Veinte años de letxe y miel: ¿distopía o sátira de la Navarra de hoy?
Azpilicueta Center (https://azpilicuetacenter.org/), entidad navarra volcada en la “batalla de las ideas” desde una perspectiva metapolítica, ha vuelto a incursionar en el proceloso mundo editorial –práctico monopolio en esta tierra del panvasquismo-, tras su anterior y exitoso Cuatripartito Kanpora (https://latribunadelpaisvasco.com/art/9645/cuatripartito-kanpora-un-libro-imprescindible-para-comprender-que-sucede-en-navarra), con un nuevo libro de factura, casi por completo, distinta al citado. Se trata de Veinte años de letxe y miel. Un paseo del Vecino por la Nafarroa del 2035, a cargo del propio Vecino de Uxúe. A un módico precio de 10 euros ejemplar, puede adquirirse ya en las librerías TROA e Ínsula de Pamplona, o solicitarse por correo: [email protected].
Si bien Cuatripartito kampora es una afortunada mixtura de periodismo de investigación, crítica política y pequeño arsenal ideológico, en esta ocasión Azpilicueta Center ha apostado por una narración humorística que, según contraportada, presenta notas distópicas. Nos permitiremos discrepar: no es, estrictamente hablando, una novela distópica; no en vano, tan popular género, especialmente entre adolescentes y jóvenes, muy volcado al cine en todo caso, se recrea por definición en sociedades anti-utópicas, y no pocas veces mezcladas con la temática zombi. Por contra, todo lo que nos describe el Vecino en su obra ya es perfectamente reconocible: la Navarra de letxe y miel que nos dibuja para 2035no es ni distinta y distante de la de hoy; acaso algo exagerada. En realidad muy poco. Tampoco se excede en algunas otras previsiones; es más, se queda corto: por ejemplo cuando reitera que, en 2035, todavía purgarían penas algunos terroristas de ETA en las prisiones españolas. Al ritmo que marchamos, ¿alguien se lo cree?
Todos sabemos -aunque no preocupe lo mismo según cada cuál- que los separatistas persiguen una utopía que vienen edificando día a día, desde hace décadas, pacientemente, sirviéndose de múltiples estructuras y constructos: materiales, financieros, simbólicos, etc. Y sin escrúpulo moral que valga. De ahí nuestra rotunda afirmación: todo lo que el autor narra, no deja de ser un “más de lo mismo” que venimos padeciendo desde hace muchos años. La prueba de ello es que el panvasquismo sigue edificando su contra-sociedad, fácilmente reconocible por propios y extraños, que, ahora espoleada por unos poderes públicos de los que se sirven sin complejos, pudiera un día, acaso no muy lejano, relevar a la todavía hoy mayoritariamente convencional. ¡Maricomplejines, otros!
Desde esta perspectiva es más apropiado entender la narración como una sátira del panvasquismo en acción… pero también de determinados tics navarristas; o que son percibidos como tales.
No anticiparemos, ahora, nada de ese futuro de letxe y miel que nos aguarda a la vuelta de la esquina, conforme la visión del autor: para ello está la novela cuya lectura proponemos hoy. Sí resaltaremos, empero, algunos aspectos contemplados en la misma que, junto a otros, explicarían cómo hemos llegado a esta situación.
Entre las peculiares, por decirlo suavemente, características psicológicas del varón coprotagonista de este texto, destacaremos una: el derrotismo autista en el que se desenvuelve al principio de la obra y en no pocos momentos a lo largo de su aventura en la Navarra futurible a 20 años vista. Así, si bien en otros momentos concurren escenas de humor y situaciones francamente hilarantes, especialmente en los primeros capítulos del texto nuestro protagonista masculino se machaca en un agónico y riguroso examen de conciencia: ¿cómo fue posible? ¿Por qué ELLOS alcanzaron el poder absoluto? ¿Qué se hizo mal -más bien habría que afirmar qué, simplemente, no se hizo- por parte de quienes, desde sus superiores cargos, mayores responsabilidades tenían en evitarlo? El mea culpa del protagonista no se dibuja ni completo ni del todo sincero. Y es que, ya desde el principio de la novela, el autor se encuentra exiliado fuera de Navarra: una permanente tentación para muchos paisanos nuestros desde hace décadas. Así, ¿quién no ha escuchado a tanto padre aleccionar a sus hijos recomendándoles “aprende inglés y, cuando puedas, lárgate, que esto se pone muy feo”? Una práctica que contrasta, por completo, con el compromiso de ELLOS, empeñados en la “construcción nacional” desde múltiples trincheras y espacios; ocupando todo espacio que se le ceda voluntaria o involuntariamente.
Otro aspecto -sin duda satírico- es el reduccionismo extremo de ese navarrismo españolista del que alardean protagonistas y demás compañeros de viaje en su incursión semiclandestina por la Navarra del futuro. Si tal identidad se reduce a la ingesta de alcachofas, pimientos del piquillo, tintos Ribera del Duero, referencias nostálgicas a aquellos tiempos en los que se ganaba mucho dinerito, y lagrimones de cocodrilo al evocar a San Fermín y San Francisco Javier, no podemos menos que afirmar que la sátira vecinal desnuda a ese sentimentalismo navarrista, de tantos, no siempre avalado por razones. Acaso por todo ello, como respuesta a tantas carencias percibidas entre los afines, una entidad como Azpilicueta Center, sensible antes que a nada a argumentos y razones, se haya aventurado a editar una novela de carga metapolítica. Una verdadera, por arriesgada, apuesta editorial.
Por otra parte, desde nuestro punto de vista, sí es criticable que la verdadera protagonista de la narración, la arrebatadora Blanca, sea una agente del CNI, con apoyo permanente de la Guardia civil en sus correrías: con semejantes mimbres se lo ha puesto muy fácil a los seguros críticos deconstructores de los contenidos culturales, políticos, simbólicos y psicológicos del navarrismo subyacente en el texto. No en vano, la pregunta se impone: ¿acaso no saben defenderse los navarristas ellos solitos? Existían otras opciones, pero el autor ha ido a lo aparentemente más fácil; pero no por ello pierde peso su diagnóstico central: Navarra es objeto de una implacable lucha cuyo objeto es la conquista de la “hegemonía” cultural, social y política; lo que acarrea la transformación mental y moral de sus gentes. Y, según la mirada vecinal, todo indica que son los agresores quienes están ganando…
La narración tiene otra gran cualidad: mantiene la atención del lector permanentemente sobre la cuestión central que la atraviesa, y que no desvelaremos: ¡líbrenos Dios de hacer un espoiler! Que sea el lector quien adquiera el libro, lo lea y reflexione a su hilo. Y descubra, finalmente, la sorpresa final; merece la pena.
Venimos hablando, en todo momento, del carácter novelístico del texto; sin embardo, acoge, y no poco, notables pinceladas propias de un ensayo metapolítico que giran en torno a muy precisas cuestiones: ¿por qué estamos así?, ¿qué está pasando realmente?, ¿qué más puede acaecer en el futuro?, ¿cómo se sustentan esos comportamientos individuales y colectivos tan comunes ciertamente?
En su conjunto, por tanto, la novela constituye un reclamo razonado y razonable, a la toma de conciencia personal y a la movilización colectiva. Efectivamente, Navarra será lo que los navarros quieran. Pero no basta con asentir o votar cada cuatro años. Viene siendo hora de moverse. Y mucho. Si esperamos que lo hagan, por nosotros, los políticos afines, seamos realistas: ¡estaríamos perdidos!
Concluiremos afirmando que esta narración vecinal proporciona muy buenos ratos de humor negro, retratos personales y colectivos a los que –cada lector- sin duda pondrá rostro y color muy próximos, claves y contextos, motivaciones para la acción y razones para la esperanza.
Azpilicueta Center (https://azpilicuetacenter.org/), entidad navarra volcada en la “batalla de las ideas” desde una perspectiva metapolítica, ha vuelto a incursionar en el proceloso mundo editorial –práctico monopolio en esta tierra del panvasquismo-, tras su anterior y exitoso Cuatripartito Kanpora (https://latribunadelpaisvasco.com/art/9645/cuatripartito-kanpora-un-libro-imprescindible-para-comprender-que-sucede-en-navarra), con un nuevo libro de factura, casi por completo, distinta al citado. Se trata de Veinte años de letxe y miel. Un paseo del Vecino por la Nafarroa del 2035, a cargo del propio Vecino de Uxúe. A un módico precio de 10 euros ejemplar, puede adquirirse ya en las librerías TROA e Ínsula de Pamplona, o solicitarse por correo: [email protected].
Si bien Cuatripartito kampora es una afortunada mixtura de periodismo de investigación, crítica política y pequeño arsenal ideológico, en esta ocasión Azpilicueta Center ha apostado por una narración humorística que, según contraportada, presenta notas distópicas. Nos permitiremos discrepar: no es, estrictamente hablando, una novela distópica; no en vano, tan popular género, especialmente entre adolescentes y jóvenes, muy volcado al cine en todo caso, se recrea por definición en sociedades anti-utópicas, y no pocas veces mezcladas con la temática zombi. Por contra, todo lo que nos describe el Vecino en su obra ya es perfectamente reconocible: la Navarra de letxe y miel que nos dibuja para 2035no es ni distinta y distante de la de hoy; acaso algo exagerada. En realidad muy poco. Tampoco se excede en algunas otras previsiones; es más, se queda corto: por ejemplo cuando reitera que, en 2035, todavía purgarían penas algunos terroristas de ETA en las prisiones españolas. Al ritmo que marchamos, ¿alguien se lo cree?
Todos sabemos -aunque no preocupe lo mismo según cada cuál- que los separatistas persiguen una utopía que vienen edificando día a día, desde hace décadas, pacientemente, sirviéndose de múltiples estructuras y constructos: materiales, financieros, simbólicos, etc. Y sin escrúpulo moral que valga. De ahí nuestra rotunda afirmación: todo lo que el autor narra, no deja de ser un “más de lo mismo” que venimos padeciendo desde hace muchos años. La prueba de ello es que el panvasquismo sigue edificando su contra-sociedad, fácilmente reconocible por propios y extraños, que, ahora espoleada por unos poderes públicos de los que se sirven sin complejos, pudiera un día, acaso no muy lejano, relevar a la todavía hoy mayoritariamente convencional. ¡Maricomplejines, otros!
Desde esta perspectiva es más apropiado entender la narración como una sátira del panvasquismo en acción… pero también de determinados tics navarristas; o que son percibidos como tales.
No anticiparemos, ahora, nada de ese futuro de letxe y miel que nos aguarda a la vuelta de la esquina, conforme la visión del autor: para ello está la novela cuya lectura proponemos hoy. Sí resaltaremos, empero, algunos aspectos contemplados en la misma que, junto a otros, explicarían cómo hemos llegado a esta situación.
Entre las peculiares, por decirlo suavemente, características psicológicas del varón coprotagonista de este texto, destacaremos una: el derrotismo autista en el que se desenvuelve al principio de la obra y en no pocos momentos a lo largo de su aventura en la Navarra futurible a 20 años vista. Así, si bien en otros momentos concurren escenas de humor y situaciones francamente hilarantes, especialmente en los primeros capítulos del texto nuestro protagonista masculino se machaca en un agónico y riguroso examen de conciencia: ¿cómo fue posible? ¿Por qué ELLOS alcanzaron el poder absoluto? ¿Qué se hizo mal -más bien habría que afirmar qué, simplemente, no se hizo- por parte de quienes, desde sus superiores cargos, mayores responsabilidades tenían en evitarlo? El mea culpa del protagonista no se dibuja ni completo ni del todo sincero. Y es que, ya desde el principio de la novela, el autor se encuentra exiliado fuera de Navarra: una permanente tentación para muchos paisanos nuestros desde hace décadas. Así, ¿quién no ha escuchado a tanto padre aleccionar a sus hijos recomendándoles “aprende inglés y, cuando puedas, lárgate, que esto se pone muy feo”? Una práctica que contrasta, por completo, con el compromiso de ELLOS, empeñados en la “construcción nacional” desde múltiples trincheras y espacios; ocupando todo espacio que se le ceda voluntaria o involuntariamente.
Otro aspecto -sin duda satírico- es el reduccionismo extremo de ese navarrismo españolista del que alardean protagonistas y demás compañeros de viaje en su incursión semiclandestina por la Navarra del futuro. Si tal identidad se reduce a la ingesta de alcachofas, pimientos del piquillo, tintos Ribera del Duero, referencias nostálgicas a aquellos tiempos en los que se ganaba mucho dinerito, y lagrimones de cocodrilo al evocar a San Fermín y San Francisco Javier, no podemos menos que afirmar que la sátira vecinal desnuda a ese sentimentalismo navarrista, de tantos, no siempre avalado por razones. Acaso por todo ello, como respuesta a tantas carencias percibidas entre los afines, una entidad como Azpilicueta Center, sensible antes que a nada a argumentos y razones, se haya aventurado a editar una novela de carga metapolítica. Una verdadera, por arriesgada, apuesta editorial.
Por otra parte, desde nuestro punto de vista, sí es criticable que la verdadera protagonista de la narración, la arrebatadora Blanca, sea una agente del CNI, con apoyo permanente de la Guardia civil en sus correrías: con semejantes mimbres se lo ha puesto muy fácil a los seguros críticos deconstructores de los contenidos culturales, políticos, simbólicos y psicológicos del navarrismo subyacente en el texto. No en vano, la pregunta se impone: ¿acaso no saben defenderse los navarristas ellos solitos? Existían otras opciones, pero el autor ha ido a lo aparentemente más fácil; pero no por ello pierde peso su diagnóstico central: Navarra es objeto de una implacable lucha cuyo objeto es la conquista de la “hegemonía” cultural, social y política; lo que acarrea la transformación mental y moral de sus gentes. Y, según la mirada vecinal, todo indica que son los agresores quienes están ganando…
La narración tiene otra gran cualidad: mantiene la atención del lector permanentemente sobre la cuestión central que la atraviesa, y que no desvelaremos: ¡líbrenos Dios de hacer un espoiler! Que sea el lector quien adquiera el libro, lo lea y reflexione a su hilo. Y descubra, finalmente, la sorpresa final; merece la pena.
Venimos hablando, en todo momento, del carácter novelístico del texto; sin embardo, acoge, y no poco, notables pinceladas propias de un ensayo metapolítico que giran en torno a muy precisas cuestiones: ¿por qué estamos así?, ¿qué está pasando realmente?, ¿qué más puede acaecer en el futuro?, ¿cómo se sustentan esos comportamientos individuales y colectivos tan comunes ciertamente?
En su conjunto, por tanto, la novela constituye un reclamo razonado y razonable, a la toma de conciencia personal y a la movilización colectiva. Efectivamente, Navarra será lo que los navarros quieran. Pero no basta con asentir o votar cada cuatro años. Viene siendo hora de moverse. Y mucho. Si esperamos que lo hagan, por nosotros, los políticos afines, seamos realistas: ¡estaríamos perdidos!
Concluiremos afirmando que esta narración vecinal proporciona muy buenos ratos de humor negro, retratos personales y colectivos a los que –cada lector- sin duda pondrá rostro y color muy próximos, claves y contextos, motivaciones para la acción y razones para la esperanza.