Informe de Bloomberg
El único logro del movimiento de extrema-izquierda #MeToo: las mujeres son segregadas en el mundo de las finanzas
No más cenas con compañeras. No se siente junto a ellas en los vuelos. Reserve habitaciones de hotel en diferentes pisos. Evite las reuniones individuales. Tal y como lo ha expresado un asesor financiero, “simplemente el hecho de contratar a una mujer en estos días es asunir un riesgo desconocido. ¿Qué pasaría si tomara de una forma incorrecta algo que he dicho?”.
Según informa la revista norteamericana Bloomberg, en Wall Street, los hombres están adoptando estrategias radicales para afrontar la era #MeToo y, en el proceso, hacen la vida aún más difícil para las mujeres. Algunas conocen esta realidad como el “efecto Pence”, después de que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, asegurara que evita comer solo con cualquier mujer que no sea su esposa. “En el mundo de las finanzas”, afirma la citada publicación, una de las revistas más conocidas en el ámbito de la economía y de la empresa, “el impacto general puede ser, en esencia, la segregación de género”.
Las entrevistas realizadas a más de 30 ejecutivos senior sugieren que muchos están asustados por el movimiento de extrema-izquierda #MeToo y luchan por sobrellevar la situación. "Se está creando una sensación de caminar sobre cáscaras de huevo", ha explicado David Bahnsen, ex director gerente de Morgan Stanley, que ahora es un asesor independiente que supervisa más 1.500 millones de dólares. “Esto no es un fenómeno de una sola industria, ya que los hombres de todo el país verifican su comportamiento en el trabajo, para protegerse a sí mismos frente a lo que consideran una corrección política irrazonable o, simplemente, para hacer lo correcto”.
Según Bloomberg, Wall Street corre el riesgo de convertirse en un club de niños. "Las mujeres estamos captando ideas sobre cómo lidiar con esto, porque está afectando a nuestras carreras", ha explicado Karen Elinski, presidenta de la Asociación de Mujeres Financieras y vicepresidenta senior en Wells Fargo & Co. "Es una verdadera pérdida”.
Y es que existe otro problema. Es posible que si las empresas no logran evitar esta política de los hombres de no acercarse a las mujeres, caigan en otro agujero legal. “Si los hombres evitan trabajar o viajar solos con mujeres, o dejan de asesorar a las mujeres por temor a ser acusados de acoso sexual, puede ocurrir que esos mismos hombres se libren de una queja de acoso sexual, pero tengan que soportar una demanda por discriminación sexual".
Ejecutivos y directivos de fondos de inversión, firmas de abogados, bancos, firmas de capital privado y firmas de gestión de inversiones que han hablado con Bloomberg reconocen sentir el “efecto Pence”: se sientan inquietos por estar a solas con sus colegas femeninas, particularmente si éstas son jóvenes o atractivas, temen los rumores y sienten una responsabilidad potencial. Un gerente de inversiones en infraestructura explicó a la revista que ya no se reune con empleadas en habitaciones sin ventanas y que también mantiene una distancia prudencial con las mujeres en los ascensores. Un destacado experto en capital, de más de 40 años de edad, reconoció que tiene una nueva regla, establecida por recomendación de su esposa, abogada: no hay cena de negocios con una mujer de 35 años o menos.
Los cambios pueden ser sutiles pero insidiosos, con mujeres, por ejemplo, excluidas de las bebidas informales después del trabajo, con encuentros laborales rodeados de testigos y manteniendo reuniones privadas con los jefes con las puertas abiertas. "Algunos hombres me han expresado su preocupación de que temen una falsa acusación”, explica Zweig, el abogado, a Bloomberg: "Estos hombres temen lo que no pueden controlar”.
No más cenas con compañeras. No se siente junto a ellas en los vuelos. Reserve habitaciones de hotel en diferentes pisos. Evite las reuniones individuales. Tal y como lo ha expresado un asesor financiero, “simplemente el hecho de contratar a una mujer en estos días es asunir un riesgo desconocido. ¿Qué pasaría si tomara de una forma incorrecta algo que he dicho?”.
Según informa la revista norteamericana Bloomberg, en Wall Street, los hombres están adoptando estrategias radicales para afrontar la era #MeToo y, en el proceso, hacen la vida aún más difícil para las mujeres. Algunas conocen esta realidad como el “efecto Pence”, después de que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, asegurara que evita comer solo con cualquier mujer que no sea su esposa. “En el mundo de las finanzas”, afirma la citada publicación, una de las revistas más conocidas en el ámbito de la economía y de la empresa, “el impacto general puede ser, en esencia, la segregación de género”.
Las entrevistas realizadas a más de 30 ejecutivos senior sugieren que muchos están asustados por el movimiento de extrema-izquierda #MeToo y luchan por sobrellevar la situación. "Se está creando una sensación de caminar sobre cáscaras de huevo", ha explicado David Bahnsen, ex director gerente de Morgan Stanley, que ahora es un asesor independiente que supervisa más 1.500 millones de dólares. “Esto no es un fenómeno de una sola industria, ya que los hombres de todo el país verifican su comportamiento en el trabajo, para protegerse a sí mismos frente a lo que consideran una corrección política irrazonable o, simplemente, para hacer lo correcto”.
Según Bloomberg, Wall Street corre el riesgo de convertirse en un club de niños. "Las mujeres estamos captando ideas sobre cómo lidiar con esto, porque está afectando a nuestras carreras", ha explicado Karen Elinski, presidenta de la Asociación de Mujeres Financieras y vicepresidenta senior en Wells Fargo & Co. "Es una verdadera pérdida”.
Y es que existe otro problema. Es posible que si las empresas no logran evitar esta política de los hombres de no acercarse a las mujeres, caigan en otro agujero legal. “Si los hombres evitan trabajar o viajar solos con mujeres, o dejan de asesorar a las mujeres por temor a ser acusados de acoso sexual, puede ocurrir que esos mismos hombres se libren de una queja de acoso sexual, pero tengan que soportar una demanda por discriminación sexual".
Ejecutivos y directivos de fondos de inversión, firmas de abogados, bancos, firmas de capital privado y firmas de gestión de inversiones que han hablado con Bloomberg reconocen sentir el “efecto Pence”: se sientan inquietos por estar a solas con sus colegas femeninas, particularmente si éstas son jóvenes o atractivas, temen los rumores y sienten una responsabilidad potencial. Un gerente de inversiones en infraestructura explicó a la revista que ya no se reune con empleadas en habitaciones sin ventanas y que también mantiene una distancia prudencial con las mujeres en los ascensores. Un destacado experto en capital, de más de 40 años de edad, reconoció que tiene una nueva regla, establecida por recomendación de su esposa, abogada: no hay cena de negocios con una mujer de 35 años o menos.
Los cambios pueden ser sutiles pero insidiosos, con mujeres, por ejemplo, excluidas de las bebidas informales después del trabajo, con encuentros laborales rodeados de testigos y manteniendo reuniones privadas con los jefes con las puertas abiertas. "Algunos hombres me han expresado su preocupación de que temen una falsa acusación”, explica Zweig, el abogado, a Bloomberg: "Estos hombres temen lo que no pueden controlar”.