Referente mundial en la enseñanza de las matemáticas
Todas las claves de la excelencia educativa de Singapur
![[Img #15306]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/02_2019/2199_captura-de-pantalla-2019-02-27-a-las-174105.png)
Empieza la clase de Matemáticas, y nada más comenzar, el profesor plantea un problema, una cuestión a resolver. A partir de ahí se inicia un proceso de reflexión individual y en equipo para buscar una posible solución, y una verbalización compartida del razonamiento que ha conducido a esa conclusión. Puede haber infinitas maneras de llegar a un resultado; lo importante es el proceso, el razonamiento, verbalizar el pensamiento propio y escuchar el de los demás, para que el niño comprenda de una manera natural, personal y significativa.
Ese es el detonante de una nueva forma de aprender en la que se prima la reflexión y el pensamiento crítico del alumno frente a la memorización o la repetición de operaciones. Así lo refrenda Yean Ban Har (Penang, 1968), doctor en Educación Matemática y referente mundial del Método Singapur de Matemáticas: "La manera de enseñar matemáticas se ha vuelto antinatural para la mente humana. No implica interacción, no implica exploración ni discusión, y eso causa un problema. Esas habilidades de comunicar, colaborar con otros, de pensamiento crítico y creatividad a la hora de resolver problemas, son habilidades que ayudarán a los alumnos en su día a día". Por este motivo, el eje de la metodología es cambiar el concepto de buenos o malos resultados. "Se puede llegar a la misma solución por distintos caminos, sin repetir ni memorizar una única vía como hacen en las aulas de medio mundo", manifiesta.
Pero, más allá de las matemáticas, ¿en qué consiste el método Singapur de enseñanza que está revolucionando el mundo?
Hay que tener en cuenta que, en apenas 40 años, Singapur ha pasado de ser un país en desarrollo a convertirse en una economía industrial moderna. En este cambio espectacular, el dragón asiático ha apostado especialmente por la construcción de un modelo educativo ejemplar que lleva varios años situándose como uno de los mejores del mundo en todas las clasificaciones internacionales más importantes. De hecho, en 2016 ocupó el primer puesto en ciencia, matemáticas y lectura en los resultados de las pruebas PISA, superando a países como Japón, Estonia, Finlandia y Canadá.
El pilar fundamental sobre el que se construye el éxito educativo de Singapur es el programa “Thinking Schools, Learning Nation” (“Escuelas que piensan, nación que aprende”), basado en personalizar la educación adaptándola a las necesidades y capacidades de cada alumno.
El sistema educativo de Singapur es pequeño y fuertemente centralizado, donde todos los maestros son entrenados en el Instituto Nacional de Educación después de efectuar una selección del 5% entre los graduados universitarios que obtuvieron los mejores resultados académicos de todo el país.
Todos los maestros de Singapur, formados en el Instituto Nacional de Educación, pueden seguir una carrera que les conduzca a ser directores de un colegio, profesores en un aula o investigadores en educación. Tras finalizar sus estudios son derivados a un centro educativo, donde contarán con un mentor, un profesor con experiencia, que les guiará en sus primeros pasos.
El aprecio y el respeto que la sociedad singapureña tiene por sus maestros queda bien reflejado en los salarios de éstos: similares al de un ingeniero, alrededor de 40.000 euros anuales, que se complementan con un amplio abanico de bonificaciones y beneficios en función de la clasificación que consiga la escuela, de los resultados obtenidos por de los alumnos y de la antigüedad.
Una de las características claves del papel del profesorado en Singapur es que éste ya no es un transmisor de información, sino un facilitador del acceso a la misma. Interrogado hace unos meses por la BBC británica, Adrian Lim, director de un colegio singapureño, lo explicaba muy claramente: “Los profesores no pueden pretender enseñar hoy del mismo modo que ellos aprendieron hace 20 años. El alumno ya tiene la información, ese ya no es el papel del docente. Ahora, el profesor debe enseñar a los alumnos aspectos como dónde obtener la información, cómo sintetizarla, cómo discernir la información buena de la mala, entre otras cuestiones. Los docentes tienen que ‘enganchar’ a los alumnos, adaptándose al mundo actual, a sus tecnologías y a los nuevos modos de aprender, así los alumnos avanzan”.
Para el profesorado de Singapur, la investigación y el trabajo en equipo resultan claves, tanto que de las 37 horas de trabajo que los docentes tienen a la semana, solo 12 están dedicadas a la docencia. El resto del tiempo se dedica a la investigación metodológica, al trabajo colaborativo entre compañeros y a la formación continua que se les ofrece en sus propios centros de trabajo.
El trabajo que los profesores llevan a cabo en sus respectivas escuelas permite que éstas, aunque se encuentran unidas para alcanzar unos objetivos nacionales comunes, tengan también la posibilidad de desarrollar sus propios sistemas de enseñanza y de aprendizaje, siempre con la finalidad de adaptarse mejor a sus estudiantes.
El marco general que define las características del sistema educativo de Singapur está contenido en el Desired Outcomes of Education (DOE) - Resultados Deseados en Educación -, un documento de apenas dos páginas, que se actualiza periódicamente, y que describe a la perfección el objetivo fundamental por el que deben trabajar docentes, escuelas e instituciones administrativas: “Cada persona que está escolarizada en el sistema educativo de Singapur refleja los resultados de nuestro sistema. Ha de tener un buen sentido de autoconciencia, una brújula moral sólida y las habilidades y conocimientos necesarios para enfrentar los desafíos del futuro. Es responsable ante su familia, comunidad y nación. Debe apreciar la belleza del mundo que le rodea, ha de poseer una mente y un cuerpo sanos y debe entusismarse por la vida”.
Resumidamente, el modelo de alumno singapureño a conseguir es el siguiente, según el DOE:
- Se trata de una persona segura de sí misma, que tiene un fuerte sentido de lo que es correcto y de lo que es incorrecto, es adaptable y flexible, se conoce a sí misma, tiene discernimiento en el juicio, piensa de manera independiente y crítica, y se comunica de manera efectiva.
- Se trata de una persona capaz de asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje, que cuestiona, reflexiona y persevera en la búsqueda del aprendizaje.
- Es una persona que contribuye activamente, que es capaz de trabajar eficazmente en equipo, tiene iniciativa, asume riesgos, es innovadora y se esfuerza por la excelencia.
- Todo alumno debe ser, además, un ciudadano preocupado que tiene sus raíces en Singapur, posee una fuerte conciencia cívica, está informado y tiene un rol activo en mejorar las vidas de los que le rodean.
La educación en Singapur, en 10 claves (Con información de Aulas Planeta)
La educación es un pilar esencial en el desarrollo del país. Desde que la antigua colonia británica adquirió la independencia en 1945, Singapur ha afrontado la educación y la inversión en este sector como un impulso imprescindible para la mejora económica y social. Ni siquiera en los últimos años, con la crisis económica mundial, se ha recortado en esta área. Se trata de una filosofía que sostienen Gobierno, sociedad y empresa, con lo que el compromiso es fuerte y compartido.
El sistema educativo se basa en la meritocracia y la competitividad. Se busca la máxima cualificación de los alumnos para que en un futuro sean trabajadores excelentemente preparados y se conviertan en la principal fuerza económica de un país que no cuenta con recursos materiales. Es por ello un sistema exigente y muy competitivo que prima la eficiencia frente a la equidad, organiza a los alumnos según su desempeño académico y promociona a aquellos que logran mejores resultados. Son habituales las clasificaciones de alumnos por clases, una práctica que tiene como objetivo informar a los estudiantes de su posición para que puedan mejorar, pero que puede presionar duramente a aquellos que se sitúan en los últimos puestos. A esto se une la presión de la propia sociedad y de la familia, que exige los mejores resultados a sus hijos.
El objetivo es que los alumnos aprendan, no memoricen. El currículo y el enfoque del sistema de enseñanza-aprendizaje tienen como objetivo que los estudiantes se hagan preguntas y busquen sus propias respuestas, opten por nuevos caminos y piensen de maneras diferentes, de forma que estén preparados para resolver los retos que se les plantearán en el futuro y convertirlos en oportunidades. Es probable que esto explique el primer puesto obtenido por los alumnos de Singapur en el área de resolución de problemas de PISA 2016.
Se apuesta por un aprendizaje flexible y diverso. El sistema educativo está en pleno proceso de evolución. El objetivo es ofrecer a los estudiantes diversas opciones para que puedan elegir las que más se ajustan a sus intereses y a su forma de aprender. Las escuelas pueden adoptar diferentes programas u ofrecer distintas asignaturas de libre elección, y existen centros independientes especializados en áreas concretas, como matemáticas o ciencia y la tecnología, arte o deportes. Además, los estudiantes pueden avanzar niveles o cambiar de curso según su ritmo y sus cualidades. Se busca así que el aprendizaje sea integral, que los estudiantes se impliquen en el proceso, descubran sus talentos y desarrollen sus habilidades al máximo, tanto en el ámbito estrictamente académico como en el artístico o el deportivo.
Las escuelas tienen mucha independencia. El currículo es común, pero el Gobierno ha descentralizado la educación de manera progresiva para dar mayor libertad y autonomía a los centros escolares, que se organizan de forma geográfica. La antigua inspección educativa se ha sustituido por un modelo de excelencia escolar en el que cada centro establece sus metas y objetivos y evalúa sus avances anualmente. Cada seis años se realiza una evaluación externa.
Las evaluaciones oficiales definen el camino educativo de cada alumno. Al terminar la educación Primaria, los alumnos realizan un examen oficial que decide la modalidad (exprés, normal-académica y normal-técnica) y el tipo de educación Secundaria que realizarán, dependiendo de sus capacidades. Y al culminar la Secundaria, hacen frente a un segundo examen oficial que les deriva a estudios universitarios o vocacionales. Los alumnos con mejores calificaciones en estos exámenes acceden a las mejores escuelas, universidades y centros de formación profesional.
Los profesores son muy valorados y están muy preparados. La docencia es una profesión con gran prestigio social, se busca a los mejores para la carrera docente y los salarios que cobran son altos. En los centros educativos los maestros cuentan con todos los recursos necesarios y se fomenta su colaboración y reflexión continua sobre la labor del profesorado.
Se evalúa e incentiva a los docentes. A los profesores se les exige tanto como se les valora. El Sistema de Gestión del Rendimiento Mejorado (EPMS, en su sigla en inglés) trata de sacar el máximo partido de las capacidades y aspiraciones de los docentes. Un proceso de evaluación anual señala objetivos, mide el rendimiento del profesorado según las competencias establecidas y ayuda a los docentes a identificar sus áreas de crecimiento y desarrollo. Según los resultados, se incentiva económica y profesionalmente a los docentes que han evolucionado de manera positiva y se da formación a aquellos que lo necesitan. En consecuencia, los docentes avanzan por méritos en su carrera ya sea en un itinerario educativo (dentro del propio sistema escolar), de liderazgo (puestos de gestión y dirección) o de especialista sénior (docentes que se especializan en ciertas áreas que abren nuevos caminos en la educación).
El bilingüismo es obligatorio. Una de las primeras medidas que puso en marcha el Gobierno de Singapur tras la independencia fue la inclusión del inglés desde Primaria como idioma obligatorio en la educación junto a la lengua materna (chino, malayo o tamil). Con ello se busca una mejor competitividad de los futuros trabajadores en un mundo global donde el inglés es esencial.
La formación profesional es muy importante. Cerca del 70% de los estudiantes accede a la formación técnica o vocacional frente a la universitaria. Este tipo de formación se realiza tanto en el Instituto de Educación Técnica (ITE) como en centros politécnicos y se cuida especialmente, ya que permite preparar a buenos trabajadores en los distintos campos y áreas del sector servicios que necesita el país.
Empieza la clase de Matemáticas, y nada más comenzar, el profesor plantea un problema, una cuestión a resolver. A partir de ahí se inicia un proceso de reflexión individual y en equipo para buscar una posible solución, y una verbalización compartida del razonamiento que ha conducido a esa conclusión. Puede haber infinitas maneras de llegar a un resultado; lo importante es el proceso, el razonamiento, verbalizar el pensamiento propio y escuchar el de los demás, para que el niño comprenda de una manera natural, personal y significativa.
Ese es el detonante de una nueva forma de aprender en la que se prima la reflexión y el pensamiento crítico del alumno frente a la memorización o la repetición de operaciones. Así lo refrenda Yean Ban Har (Penang, 1968), doctor en Educación Matemática y referente mundial del Método Singapur de Matemáticas: "La manera de enseñar matemáticas se ha vuelto antinatural para la mente humana. No implica interacción, no implica exploración ni discusión, y eso causa un problema. Esas habilidades de comunicar, colaborar con otros, de pensamiento crítico y creatividad a la hora de resolver problemas, son habilidades que ayudarán a los alumnos en su día a día". Por este motivo, el eje de la metodología es cambiar el concepto de buenos o malos resultados. "Se puede llegar a la misma solución por distintos caminos, sin repetir ni memorizar una única vía como hacen en las aulas de medio mundo", manifiesta.
Pero, más allá de las matemáticas, ¿en qué consiste el método Singapur de enseñanza que está revolucionando el mundo?
Hay que tener en cuenta que, en apenas 40 años, Singapur ha pasado de ser un país en desarrollo a convertirse en una economía industrial moderna. En este cambio espectacular, el dragón asiático ha apostado especialmente por la construcción de un modelo educativo ejemplar que lleva varios años situándose como uno de los mejores del mundo en todas las clasificaciones internacionales más importantes. De hecho, en 2016 ocupó el primer puesto en ciencia, matemáticas y lectura en los resultados de las pruebas PISA, superando a países como Japón, Estonia, Finlandia y Canadá.
El pilar fundamental sobre el que se construye el éxito educativo de Singapur es el programa “Thinking Schools, Learning Nation” (“Escuelas que piensan, nación que aprende”), basado en personalizar la educación adaptándola a las necesidades y capacidades de cada alumno.
El sistema educativo de Singapur es pequeño y fuertemente centralizado, donde todos los maestros son entrenados en el Instituto Nacional de Educación después de efectuar una selección del 5% entre los graduados universitarios que obtuvieron los mejores resultados académicos de todo el país.
Todos los maestros de Singapur, formados en el Instituto Nacional de Educación, pueden seguir una carrera que les conduzca a ser directores de un colegio, profesores en un aula o investigadores en educación. Tras finalizar sus estudios son derivados a un centro educativo, donde contarán con un mentor, un profesor con experiencia, que les guiará en sus primeros pasos.
El aprecio y el respeto que la sociedad singapureña tiene por sus maestros queda bien reflejado en los salarios de éstos: similares al de un ingeniero, alrededor de 40.000 euros anuales, que se complementan con un amplio abanico de bonificaciones y beneficios en función de la clasificación que consiga la escuela, de los resultados obtenidos por de los alumnos y de la antigüedad.
Una de las características claves del papel del profesorado en Singapur es que éste ya no es un transmisor de información, sino un facilitador del acceso a la misma. Interrogado hace unos meses por la BBC británica, Adrian Lim, director de un colegio singapureño, lo explicaba muy claramente: “Los profesores no pueden pretender enseñar hoy del mismo modo que ellos aprendieron hace 20 años. El alumno ya tiene la información, ese ya no es el papel del docente. Ahora, el profesor debe enseñar a los alumnos aspectos como dónde obtener la información, cómo sintetizarla, cómo discernir la información buena de la mala, entre otras cuestiones. Los docentes tienen que ‘enganchar’ a los alumnos, adaptándose al mundo actual, a sus tecnologías y a los nuevos modos de aprender, así los alumnos avanzan”.
