Ongi etorri Maite
El calendario señalaba lunes 04 de octubre de 1976, todo indicaba que sería un día sin más en vuestras vidas; nada hacía presagiar que el Mal estaba al acecho.
Fue muy rápido y sobre todo sonoro; estábais sentados a la mesa, tu padre anunció que llegaría un poco más tarde y sugirió que comenzarais a comer. Nunca más pudisteis darle un beso o decirle: "Aita on egin". Asomados al balcón visteis su cuerpo ensangrentado en la acera, junto al coche, el conductor y los tres escoltas también fueron asesinados. Tu madre decidió irse de San Sebastián con sus nueve hijos, tú eras hasta ese aciago día una adolescente ingenua y feliz.
Durante todo este largo periodo no recibisteis el más mínimo reconocimiento por parte de vuestra ciudad, retiraron incluso la placa conmemorativa de su lugar de trabajo, la Diputacion. Habéis sufrido lo indecible viendo los vergonzosos y vergonzantes "ongi etorris" a los más siniestros asesinos, donde se les jaleaba y rendía reverencia con un aurresku, convirtiendo una danza tan querida, noble y entrañable en un acto vil e infame.
Llevas sobre tus hombros una pesada mochila que, a diferencia de otros, no te podrás quitar mientras vivas. Fuiste y sigues siendo "una niña de la mochila".
Visitar a tu aita en el cementerio de Polloe te ha supuesto viajes de 1.800 kilómetros de ida y regreso pero nunca te han ofrecido ayuda de ningún tipo; tus kilómetros debían ser más cortos que los de otros y tu aguante superior; jamás una protesta afloró de tus labios. Tu padre y acompañantes fueron ametrallados hasta morir y sus respectivas familias sentenciadas a cadena perpetua sin revisión. No ha lugar la apelación.
Ha sido una larga y penosa travesía del desierto de olvido e incomprensión pero por fin esos cinco hombres de bien cuya sangre regó la ciudad son homenajeados por el Ayuntamiento donostiarra. Ha sido un acto sencillo y emotivo, los sones del txistu nos han llegado a lo más profundo. Eskerrik asko.
Maite, ongi etorri zure etxera, Donostia.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
El calendario señalaba lunes 04 de octubre de 1976, todo indicaba que sería un día sin más en vuestras vidas; nada hacía presagiar que el Mal estaba al acecho.
Fue muy rápido y sobre todo sonoro; estábais sentados a la mesa, tu padre anunció que llegaría un poco más tarde y sugirió que comenzarais a comer. Nunca más pudisteis darle un beso o decirle: "Aita on egin". Asomados al balcón visteis su cuerpo ensangrentado en la acera, junto al coche, el conductor y los tres escoltas también fueron asesinados. Tu madre decidió irse de San Sebastián con sus nueve hijos, tú eras hasta ese aciago día una adolescente ingenua y feliz.
Durante todo este largo periodo no recibisteis el más mínimo reconocimiento por parte de vuestra ciudad, retiraron incluso la placa conmemorativa de su lugar de trabajo, la Diputacion. Habéis sufrido lo indecible viendo los vergonzosos y vergonzantes "ongi etorris" a los más siniestros asesinos, donde se les jaleaba y rendía reverencia con un aurresku, convirtiendo una danza tan querida, noble y entrañable en un acto vil e infame.
Llevas sobre tus hombros una pesada mochila que, a diferencia de otros, no te podrás quitar mientras vivas. Fuiste y sigues siendo "una niña de la mochila".
Visitar a tu aita en el cementerio de Polloe te ha supuesto viajes de 1.800 kilómetros de ida y regreso pero nunca te han ofrecido ayuda de ningún tipo; tus kilómetros debían ser más cortos que los de otros y tu aguante superior; jamás una protesta afloró de tus labios. Tu padre y acompañantes fueron ametrallados hasta morir y sus respectivas familias sentenciadas a cadena perpetua sin revisión. No ha lugar la apelación.
Ha sido una larga y penosa travesía del desierto de olvido e incomprensión pero por fin esos cinco hombres de bien cuya sangre regó la ciudad son homenajeados por el Ayuntamiento donostiarra. Ha sido un acto sencillo y emotivo, los sones del txistu nos han llegado a lo más profundo. Eskerrik asko.
Maite, ongi etorri zure etxera, Donostia.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria