Impunidad, franquismo y desvergüenza: el caso de la Diputación Foral de Guipúzcoa
La Diputación de Guipúzcoa, en manos del PNV y el PSE-PSOE, acaba de anunciar que va a utilizar los fondos y los recursos públicos para acabar con el "muro de impunidad" que, en su opinión, la justicia ha levantado ante los “crímenes del franquismo”. Para ello, interpondrá una querella sobre los casos de dos personas “desaparecidas en la provincia “como representación simbólica de todas las víctimas”.
Ciertamente, la decisión de la entidad foral es ideológicamente sectaria porque asume como propios planteamientos históricos que, impulsados y manipulados hasta la saciedad por la izquierda política durante varias décadas, no soportan un análisis riguroso y exhaustivo de lo sucedido en España durante la guerra civil y el posterior régimen franquista. Pero, sobre todo, la intención del Ejecutivo provincial guipuzcoano es miserable y mezquina por lo que trata de soslayar y olvidar. En esencia, trata de “aclarar” lo sucedido durante el mandato de quien fuera Jefe del Estado español durante cuatro décadas, pero, curiosamente, extiende un tupido velo sobre lo que ha sucedido en el País Vasco en general, y en Guipúzcoa en particular, durante los casi cincuenta años que ha durado la actividad terrorista de ETA y las consecuencias de la misma, que están vigentes y lo estarán durante mucho tiempo más.
De tanto mirar al general Franco a lo lejos, el PNV y el PSE-PSOE se han quedado voluntariamente ciegos para ver lo que está muy cerca: fundamentalmente, los 203 atentados etarras que están sin resolver en el País Vasco, la gran mayoría de ellos cometidos en Guipúzcoa, y los inmensos campos de impunidad que rodean a quienes durante más de 50 años han cometido centenares de asesinatos terroristas, pero también a tantos y tantos guipuzcoanos como durante ese mismo tiempo apoyaron a los matarifes, comprendieron a los criminales, justificaron a los asesinos y jalearon, ampararon y excusaron a la bestia totalitaria mientras insultaban, humillaban, despreciaban y abandonaban a sus víctimas.
En su ignorancia supina y en su fanatismo ideológico, los nacionalistas y los socialistas gipuzcoanos, como sus homólogos del resto del país, siguen creyendo que nuestro pasado común es un territorio en blanco y negro, de buenos y malos, donde ellos, siempre por encima del bien y el mal, pueden erigirse en dioses cínicos para juzgar lo que sucedió. ¿Con qué criterios?; ¿Va a romper la Diputación de Guipúzcoa el “muro de impunidad” que también rodea a tantos nacionalistas vascos como trabajaron intensa y efizcamente para apuntalar y hacer grande el regimen de Franco?; ¿Va a señalar la Diputación Foral de Guipúzcoa, con nombres y apellidos, a tantos y tantos guipuzcoanos, no pocos de ellos de prominentes familias del PNV, como alzaron sus brazos, saludaron, vitorearon y aclamaron al Jefe del Estado Francisco Franco mientras éste veraneaba en San Sebastián?; ¿Va a denunciar la Diputación Foral de Guipúzcoa las toneladas de impunidad que se han vertido sobre el Partido Socialista español, sin cuya actividad golpista, delictiva, tramposa y totalitaria probablemente no se hubiera producido el alzamiento del general Franco?. O, ya puestos, ¿por qué no rompe la Diputación Foral de Guipúzcoa el “muro de impunidad” que rodea a tantos miles de ciudadanos donostiarras como en su momento engalonaron la ciudad con esvásticas para recibir en la capital guipuzcoana a destacados líderes de la Alemania nazi como Heinrich Himmler, entre otros?
Con este tipo de acciones demagógicas y vacuas, la Diputación Foral de Guipúzcoa no solamente está dilapidando los recursos públicos sino que, además, está tratando de imponer torticeramente un mensaje tan falsario como perverso e indecente: el que, olvidando escandalosamente a las 853 víctimas de la organización terrorista y nacional-socialista ETA, trata de convencer a los ciudadanos guipuzcoanos de que la oscuridad y el mal y el fanatismo hay que ir a buscarlos al remoto pasado de los Gobiernos franquistas, aunque los guipuzcoanos simplemente decentes, los que llevamos viviendo en esta provincia más tiempo del que podemos recordar, sabemos con certeza y seguridad que para indagar en el terror, en lo terrorífico y en los terroristas basta con mirar a nuestro más reciente pasado y muy a nuestro alrededor. Muy cerca de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
![[Img #15106]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/01_2019/223_captura-de-pantalla-2019-01-18-a-las-184213.png?24)
La Diputación de Guipúzcoa, en manos del PNV y el PSE-PSOE, acaba de anunciar que va a utilizar los fondos y los recursos públicos para acabar con el "muro de impunidad" que, en su opinión, la justicia ha levantado ante los “crímenes del franquismo”. Para ello, interpondrá una querella sobre los casos de dos personas “desaparecidas en la provincia “como representación simbólica de todas las víctimas”.