Para el profesorado de Singapur, la investigación y el trabajo en equipo resultan claves, tanto que de las 37 horas de trabajo que los docentes tienen a la semana, solo 12 están dedicadas a la docencia. El resto del tiempo se dedica a la investigación metodológica, al trabajo colaborativo entre compañeros y a la formación continua que se les ofrece en sus propios centros de trabajo.
El trabajo que los profesores llevan a cabo en sus respectivas escuelas permite que éstas, aunque se encuentran unidas para alcanzar unos objetivos nacionales comunes, tengan también la posibilidad de desarrollar sus propios sistemas de enseñanza y de aprendizaje, siempre con la finalidad de adaptarse mejor a sus estudiantes.
El marco general que define las características del sistema educativo de Singapur está contenido en el Desired Outcomes of Education (DOE) - Resultados Deseados en Educación -, un documento de apenas dos páginas, que se actualiza periódicamente, y que describe a la perfección el objetivo fundamental por el que deben trabajar docentes, escuelas e instituciones administrativas: “Cada persona que está escolarizada en el sistema educativo de Singapur refleja los resultados de nuestro sistema. Ha de tener un buen sentido de autoconciencia, una brújula moral sólida y las habilidades y conocimientos necesarios para enfrentar los desafíos del futuro. Es responsable ante su familia, comunidad y nación. Debe apreciar la belleza del mundo que le rodea, ha de poseer una mente y un cuerpo sanos y debe entusismarse por la vida”.
Resumidamente, el modelo de alumno singapureño a conseguir es el siguiente, según el DOE:
- Se trata de una persona segura de sí misma, que tiene un fuerte sentido de lo que es correcto y de lo que es incorrecto, es adaptable y flexible, se conoce a sí misma, tiene discernimiento en el juicio, piensa de manera independiente y crítica, y se comunica de manera efectiva.
- Se trata de una persona capaz de asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje, que cuestiona, reflexiona y persevera en la búsqueda del aprendizaje.
- Es una persona que contribuye activamente, que es capaz de trabajar eficazmente en equipo, tiene iniciativa, asume riesgos, es innovadora y se esfuerza por la excelencia.
- Todo alumno debe ser, además, un ciudadano preocupado que tiene sus raíces en Singapur, posee una fuerte conciencia cívica, está informado y tiene un rol activo en mejorar las vidas de los que le rodean.
La educación en Singapur, en 10 claves (Con información de Aulas Planeta)
La educación es un pilar esencial en el desarrollo del país. Desde que la antigua colonia británica adquirió la independencia en 1945, Singapur ha afrontado la educación y la inversión en este sector como un impulso imprescindible para la mejora económica y social. Ni siquiera en los últimos años, con la crisis económica mundial, se ha recortado en esta área. Se trata de una filosofía que sostienen Gobierno, sociedad y empresa, con lo que el compromiso es fuerte y compartido.
El sistema educativo se basa en la meritocracia y la competitividad. Se busca la máxima cualificación de los alumnos para que en un futuro sean trabajadores excelentemente preparados y se conviertan en la principal fuerza económica de un país que no cuenta con recursos materiales. Es por ello un sistema exigente y muy competitivo que prima la eficiencia frente a la equidad, organiza a los alumnos según su desempeño académico y promociona a aquellos que logran mejores resultados. Son habituales las clasificaciones de alumnos por clases, una práctica que tiene como objetivo informar a los estudiantes de su posición para que puedan mejorar, pero que puede presionar duramente a aquellos que se sitúan en los últimos puestos. A esto se une la presión de la propia sociedad y de la familia, que exige los mejores resultados a sus hijos.
El objetivo es que los alumnos aprendan, no memoricen. El currículo y el enfoque del sistema de enseñanza-aprendizaje tienen como objetivo que los estudiantes se hagan preguntas y busquen sus propias respuestas, opten por nuevos caminos y piensen de maneras diferentes, de forma que estén preparados para resolver los retos que se les plantearán en el futuro y convertirlos en oportunidades. Es probable que esto explique el primer puesto obtenido por los alumnos de Singapur en el área de resolución de problemas de PISA 2016.
Se apuesta por un aprendizaje flexible y diverso. El sistema educativo está en pleno proceso de evolución. El objetivo es ofrecer a los estudiantes diversas opciones para que puedan elegir las que más se ajustan a sus intereses y a su forma de aprender. Las escuelas pueden adoptar diferentes programas u ofrecer distintas asignaturas de libre elección, y existen centros independientes especializados en áreas concretas, como matemáticas o ciencia y la tecnología, arte o deportes. Además, los estudiantes pueden avanzar niveles o cambiar de curso según su ritmo y sus cualidades. Se busca así que el aprendizaje sea integral, que los estudiantes se impliquen en el proceso, descubran sus talentos y desarrollen sus habilidades al máximo, tanto en el ámbito estrictamente académico como en el artístico o el deportivo.
Las escuelas tienen mucha independencia. El currículo es común, pero el Gobierno ha descentralizado la educación de manera progresiva para dar mayor libertad y autonomía a los centros escolares, que se organizan de forma geográfica. La antigua inspección educativa se ha sustituido por un modelo de excelencia escolar en el que cada centro establece sus metas y objetivos y evalúa sus avances anualmente. Cada seis años se realiza una evaluación externa.
Las evaluaciones oficiales definen el camino educativo de cada alumno. Al terminar la educación Primaria, los alumnos realizan un examen oficial que decide la modalidad (exprés, normal-académica y normal-técnica) y el tipo de educación Secundaria que realizarán, dependiendo de sus capacidades. Y al culminar la Secundaria, hacen frente a un segundo examen oficial que les deriva a estudios universitarios o vocacionales. Los alumnos con mejores calificaciones en estos exámenes acceden a las mejores escuelas, universidades y centros de formación profesional.
Los profesores son muy valorados y están muy preparados. La docencia es una profesión con gran prestigio social, se busca a los mejores para la carrera docente y los salarios que cobran son altos. En los centros educativos los maestros cuentan con todos los recursos necesarios y se fomenta su colaboración y reflexión continua sobre la labor del profesorado.
Se evalúa e incentiva a los docentes. A los profesores se les exige tanto como se les valora. El Sistema de Gestión del Rendimiento Mejorado (EPMS, en su sigla en inglés) trata de sacar el máximo partido de las capacidades y aspiraciones de los docentes. Un proceso de evaluación anual señala objetivos, mide el rendimiento del profesorado según las competencias establecidas y ayuda a los docentes a identificar sus áreas de crecimiento y desarrollo. Según los resultados, se incentiva económica y profesionalmente a los docentes que han evolucionado de manera positiva y se da formación a aquellos que lo necesitan. En consecuencia, los docentes avanzan por méritos en su carrera ya sea en un itinerario educativo (dentro del propio sistema escolar), de liderazgo (puestos de gestión y dirección) o de especialista sénior (docentes que se especializan en ciertas áreas que abren nuevos caminos en la educación).
El bilingüismo es obligatorio. Una de las primeras medidas que puso en marcha el Gobierno de Singapur tras la independencia fue la inclusión del inglés desde Primaria como idioma obligatorio en la educación junto a la lengua materna (chino, malayo o tamil). Con ello se busca una mejor competitividad de los futuros trabajadores en un mundo global donde el inglés es esencial.
La formación profesional es muy importante. Cerca del 70% de los estudiantes accede a la formación técnica o vocacional frente a la universitaria. Este tipo de formación se realiza tanto en el Instituto de Educación Técnica (ITE) como en centros politécnicos y se cuida especialmente, ya que permite preparar a buenos trabajadores en los distintos campos y áreas del sector servicios que necesita el país.