Cayetana Álvarez de Toledo contra el "populismo sexual" de la izquierda
El feminismo no persigue hoy la igualdad de derechos, conseguida hace tiempo, sino una irreal igualdad biológica, psicológica y sexual. Esta rebelión contra la más evidente realidad solo puede generar histeria y pensamiento mágico, suponiendo que al cambiar el lenguaje o la ley se cambia la realidad.
Por su obsesión con una igualdad imposible, el feminismo odia con especial furia la maternidad, la relación sexual estable entre hombre y mujer, el cuidado del hogar y la educación de los hijos. El desarrollo de su igualdad histérica conduce al suicidio social. Por eso la ideología “de género” es enemiga del género humano.
El feminismo odia a los hombres por serlo al mismo tiempo que intenta asumir sus valores particulares. Pero odia y desprecia aún más a las mujeres por su papel maternal, por el mantenimiento del hogar y por la educación de los hijos, que entiende como maldiciones impuestas por el varón. Y pretende entregar dicha educación a funcionarios adiestrados en su ideología.
Según el feminismo, la mujer habría vivido esclavizada durante milenios, y habría sido tan estúpida que apenas se habría dado cuenta o protestado por ello. Hasta que a estas y estos supuestos redentores se les ha ocurrido marcarles conductas y sentimientos para liberarlas, dicen, de su sumisa estupidez.
El feminismo usurpa la voluntad, los intereses y la representación de “la mujer” como los marxistas lo hacían del “proletariado”, los anarquistas del “pueblo”, otros de “la libertad, etc. Usurpación desvergonzada que se convierte casi siempre en negocio de algunos y algunas.
Para las feministas, la relación familiar y la relación hombre-mujer, en general, es esencialmente económica. Como la prostitución. A menudo se llama al matrimonio prostitución legalizada. Esa concepción excluye tanto el afecto como el compromiso.
“Yo no creo que un silencio necesariamente sea un ‘no’”
La candidata del PP a las generales por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, ha asegurado este miércoles que no cree que “un silencio necesariamente sea un ‘no’ en las relaciones (sexuales) entre hombres y mujeres”. La candidata popular mantuvo ayer un rifirrafe a cuenta de esta opinión con la dirigente de Unidas Podemos, Irene Montero, en el debate de anoche en TVE, y hoy ha ratificado su opinión.
Sin embargo, este miércoles, en una entrevista en Catalunya Ràdio, ha aclarado que cuando discutió el principio del “consentimiento positivo” no lo dijo “tanto por la cuestión de la violencia de género o a las violaciones, que es el campo hacia el cual lo llevó Montero”.
“Me refería a un punto del programa electoral del PSOE que me parece sorprendente y que encarna con una nueva manera de enfocar el asunto de las relaciones entre hombres y mujeres, no solo de España, sino que viene de EEUU, que es consentimiento afirmativo, que es decir que todo lo que no sea un ‘sí’ expreso es un ‘no’, y yo eso lo discuto”, ha afirmado.
“Ellos dicen que un silencio también es un ‘no’, y yo no creo que un silencio necesariamente sea un ‘no’ en las relaciones entre hombres y mujeres”, ha añadido.
Denuncia el “populismo sexual” de la izquierda
“Las mujeres no nacemos víctimas y los hombres no son todos unos violadores por nacimiento”, afirmó ayer en un mitin en Lérida la candidata, para quien la izquierda pretende “buscar la confrontación y la división entre hombres y mujeres” a pesar de que existe una “extraordinaria y evidente relación de complicidad y cooperación” entre ambos sexos.
Los partidos de izquierda quieren con ello “romper la base de la igualdad” entre ambos sexos y crear “distintos baremos de presunción de inocencia”, ha dicho.
“Hay detrás de esto un populismo sexual”, ha denunciado durante el mitin, y como prueba de ello ha destacado el cambio de nombre de la candidatura que lidera Pablo Iglesias, Unidas Podemos, o la propuesta de introducir la igualdad de género en la Constitución. “Sería libras e iguales”, ha dicho, para ironizar sobre esta idea.
La estrategia de la izquierda consiste en crear “bloques identitarios monolíticos” y en tildar de “mala mujer” a quien discrepa de esa visión, ha señalado la candidata, que ha subrayado que ella tiene “mucho más que ver” con el presidente de su partido en Cataluña que con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Asimismo, ha instado a ensanchar el espacio político de su partido para lograr que quienes se han acercado al PP en algún momento “vuelvan”, también los votantes de izquierdas.
