Jueves, 11 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 10 de Septiembre de 2025 a las 16:23:07 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

La Tribuna del País Vasco
Lunes, 03 de Diciembre de 2018 Tiempo de lectura:

Un vasco comienza la reconquista de España desde Andalucía

El triunfo del bloque de centro derecha en las elecciones andaluzas, y especialmente la victoria de Vox, un pequeño partido liberal conservador que hace tres años apenas existía, permite extraer una serie de conclusiones inmediatas y, sobre todo, refleja a la perfección una intensa corriente de fondo que comienza a percibirse en toda Europa, a pesar de las constantes falsedades y manipulaciones destiladas por los principales “medios de información” continentales.

 

El triunfo del centro derecha español en un territorio tan reacio a las formaciones que lo conforman como es Andalucía es, sin duda, consecuencia directa de la vergonzosa, delirante y filodelictiva política del Gobierno socialista de Pedro Sánchez aliado con la chusma independentista de extrema-izquierda que asuela España, pero es también producto del agotamiento y de la indignación de los ciudadanos españoles ante unas políticas de izquierda y de extrema-izquierda que han supuesto la liquidación de la clase media, que no defienden las libertades individuales sino la falsa democracia de las élites; que no buscan la igualdad de oportunidades para todos, sino un igualitarismo demagógico e inservible que desprecia la meritocracia y condena el esfuerzo personal y que tampoco desean la existencia y la convivencia plural de ideologías, creencias y religiones bajo un marco único de respeto a “nuestros valores”, sino que tratan de implantar un multiculturalismo soez y totalitario que equipara los mejores saberes y legados alumbrados por la humanidad con las tradiciones y costumbres más bárbaras.

 

Vox ha sabido leer a la perfección la amenaza de este nuevo totalitarismo socialdemócrata que, encabezado por individuos como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, trata de adormecernos, confundirnos y esclavizarnos cambiando el sexo por el género, utilizando el feminismo radical como ariete contra la concepción de familia, empleando la corrección política como mazo para acabar con los discrepantes, destrozando el lenguaje, dinamitando nuestro idioma universal, humillando al ‘hombre blanco’ para diluir Occidente y, sobre todo, recompensando siempre a toda aquellos individuos, empresas u organizaciones que ayuden a despreciar nuestra forma de vida, nuestras tradiciones y a Dios.

 

Santiago Abascal ha sabido ofrecer a a los ciudadanos y a los electores la esperanza de una nueva España y una nueva Europa muy diferente a la actual: una España y una Europa en la que los niños tienen pene y las niñas, vagina; en la que los países comunistas y bolivarianos son dictaduras abominables y no paraísos de la libertad; en la que los verdugos terroristas son tratados como tales y no puestos con honores en libertad; en la que la historia puede narrarse como fue y en la que, en fin, sea posible hablar, escribir, opinar y argumentar sin miedo a recibir insultos de “facha” o denuncias por “delitos de odio” que encarcelan el sentido común.

 

Con su entrada triunfal en el Parlamento andaluz, Santiago Abascal, un vasco de Bilbao que no hay que olvidar tiene en su haber una heroica lucha contra el terrorismo de ETA que todos sus difamadores ocultan, se ha puesto al frente de la reconquista de una España que la izquierda y la extrema izquierda mantienen mancillada desde los tiempos aciagos de José Luis Rodríguez Zapatero. Y esa reconquista de la España de siempre es también la reconquista de la Europa tradicional que otros partidos de la nueva derecha continental, similares a Vox, están llevando a cabo en numerosos lugares de Europa, de Estocolmo a Roma y de Berlín a París. Se trata de una reconquista que millones de españoles y europeos compartimos y que sabe que hay un puñado de principios esenciales, básicos y elementales, que nunca pueden ser negociables: que Occidente no puede seguir lincuándose en un mundialismo irresponsable, fatuo y grotesco; que solamente los seres humanos (y no los grupos que éstos forman entre sí) tienen derechos inalienables; que el bagaje y la elaboración ética-política de nuestras sociedades occidentales es muy superior, y mejor y más justo, que el de otras tradiciones de otros lugares del mundo; que cuando hablamos de familia, siempre hablamos de familia natural; que la inmigración ilegal es un peligro para la democracia; que nuestra tradición, nuestras leyes y nuestros valores manan únicamente de nuestro pasado judeocristiano y grecolatino; que el comunismo es el peor totalitarismo que ha sufrido y sufre la humanidad, o que las mujeres, por ser mujeres, o los hombres, por ser hombres, no tienen unos derechos específicos que sí corresponden, por el contrario, a todos y cada uno de los seres humanos, individual e independientemente del sexo que éstos tengan.

 

Decir todo esto, hoy, es auténticamente iconoclasta, rebelde y rupturista. Y, por eso, el inapelable triunfo moral de Vox en Andalucía es algo más que una victoria: es una revolución.

 

Etiquetada en...

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.