El mundo después de Crimea
Rusia vuelve la mirada hacia China y amenaza con reconfigurar el tablero energético mundial
Tras los últimos acontecimientos que se han vivido en Ucrania y Crimea, y después de que la Unión Europea y Estados Unidos hayan sido incapaces de consensuar una respuesta a Putin mínimamente efectiva, Rusia tienda a establecer lazos económicos y de cooperación con China. Moscú acaba de firmar un acuerdo de 300.000 millones de euros para suministrar gas a China durante tres décadas, un pacto histórico que alivia la dependencia del Kremlin de los mercados de exportación europeos en un momento de fuerte tensión entre Rusia y Occidente. El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo chino, Xi Jinping, otorgaron la bendición en Shanghai a un contrato firmado entre el gigante estatal ruso Gazprom y la petrolera asiática China National Pretroleum Corporation (CNPC), también de propiedad pública.
Tras los últimos acontecimientos que se han vivido en Ucrania y Crimea, y después de que la Unión Europea y Estados Unidos hayan sido incapaces de consensuar una respuesta a Putin mínimamente efectiva, los analistas prevén que, cada vez en mayor medida, Rusia tienda a establecer lazos económicos y de cooperación con China.
Este hecho, que podría suponer una profunda reconfiguración del tablero energético mundial, ya fue anunciado hace unos días por el consejero de la embajada china en Moscú, Zhang Di, quien afirmó que Pekín está interesado en el desarrollo de la cooperación bilateral en el sector petrolero y las empresas del sector tienen "amplias perspectivas de cooperación en esta área". De hecho, las palabras del diplomático fueron acompañadas de pasos concretos como la firma de un acuerdo con Rusia sobre la compra de petróleo por 350.000 millones de dólares durante los próximos años.
La agencia Bloomberg ha detallado que el pasado mes de febrero, por ejemplo, las importaciones chinas alcanzaron 2,72 millones de toneladas de petróleo, una cifra récord del comercio entre Rusia y China en las últimas décadas. Actualmente, el volumen de las exportaciones rusas constituye el 12% del importe petrolero total chino, el nivel más alto en los últimos siete años. Los expertos entrevistados por Bloomberg señalan que, con el telón de fondo de la contraproducente postura de Occidente hacia Rusia, en los próximos años Moscú intentará redirigir sus exportaciones de petróleo y de gas, lo que llevaría a un significativo aumento de los precios del gas y el petróleo en Europa, que recibe alrededor del 30% del gas natural ruso.
Hay que tener en cuenta que, tal y como explica la web Russia Today, controlada por el Gobierno ruso, los intentos europeos de diversificar su abastecimiento energético, las alternativas como, por ejemplo, los prometedores yacimientos de esquisto de Polonia, aún tienen que ser exploradas más profundamente. No obstante, como sostiene la revista 'Forbes', el sector petrolero es solo la punta del iceberg de las relaciones comerciales, que también incluyen los planes de firma de un contrato entre la empresa rusa Gazprom y la china CNPC para las importaciones de gas ruso, que posiblemente tendría lugar en mayo.
De acuerdo con los analistas, las sanciones de EE.UU. contra una entidad bancaria de Rusia no han causado daño alguno a la economía del país, aunque sí que han sido una clara señal para Moscú de la necesidad de modificar su sistema financiero, por lo que ya están previstas negociaciones para aumentar la presencia rusa en el sistema nacional de pagos China Union Pay.
Además, es muy probable que el 'giro hacia China' dé un segundo impulso a varios proyectos pendientes de infraestructura, así como al sector nuclear y de la aviación, por ejemplo con la construcción de centrales nucleares flotantes, reactores nucleares para naves espaciales y el proyecto conjunto de un helicóptero de transporte pesado.
Las relaciones económicas con China, a diferencia de las relaciones con EE.UU. o la UE, corren menos riesgos políticos, y según estiman los analistas son igualmente beneficiosas para las dos potencias. Así, Rusia ocupa un lugar central en la estrategia de desarrollo de China, y se considera que las relaciones con Moscú garantizan la seguridad energética de Pekín, fortaleciéndolo ante las posibles presiones de Occidente. Mientras que para Rusia la cooperación con China no solamente podría reemplazar a algunos socios occidentales a largo plazo, sino que significará el acceso a mercados de Asia Oriental considerados el futuro de la política y económica mundial.
Tras los últimos acontecimientos que se han vivido en Ucrania y Crimea, y después de que la Unión Europea y Estados Unidos hayan sido incapaces de consensuar una respuesta a Putin mínimamente efectiva, los analistas prevén que, cada vez en mayor medida, Rusia tienda a establecer lazos económicos y de cooperación con China.
Este hecho, que podría suponer una profunda reconfiguración del tablero energético mundial, ya fue anunciado hace unos días por el consejero de la embajada china en Moscú, Zhang Di, quien afirmó que Pekín está interesado en el desarrollo de la cooperación bilateral en el sector petrolero y las empresas del sector tienen "amplias perspectivas de cooperación en esta área". De hecho, las palabras del diplomático fueron acompañadas de pasos concretos como la firma de un acuerdo con Rusia sobre la compra de petróleo por 350.000 millones de dólares durante los próximos años.
La agencia Bloomberg ha detallado que el pasado mes de febrero, por ejemplo, las importaciones chinas alcanzaron 2,72 millones de toneladas de petróleo, una cifra récord del comercio entre Rusia y China en las últimas décadas. Actualmente, el volumen de las exportaciones rusas constituye el 12% del importe petrolero total chino, el nivel más alto en los últimos siete años. Los expertos entrevistados por Bloomberg señalan que, con el telón de fondo de la contraproducente postura de Occidente hacia Rusia, en los próximos años Moscú intentará redirigir sus exportaciones de petróleo y de gas, lo que llevaría a un significativo aumento de los precios del gas y el petróleo en Europa, que recibe alrededor del 30% del gas natural ruso.
Hay que tener en cuenta que, tal y como explica la web Russia Today, controlada por el Gobierno ruso, los intentos europeos de diversificar su abastecimiento energético, las alternativas como, por ejemplo, los prometedores yacimientos de esquisto de Polonia, aún tienen que ser exploradas más profundamente. No obstante, como sostiene la revista 'Forbes', el sector petrolero es solo la punta del iceberg de las relaciones comerciales, que también incluyen los planes de firma de un contrato entre la empresa rusa Gazprom y la china CNPC para las importaciones de gas ruso, que posiblemente tendría lugar en mayo.
De acuerdo con los analistas, las sanciones de EE.UU. contra una entidad bancaria de Rusia no han causado daño alguno a la economía del país, aunque sí que han sido una clara señal para Moscú de la necesidad de modificar su sistema financiero, por lo que ya están previstas negociaciones para aumentar la presencia rusa en el sistema nacional de pagos China Union Pay.
Además, es muy probable que el 'giro hacia China' dé un segundo impulso a varios proyectos pendientes de infraestructura, así como al sector nuclear y de la aviación, por ejemplo con la construcción de centrales nucleares flotantes, reactores nucleares para naves espaciales y el proyecto conjunto de un helicóptero de transporte pesado.
Las relaciones económicas con China, a diferencia de las relaciones con EE.UU. o la UE, corren menos riesgos políticos, y según estiman los analistas son igualmente beneficiosas para las dos potencias. Así, Rusia ocupa un lugar central en la estrategia de desarrollo de China, y se considera que las relaciones con Moscú garantizan la seguridad energética de Pekín, fortaleciéndolo ante las posibles presiones de Occidente. Mientras que para Rusia la cooperación con China no solamente podría reemplazar a algunos socios occidentales a largo plazo, sino que significará el acceso a mercados de Asia Oriental considerados el futuro de la política y económica mundial.