Romper tabúes
Leyendas negras, tabúes y fobias siguen imperecederas entre nosotros, se riegan día sí y día también destilando incomprensión cuando no aversión e incluso odio para evitar que se derrumbe el artificioso muro que las protege y continúen siendo territorio comanche del que alejarnos cuanto más mejor. Una frontera que algunos no quieren que se cruce.
Vivimos una época en la que descollan la historia y el relato de forma que todos arrimemos el hombro aportando nuestro granito de arena para drenar las arenas movedizas que si se pisan te engullen y podamos pisar fuerte y confiados cimentando un futuro de concordia y urbanidad en la que prime la verdad de lo acontecido.
Hemos leído recientemente las declaraciones del candidato al Congreso por Guipúzcoa, senador en la reciente legislatura, Jon Iñarritu, donde atacaba con saña a la institución asentada en el barrio de Inchaurrondo de San Sebastián en abnegado servicio a Guipúzcoa desde el 13 de mayo de 1844, 175 años; su filípica rezumaba odio e intransigencia exigiendo se vaya del País Vasco vertiendo además gravísimas acusaciones.
El mal comportamiento, la extralimitación en el desempeño de sus funciones durante unos años de un grupúsculo, rechazado por el resto del Cuerpo al que pertenecía, no puede dar pie para empañar la larga y dilatada trayectoria de un colectivo que ha pagado un altísimo precio de sangre hasta lograr que se hiciera realidad el arrinconamiento, el "Alde Hemendik" de quienes durante medio siglo sembraron de terror, dolor y muerte nuestras calles. La Institución presenta una excelente hoja de servicios siendo incontables sus tareas de todo tipo en pro de la sociedad a la que se deben.
Acabamos de celebrar la Semana Santa y sería conveniente que recordáramos la lapidaria frase "quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra".
Ha llegado la hora de descolgar sambenitos y enterrar bulos; la proximidad y el fomento de la relación son la mejor vacuna para combatir los prejuicios y la ignorancia que tanto daño han causado. Manos a la obra.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Leyendas negras, tabúes y fobias siguen imperecederas entre nosotros, se riegan día sí y día también destilando incomprensión cuando no aversión e incluso odio para evitar que se derrumbe el artificioso muro que las protege y continúen siendo territorio comanche del que alejarnos cuanto más mejor. Una frontera que algunos no quieren que se cruce.
Vivimos una época en la que descollan la historia y el relato de forma que todos arrimemos el hombro aportando nuestro granito de arena para drenar las arenas movedizas que si se pisan te engullen y podamos pisar fuerte y confiados cimentando un futuro de concordia y urbanidad en la que prime la verdad de lo acontecido.
Hemos leído recientemente las declaraciones del candidato al Congreso por Guipúzcoa, senador en la reciente legislatura, Jon Iñarritu, donde atacaba con saña a la institución asentada en el barrio de Inchaurrondo de San Sebastián en abnegado servicio a Guipúzcoa desde el 13 de mayo de 1844, 175 años; su filípica rezumaba odio e intransigencia exigiendo se vaya del País Vasco vertiendo además gravísimas acusaciones.
El mal comportamiento, la extralimitación en el desempeño de sus funciones durante unos años de un grupúsculo, rechazado por el resto del Cuerpo al que pertenecía, no puede dar pie para empañar la larga y dilatada trayectoria de un colectivo que ha pagado un altísimo precio de sangre hasta lograr que se hiciera realidad el arrinconamiento, el "Alde Hemendik" de quienes durante medio siglo sembraron de terror, dolor y muerte nuestras calles. La Institución presenta una excelente hoja de servicios siendo incontables sus tareas de todo tipo en pro de la sociedad a la que se deben.
Acabamos de celebrar la Semana Santa y sería conveniente que recordáramos la lapidaria frase "quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra".
Ha llegado la hora de descolgar sambenitos y enterrar bulos; la proximidad y el fomento de la relación son la mejor vacuna para combatir los prejuicios y la ignorancia que tanto daño han causado. Manos a la obra.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria