los secesionistas no es capaz de imaginar idea más prometedora, vale la pena vivir por ella y para ella, arrastrando a las próximas generaciones, que merecen esa arcadia feliz, y que son el cemento base de su futuro y pervivencia. El proyecto es tan grande que merece muchos esfuerzos; que son 4.000 empresas menos si la causa es justa; qué importa el dinero si no es mío, si es el dinero de las bestias; y si además, la causa genera comunión, su razón se torna salvificadora, es la sublimación de la perfección frente a la barbarie de las bestias españolas, que adolecen de evidentes defectos genéticos en su ADN.
El Sr. Rajoy, no sabemos si con alto o bajo nivel de pasmo, pero con una parsimonia que ya es comentario en todos los foros, observa el desastre. En Europa empiezan a saltar alarmas. Pero el Sr. Rajoy está a otra cosa.
El mismo que en el País Vasco ha llevado a término una política de pactos con el otro nacionalismo periférico, el del ultra-racista Sabino Arana, el del PNV. A cambio de unos presupuestos y un muy discutido cálculo del Cupo en el marco del anacrónico Concierto (que nadie se atreve a explicar con detalle y cifras, porque son impresentables). El Sr. Rajoy, que a cambio de dinero ha puesto encima de la mesa a los presos de ETA y la modificación de la política penitenciaria.
Y Sr. Rajoy, no me diga que no es cierto, porque basta con visitar estos días la cárcel de Martutene (San Sebastián), hablar con los funcionarios y con los presos que allí cumplen condenas menores, para saber, como ya saben ellos, que van a ser dispersados para realojar a presos de ETA.
Sr. Rajoy, por dinero está haciendo, con el PNV, algo de extrema gravedad contra todos los españoles, pero muy especialmente contra todas las víctimas de ése monstruo que ha sido ETA y la no desaparecida Izquierda Abertzale. Esta acercando a los presos de ETA.
Mientras pasea muchos kilómetros, en Cataluña se avecina un calendario infernal, un verano tórrido plagado de incidentes, el verano de la vergüenza, porque va a ser intolerable tener que tolerarlo. Nunca una nación fue tan sistemáticamente insultada, con tal intensidad, en tan poco tiempo. Los españoles no nos merecemos esto.
En ninguna democracia occidental un racista confeso como "El Quim" podría ser ni presidente de un club de futbol de tercera. Aquí se le tiende la mano para que escupa más agusto su veneno.
La sociedad está harta y cansada, una sociedad que según el último CIS (abril) esta prácticamente más preocupada por la situación política que por la económica, teniendo como primera preocupación el paro, pero como segunda la corrupción y siendo la tercera la política y los políticos. Una sociedad batiendo records de desmovilización y desencanto, con demasiadas razones para ello.
Es una situación que afecta al buen funcionamiento de la democracia.
El nacionalismo catalán está preparado, desafiante nos apunta con una pistola cargada, en cuya recámara hay alojado un cartucho de grueso calibre presto a ser percutido; en ése cartucho la bala tiene gravada una inscripción: "elecciones".
Sr. Rajoy, cuando se vaya, o le echen, el daño ya estará hecho. Pero está a tiempo de no seguir alimentando el agujero negro, que como es sabido se caracteriza por tener un "horizonte de sucesos", la frontera más allá de la cual es imposible regresar. El horizonte no se encuentra marcado por ninguna señal en particular, simplemente, está ahí. Las malas noticias solo llegan después; quienquiera que lo atraviese únicamente podrá caer, caer y caer, hacia una profunda oscuridad.
Señor Rajoy:
Los presidentes, tras ejercer su democrático mandato, pasan a ocupar páginas de la historia, páginas más brillantes o más oscuras; usted ya ha entrado en ellas, pero en las peores de la actual democracia española, y no solo como un presidente pusilánime y dubitativo, que se sienta a observar cómo pasan los grandes problemas de la sociedad, sin ser capaz de enfrentarse a ellos con la suficiente capacidad, premura y decisión.
Usted pasa a las más oscuras páginas de nuestra historia como el Presidente que toleró la fractura de España a manos de unos delincuentes racistas catalanes, a los que no sólo dejó hacer lo que quisieron, sino que incluso financió con el dinero de todos los españoles. Deje de destruir, váyase a Galicia, a Santa Pola, o a donde sea, pero no siga haciendo daño.
Es curioso que en su particular maratón de destrucción, todos observemos cómo ya no le quieren ni la mayoría de los militantes de su partido, que ya le están abandonando, hartos, cansados y asustados. ¿De qué se trata? ¿Únicamente de ganar elecciones? ¿y España y los españoles? En 1966, el sociólogo Otto Kirchheimer desarrolló el concepto de "Catch all Party" (Partido atrápalo-todo) referido a aquellos partidos que más allá del programa o las ideas tienen como objetivo prioritario conseguir el máximo número de votantes. Medio siglo después, usted a inventado el "Destroy Party" (Partido Destructor), que además de centrarse en ganar elecciones, a su paso, como el caballo de Atila, arrasa, incluso a sí mismo.
Mientras tanto, en Cataluña asistimos a la elevación del esperpento hasta cotas difíciles de concebir y entender. La realidad supera la imaginación, y la distorsión es tan grande que se está llevando a cabo un nuevo "constructo", en planos de realidad paralelos, cuya virtualidad depende en gran medida del nivel de aceptación de una parte de la sociedad catalana, que está enferma, y de otra parte del recorrido espacio-temporal que el Gobierno de España permita.
