20 aniversario
Covite exige "la derrota final de ETA" y avisa de que el proyecto político de los terroristas "está más vivo que nunca"
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, ha reivindicado la necesidad de su existencia en la celebración del 20 aniversario de su fundación. "Fuimos y seguimos siendo necesarios", ha defendido Consuelo Ordóñez, actual pressidenta de la asociación, quien ha resaltado que nunca han querido ser "víctimas de la paz" y ahora tampoco quieren serlo. Además, ha exigido al Gobierno central que "se detenga hasta el último etarra" porque quieren "la foto de la derrota final" de ETA.
Covite ha conmemorado las dos décadas de trayectoria del colectivo, fundado el 28 de noviembre de 1998 por Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA el 23 de enero de 1995; Teresa Díaz Bada, hija del teniente coronel de Infantería y superintendente de la Ertzaintza Carlos Díaz, asesinado por ETA el 7 de marzo de 1985; y Cristina Cuesta, hija del delegado de Telefónica en Guipúzcoa Enrique Cuesta, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas el 26 de marzo de 1982.
En su intervención, Ordóñez ha subrayado que Covite "seguirá resistiendo" porque tiene "retos pendientes", entre los que están "ganar la batalla del relato" y conseguir la "deslegitimación" del proyecto político de ETA. "Seguiremos luchando por mantener nuestra independencia. Todos los que nos han odiado tanto nos han curtido y las dificultades nos dan más fuerza", ha enfatizado.
Por su parte, Teresa Díaz Bada ha explicado en su intervención que el relato de lo vivido y padecido durante todos los años de terrorismo, solo puede vertebrarse a través del testimonio de las víctimas. "Las víctimas no mienten. Y por eso somos incómodas. Las víctimas construyen su relato desde su experiencia terrible, de padecimiento y soledad. Desde una única e indubitable verdad: que sus familiares, que nuestrros familiares, fueron asesinados, heridos o chantajeados vilmente por aquellos que han hecho del asesinato y extorsión su forma de vida".
Teresa Díaz Bada ha recordado que "las víctimas necesitamos que el estado de Derecho y la justicia nos ampare, conscientes como somos de que hubo un tiempo, demasiado largo, en el que no nos protegió ni defendió como debía". En este sentido, la que fuera primera presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha añadido que "las víctimas necesitamos que el relato histórico de medio siglo de terrorismo de ETA presente los hechos como sucedieron, sobre todo, para que no vuelvan a producirse". "En este sentido", ha detallado, "la historia que escribamos debe denunciar que la sociedad vasca miró hacia otro lado desde el comienzo del terrorismo sin manifestar, en demasiadas ocasiones, ni un ápice de compasión; debe denunciar que determinadas élites políticas, económicas, culturales y religiosas, carentes de criterios éticos firmes, alentaron y disculparon a los asesinos y a sus cómplices; debe denunciar que el Estado democrático estuvo ausente, y que no nos defendió ni a nosotros ni a los miles de miembros de las Fuerzas de Seguridad, a quienes se dejó solos y en la más completa estacada; y debe denunciar que la Justicia no actuó como debía, que no reparó lo reparable, que permitió la revictimización y el escarnio de las víctimas; que por desidia, ignorancia y mal hacer, dejó cientos de crímenes en la más absoluta impunidad".
En opinión de Teresa Díaz Bada, las víctimas del terrorismo nunca han perdido la dignidad. "La dignidad la perdieron quienes miraron hacia otro lado, quienes señalaban a las ya víctimas para seguir amenazándolas y vilipendiándolas después de que ya les hubieran arrebatado a su familiar o a sus familiares. La dignidad la perdió gran parte de la sociedad vasca, disculpando a los asesinos o jaleándoles o mirando hacia otro lado cuando los liberticidas se paseaban por nuestras calles y nuestras instituciones. La dignidad la perdieron los verdugos voluntarios que jalearon, por activa o por pasiva, a los asesinos, sin mostrar compasión alguna".
"Por eso", finalizó Díaz Bada, "después de 20 años, las víctimas seguimos reclamando memoria, para que se sepa lo ocurrido. Verdad, para que la sociedad conozca hasta donde llegó la iniquidad de los asesinos y la complicidad con los criminales. Y Justicia, para que la inacción de la misma durante demasiados años, para que el olvido y el maltrato institucional que nos obligó a salir a la calle hace veinte años, no permita ahora también que los malvados pervivan en la más absoluta impunidad".