El feminismo no persigue hoy la igualdad de derechos, conseguida hace tiempo, sino una irreal igualdad biológica, psicológica y sexual. Esta rebelión contra la más evidente realidad solo puede generar histeria y pensamiento mágico, suponiendo que al cambiar el lenguaje o la ley se cambia la realidad.
Por su obsesión con una igualdad imposible, el feminismo odia con especial furia la maternidad, la relación sexual estable entre hombre y mujer, el cuidado del hogar y la educación de los hijos. El desarrollo de su igualdad histérica conduce al suicidio social. Por eso la ideología “de género” es enemiga del género humano.
El feminismo odia a los hombres por serlo al mismo tiempo que intenta asumir sus valores particulares. Pero odia y desprecia aún más a las mujeres por su papel maternal, por el mantenimiento del hogar y por la educación de los hijos, que entiende como maldiciones impuestas por el varón. Y pretende entregar dicha educación a funcionarios adiestrados en su ideología.
Según el feminismo, la mujer habría vivido esclavizada durante milenios, y habría sido tan estúpida que apenas se habría dado cuenta o protestado por ello. Hasta que a estas y estos supuestos redentores se les ha ocurrido marcarles conductas y sentimientos para liberarlas, dicen, de su sumisa estupidez.
El feminismo usurpa la voluntad, los intereses y la representación de “la mujer” como los marxistas lo hacían del “proletariado”, los anarquistas del “pueblo”, otros de “la libertad, etc. Usurpación desvergonzada que se convierte casi siempre en negocio de algunos y algunas.
Para las feministas, la relación familiar y la relación hombre-mujer, en general, es esencialmente económica. Como la prostitución. A menudo se llama al matrimonio prostitución legalizada. Esa concepción excluye tanto el afecto como el compromiso.
“Yo no creo que un silencio necesariamente sea un ‘no’”
La candidata del PP a las generales por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, ha asegurado este miércoles que no cree que “un silencio necesariamente sea un ‘no’ en las relaciones (sexuales) entre hombres y mujeres”. La candidata popular mantuvo ayer un rifirrafe a cuenta de esta opinión con la dirigente de Unidas Podemos, Irene Montero, en el debate de anoche en TVE, y hoy ha ratificado su opinión.
Sin embargo, este miércoles, en una entrevista en Catalunya Ràdio, ha aclarado que cuando discutió el principio del “consentimiento positivo” no lo dijo “tanto por la cuestión de la violencia de género o a las violaciones, que es el campo hacia el cual lo llevó Montero”.
“Me refería a un punto del programa electoral del PSOE que me parece sorprendente y que encarna con una nueva manera de enfocar el asunto de las relaciones entre hombres y mujeres, no solo de España, sino que viene de EEUU, que es consentimiento afirmativo, que es decir que todo lo que no sea un ‘sí’ expreso es un ‘no’, y yo eso lo discuto”, ha afirmado.
“Ellos dicen que un silencio también es un ‘no’, y yo no creo que un silencio necesariamente sea un ‘no’ en las relaciones entre hombres y mujeres”, ha añadido.
Denuncia el “populismo sexual” de la izquierda
“Las mujeres no nacemos víctimas y los hombres no son todos unos violadores por nacimiento”, afirmó ayer en un mitin en Lérida la candidata, para quien la izquierda pretende “buscar la confrontación y la división entre hombres y mujeres” a pesar de que existe una “extraordinaria y evidente relación de complicidad y cooperación” entre ambos sexos.
Los partidos de izquierda quieren con ello “romper la base de la igualdad” entre ambos sexos y crear “distintos baremos de presunción de inocencia”, ha dicho.
“Hay detrás de esto un populismo sexual”, ha denunciado durante el mitin, y como prueba de ello ha destacado el cambio de nombre de la candidatura que lidera Pablo Iglesias, Unidas Podemos, o la propuesta de introducir la igualdad de género en la Constitución. “Sería libras e iguales”, ha dicho, para ironizar sobre esta idea.
La estrategia de la izquierda consiste en crear “bloques identitarios monolíticos” y en tildar de “mala mujer” a quien discrepa de esa visión, ha señalado la candidata, que ha subrayado que ella tiene “mucho más que ver” con el presidente de su partido en Cataluña que con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Asimismo, ha instado a ensanchar el espacio político de su partido para lograr que quienes se han acercado al PP en algún momento “vuelvan”, también los votantes de izquierdas.