“La verdad de la situación política en Europa se me hizo de repente inaceptable”
El terrorista de Nueva Zelanda se radicalizó durante un viaje a Europa en el que visitó España
En el manifiesto difundido por Brenton Tarrant, el terrorista que ha asesinado al menos a 49 musulmanes en la ciudad australiana de Christchurch, éste asegura haber estado viajando por Europa Occidental, sobre todo Francia, España, Portugal y otros países. Posiblemente por este motivo, el terrorista, que se reconoce a sí mismo como un “fascista” que admira a la República Popular de China, parece tener un amplio conocimiento de personajes históricos como Pelayo o Carlos Martel, ligados a las batallas de Covadonga o Poitiers, que en ambos casos impidieron la llegada de los musulmanes a Asturias y Francia, respectivamente.
En su manifiesto, Tarrant asegura que su actitud frente a los atentados terroristas islamistas cambió tras el asesinato de Ebba Akerlud, una niña sorda de once años destrozada en una calle de Estocolmo al ser arrollada por un yihadista que utilizó como arma de ataque un camión. Tarrant asegura que, tras ese asesinato, decidió romper su "cinismo cansado" ("jaded cynism") y atacar a los musulmanes.
Otro momento clave en su “evolución” fue la la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales de Francia de mayo de 2017. “El exbanquero internacionalista, globalista y antiblancos, ganó”, lamenta en su texto, y añade que, en general, “la verdad de la situación política en Europa se me hizo de repente inaceptable. Me desesperé. Mi fe en una solución democrática desapareció”.
La siguiente vivencia que convenció al ya radicalizado Tarrant de la “necesidad” de usar la violencia fue su recorrido por varias ciudades francesas, en las que contempló, según sus palabras, “la invasión” de los “no blancos”: “Los invasores estaban en todas las ciudades francesas, en todos los pueblos franceses”. Pero fue una visión concreta, según cuenta en su texto, la que le pertubó y despertó su “rabia”: cuando contempló que la mayoría de las personas que entraban en un centro comercial, en una localidad del este francés, eran extranjeros. “Cuando me senté en el aparcamiento -explica-, en mi coche de alquiler, vi a un torrente de invasores entrando por las puertas principales del centro comercial. Por cada hombre o mujer francés que entraba, había el doble de invasores”.
Tarrant demuestra una fuerte inquietud por el hundimiento demográfico de Occidente. El terrorista argumenta todas sus acciones por el temor a que los inmigrantes arriconen a la población “blanca” en las sociedades occidentales. De hecho, el texto se titula “The Great Remplacement” (“El gran reemplazo”). El título podría venir inspirado por el pensador francés Renaud Camus, autor de un libro precisamente titulado así.
“Son un evidente, gran y visible grupo de invasores, con una cultura con índices de natalidad más altos, con mayor fuerza y confianza social, con robustas tradiciones que buscan ocupar las tierras de mi pueblo y reemplazar étnicamente a mi propia gente”, explica Tarrant sobre los musulmanes. Y añade: “Nueva Zelanda no era el lugar inicial elegido para un ataque. Solo llegué a Nueva Zelanda para vivir temporalmente (...) pero pronto me pareció que Nueva Zelanda era un objetivo tan rico como cualquier otro en Occidente”.
Todas esas explicaciones proceden de un auto-interrogatorio que Tarrant se hace a sí mismo en su manifiesto, donde también trata de aclarar su ideología. No se considera conservador, “ya que el conservadurismo es un corporativismo disfrazado, no quiero ser parte de él”; cuando se interroga sobre si es neonazi, afirma: “No, no creo”, y, cuando reflexiona sobre si es cristiano, señala: “Es complicado. Cuando lo sepa, os lo diré”. Solo admite identificarse como fascista. “Sí. Por una vez, una persona a la que llaman fascista, es fascista (...) La nación con los valores políticos y sociales más cercanos a los míos es la República Popular China”.
En el manifiesto difundido por Brenton Tarrant, el terrorista que ha asesinado al menos a 49 musulmanes en la ciudad australiana de Christchurch, éste asegura haber estado viajando por Europa Occidental, sobre todo Francia, España, Portugal y otros países. Posiblemente por este motivo, el terrorista, que se reconoce a sí mismo como un “fascista” que admira a la República Popular de China, parece tener un amplio conocimiento de personajes históricos como Pelayo o Carlos Martel, ligados a las batallas de Covadonga o Poitiers, que en ambos casos impidieron la llegada de los musulmanes a Asturias y Francia, respectivamente.
En su manifiesto, Tarrant asegura que su actitud frente a los atentados terroristas islamistas cambió tras el asesinato de Ebba Akerlud, una niña sorda de once años destrozada en una calle de Estocolmo al ser arrollada por un yihadista que utilizó como arma de ataque un camión. Tarrant asegura que, tras ese asesinato, decidió romper su "cinismo cansado" ("jaded cynism") y atacar a los musulmanes.
Otro momento clave en su “evolución” fue la la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales de Francia de mayo de 2017. “El exbanquero internacionalista, globalista y antiblancos, ganó”, lamenta en su texto, y añade que, en general, “la verdad de la situación política en Europa se me hizo de repente inaceptable. Me desesperé. Mi fe en una solución democrática desapareció”.
La siguiente vivencia que convenció al ya radicalizado Tarrant de la “necesidad” de usar la violencia fue su recorrido por varias ciudades francesas, en las que contempló, según sus palabras, “la invasión” de los “no blancos”: “Los invasores estaban en todas las ciudades francesas, en todos los pueblos franceses”. Pero fue una visión concreta, según cuenta en su texto, la que le pertubó y despertó su “rabia”: cuando contempló que la mayoría de las personas que entraban en un centro comercial, en una localidad del este francés, eran extranjeros. “Cuando me senté en el aparcamiento -explica-, en mi coche de alquiler, vi a un torrente de invasores entrando por las puertas principales del centro comercial. Por cada hombre o mujer francés que entraba, había el doble de invasores”.
Tarrant demuestra una fuerte inquietud por el hundimiento demográfico de Occidente. El terrorista argumenta todas sus acciones por el temor a que los inmigrantes arriconen a la población “blanca” en las sociedades occidentales. De hecho, el texto se titula “The Great Remplacement” (“El gran reemplazo”). El título podría venir inspirado por el pensador francés Renaud Camus, autor de un libro precisamente titulado así.
“Son un evidente, gran y visible grupo de invasores, con una cultura con índices de natalidad más altos, con mayor fuerza y confianza social, con robustas tradiciones que buscan ocupar las tierras de mi pueblo y reemplazar étnicamente a mi propia gente”, explica Tarrant sobre los musulmanes. Y añade: “Nueva Zelanda no era el lugar inicial elegido para un ataque. Solo llegué a Nueva Zelanda para vivir temporalmente (...) pero pronto me pareció que Nueva Zelanda era un objetivo tan rico como cualquier otro en Occidente”.
Todas esas explicaciones proceden de un auto-interrogatorio que Tarrant se hace a sí mismo en su manifiesto, donde también trata de aclarar su ideología. No se considera conservador, “ya que el conservadurismo es un corporativismo disfrazado, no quiero ser parte de él”; cuando se interroga sobre si es neonazi, afirma: “No, no creo”, y, cuando reflexiona sobre si es cristiano, señala: “Es complicado. Cuando lo sepa, os lo diré”. Solo admite identificarse como fascista. “Sí. Por una vez, una persona a la que llaman fascista, es fascista (...) La nación con los valores políticos y sociales más cercanos a los míos es la República Popular China”.