Con un presidente títere teledirigido desde 1.864 kilómetros de distancia (el racista Torra) que concluye su discurso de investidura con un alegato a la República Independiente de Cataluña... teniendo por respuesta la mano tendida del Sr. Rajoy.
Pero al que se le permite que controle una fuerza armada de 17.000 hombres y mujeres que ya han demostrado su deslealtad al ordenamiento jurídico español. De un sistema educativo que es el instrumento básico de adoctrinamiento del secesionismo catalán, en el que se ha instalado el supremacismo, y los niños son rehenes de la mentira y han perdido el derecho a una educación de calidad en el idioma de los españoles.
Hay que hablar catalán porque somos diferentes, y somos diferentes porque hablamos catalán, no como ellos; viene de lejos la maniobra, viene desde la Transición y fue rematada con la Segunda Ley de normalización lingüística de 1998, tan de lejos que ha calado demasiado, y ahora todo está empapado, y el que no sabe o no quiere nadar se ahoga en las putrefactas aguas del supremacismo racista, seguro que alguno de estos sujetos estará pensando seriamente en medir parámetros antropométricos.
Sabido es que lo que ha ocurrido en Cataluña ya se puede recordar y escribir, con una mezcla de pena, rabia y asombro. La sociedad catalana está rota, completamente fracturada con una herida de la que ya mana violencia, y por cuyos recovecos se cuelan los virus y las bacterias del populismo; los demagogos han venido para quedarse.
Este pseudo-presidente (El Quim) también va a controlar la más poderosa y costosa maquina de publicidad que existe en Occidente desde los tiempos de III Reich, la televisión y radio de la Generalitat. El altavoz más potente y penetrante.
La nación catalana no existe, nunca existió, por eso es imperativo construirla utilizando para ello todos los recursos disponibles; la perturbada mente de los secesionistas no es capaz de imaginar idea más prometedora, vale la pena vivir por ella y para ella, arrastrando a las próximas generaciones, que merecen esa arcadia feliz, y que son el cemento base de su futuro y pervivencia. El proyecto es tan grande que merece muchos esfuerzos; que son 4.000 empresas menos si la causa es justa; qué importa el dinero si no es mío, si es el dinero de las bestias; y si además, la causa genera comunión, su razón se torna salvificadora, es la sublimación de la perfección frente a la barbarie de las bestias españolas, que adolecen de evidentes defectos genéticos en su ADN.
El Sr. Rajoy, no sabemos si con alto o bajo nivel de pasmo, pero con una parsimonia que ya es comentario en todos los foros, observa el desastre. En Europa empiezan a saltar alarmas. Pero el Sr. Rajoy está a otra cosa.
El mismo que en el País Vasco ha llevado a término una política de pactos con el otro nacionalismo periférico, el del ultra-racista Sabino Arana, el del PNV. A cambio de unos presupuestos y un muy discutido cálculo del Cupo en el marco del anacrónico Concierto (que nadie se atreve a explicar con detalle y cifras, porque son impresentables). El Sr. Rajoy, que a cambio de dinero ha puesto encima de la mesa a los presos de ETA y la modificación de la política penitenciaria.
Y Sr. Rajoy, no me diga que no es cierto, porque basta con visitar estos días la cárcel de Martutene (San Sebastián), hablar con los funcionarios y con los presos que allí cumplen condenas menores, para saber, como ya saben ellos, que van a ser dispersados para realojar a presos de ETA.
Sr. Rajoy, por dinero está haciendo, con el PNV, algo de extrema gravedad contra todos los españoles, pero muy especialmente contra todas las víctimas de ése monstruo que ha sido ETA y la no desaparecida Izquierda Abertzale. Esta acercando a los presos de ETA.
Mientras pasea muchos kilómetros, en Cataluña se avecina un calendario infernal, un verano tórrido plagado de incidentes, el verano de la vergüenza, porque va a ser intolerable tener que tolerarlo. Nunca una nación fue tan sistemáticamente insultada, con tal intensidad, en tan poco tiempo. Los españoles no nos merecemos esto.
En ninguna democracia occidental un racista confeso como "El Quim" podría ser ni presidente de un club de futbol de tercera. Aquí se le tiende la mano para que escupa más agusto su veneno.
La sociedad está harta y cansada, una sociedad que según el último CIS (abril) esta prácticamente más preocupada por la situación política que por la económica, teniendo como primera preocupación el paro, pero como segunda la corrupción y siendo la tercera la política y los políticos. Una sociedad batiendo records de desmovilización y desencanto, con demasiadas razones para ello.
Es una situación que afecta al buen funcionamiento de la democracia.
El nacionalismo catalán está preparado, desafiante nos apunta con una pistola cargada, en cuya recámara hay alojado un cartucho de grueso calibre presto a ser percutido; en ése cartucho la bala tiene gravada una inscripción: "elecciones".
Sr. Rajoy, cuando se vaya, o le echen, el daño ya estará hecho. Pero está a tiempo de no seguir alimentando el agujero negro, que como es sabido se caracteriza por tener un "horizonte de sucesos", la frontera más allá de la cual es imposible regresar. El horizonte no se encuentra marcado por ninguna señal en particular, simplemente, está ahí. Las malas noticias solo llegan después; quienquiera que lo atraviese únicamente podrá caer, caer y caer, hacia una profunda oscuridad.