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, ha reivindicado la necesidad de su existencia en la celebración del 20 aniversario de su fundación. "Fuimos y seguimos siendo necesarios", ha defendido Consuelo Ordóñez, actual pressidenta de la asociación, quien ha resaltado que nunca han querido ser "víctimas de la paz" y ahora tampoco quieren serlo. Además, ha exigido al Gobierno central que "se detenga hasta el último etarra" porque quieren "la foto de la derrota final" de ETA.
Covite ha conmemorado las dos décadas de trayectoria del colectivo, fundado el 28 de noviembre de 1998 por Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA el 23 de enero de 1995; Teresa Díaz Bada, hija del teniente coronel de Infantería y superintendente de la Ertzaintza Carlos Díaz, asesinado por ETA el 7 de marzo de 1985; y Cristina Cuesta, hija del delegado de Telefónica en Guipúzcoa Enrique Cuesta, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas el 26 de marzo de 1982.
En su intervención, Ordóñez ha subrayado que Covite "seguirá resistiendo" porque tiene "retos pendientes", entre los que están "ganar la batalla del relato" y conseguir la "deslegitimación" del proyecto político de ETA. "Seguiremos luchando por mantener nuestra independencia. Todos los que nos han odiado tanto nos han curtido y las dificultades nos dan más fuerza", ha enfatizado.
Por su parte, Teresa Díaz Bada ha explicado en su intervención que el relato de lo vivido y padecido durante todos los años de terrorismo, solo puede vertebrarse a través del testimonio de las víctimas. "Las víctimas no mienten. Y por eso somos incómodas. Las víctimas construyen su relato desde su experiencia terrible, de padecimiento y soledad. Desde una única e indubitable verdad: que sus familiares, que nuestrros familiares, fueron asesinados, heridos o chantajeados vilmente por aquellos que han hecho del asesinato y extorsión su forma de vida".
Teresa Díaz Bada ha recordado que "las víctimas necesitamos que el estado de Derecho y la justicia nos ampare, conscientes como somos de que hubo un tiempo, demasiado largo, en el que no nos protegió ni defendió como debía". En este sentido, la que fuera primera presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha añadido que "las víctimas necesitamos que el relato histórico de medio siglo de terrorismo de ETA presente los hechos como sucedieron, sobre todo, para que no vuelvan a producirse". "En este sentido", ha detallado, "la historia que escribamos debe denunciar que la sociedad vasca miró hacia otro lado desde el comienzo del terrorismo sin manifestar, en demasiadas ocasiones, ni un ápice de compasión; debe denunciar que determinadas élites políticas, económicas, culturales y religiosas, carentes de criterios éticos firmes, alentaron y disculparon a los asesinos y a sus cómplices; debe denunciar que el Estado democrático estuvo ausente, y que no nos defendió ni a nosotros ni a los miles de miembros de las Fuerzas de Seguridad, a quienes se dejó solos y en la más completa estacada; y debe denunciar que la Justicia no actuó como debía, que no reparó lo reparable, que permitió la revictimización y el escarnio de las víctimas; que por desidia, ignorancia y mal hacer, dejó cientos de crímenes en la más absoluta impunidad".
En opinión de Teresa Díaz Bada, las víctimas del terrorismo nunca han perdido la dignidad. "La dignidad la perdieron quienes miraron hacia otro lado, quienes señalaban a las ya víctimas para seguir amenazándolas y vilipendiándolas después de que ya les hubieran arrebatado a su familiar o a sus familiares. La dignidad la perdió gran parte de la sociedad vasca, disculpando a los asesinos o jaleándoles o mirando hacia otro lado cuando los liberticidas se paseaban por nuestras calles y nuestras instituciones. La dignidad la perdieron los verdugos voluntarios que jalearon, por activa o por pasiva, a los asesinos, sin mostrar compasión alguna".
"Por eso", finalizó Díaz Bada, "después de 20 años, las víctimas seguimos reclamando memoria, para que se sepa lo ocurrido. Verdad, para que la sociedad conozca hasta donde llegó la iniquidad de los asesinos y la complicidad con los criminales. Y Justicia, para que la inacción de la misma durante demasiados años, para que el olvido y el maltrato institucional que nos obligó a salir a la calle hace veinte años, no permita ahora también que los malvados pervivan en la más absoluta impunidad".