Ciertamente, la decisión de la entidad foral es ideológicamente sectaria porque asume como propios planteamientos históricos que, impulsados y manipulados hasta la saciedad por la izquierda política durante varias décadas, no soportan un análisis riguroso y exhaustivo de lo sucedido en España durante la guerra civil y el posterior régimen franquista. Pero, sobre todo, la intención del Ejecutivo provincial guipuzcoano es miserable y mezquina por lo que trata de soslayar y olvidar. En esencia, trata de “aclarar” lo sucedido durante el mandato de quien fuera Jefe del Estado español durante cuatro décadas, pero, curiosamente, extiende un tupido velo sobre lo que ha sucedido en el País Vasco en general, y en Guipúzcoa en particular, durante los casi cincuenta años que ha durado la actividad terrorista de ETA y las consecuencias de la misma, que están vigentes y lo estarán durante mucho tiempo más.
De tanto mirar al general Franco a lo lejos, el PNV y el PSE-PSOE se han quedado voluntariamente ciegos para ver lo que está muy cerca: fundamentalmente, los 203 atentados etarras que están sin resolver en el País Vasco, la gran mayoría de ellos cometidos en Guipúzcoa, y los inmensos campos de impunidad que rodean a quienes durante más de 50 años han cometido centenares de asesinatos terroristas, pero también a tantos y tantos guipuzcoanos como durante ese mismo tiempo apoyaron a los matarifes, comprendieron a los criminales, justificaron a los asesinos y jalearon, ampararon y excusaron a la bestia totalitaria mientras insultaban, humillaban, despreciaban y abandonaban a sus víctimas.
En su ignorancia supina y en su fanatismo ideológico, los nacionalistas y los socialistas gipuzcoanos, como sus homólogos del resto del país, siguen creyendo que nuestro pasado común es un territorio en blanco y negro, de buenos y malos, donde ellos, siempre por encima del bien y el mal, pueden erigirse en dioses cínicos para juzgar lo que sucedió. ¿Con qué criterios?; ¿Va a romper la Diputación de Guipúzcoa el “muro de impunidad” que también rodea a tantos nacionalistas vascos como trabajaron intensa y efizcamente para apuntalar y hacer grande el regimen de Franco?; ¿Va a señalar la Diputación Foral de Guipúzcoa, con nombres y apellidos, a tantos y tantos guipuzcoanos, no pocos de ellos de prominentes familias del PNV, como alzaron sus brazos, saludaron, vitorearon y aclamaron al Jefe del Estado Francisco Franco mientras éste veraneaba en San Sebastián?; ¿Va a denunciar la Diputación Foral de Guipúzcoa las toneladas de impunidad que se han vertido sobre el Partido Socialista español, sin cuya actividad golpista, delictiva, tramposa y totalitaria probablemente no se hubiera producido el alzamiento del general Franco?. O, ya puestos, ¿por qué no rompe la Diputación Foral de Guipúzcoa el “muro de impunidad” que rodea a tantos miles de ciudadanos donostiarras como en su momento engalonaron la ciudad con esvásticas para recibir en la capital guipuzcoana a destacados líderes de la Alemania nazi como Heinrich Himmler, entre otros?
Con este tipo de acciones demagógicas y vacuas, la Diputación Foral de Guipúzcoa no solamente está dilapidando los recursos públicos sino que, además, está tratando de imponer torticeramente un mensaje tan falsario como perverso e indecente: el que, olvidando escandalosamente a las 853 víctimas de la organización terrorista y nacional-socialista ETA, trata de convencer a los ciudadanos guipuzcoanos de que la oscuridad y el mal y el fanatismo hay que ir a buscarlos al remoto pasado de los Gobiernos franquistas, aunque los guipuzcoanos simplemente decentes, los que llevamos viviendo en esta provincia más tiempo del que podemos recordar, sabemos con certeza y seguridad que para indagar en el terror, en lo terrorífico y en los terroristas basta con mirar a nuestro más reciente pasado y muy a nuestro alrededor. Muy cerca de la Diputación Foral de Guipúzcoa.