Vox, en el País Vasco: ¿proyecto de futuro o de fracaso?
A estas alturas es absurdo hacerse trampas en el solitario. En el País Vasco, una vez que la izquierda ha quedado reducida a un papel sumiso y servil del secesionismo, el 28 de abril ha supuesto una debacle sin precedentes del constitucionalismo. Además, en el peor momento, cuando el ultranacionalismo vasco, tanto el “moderado” como el de las pistolas, nos tiene preparada tras las próximas e inminentes autonómicas una crisis aún más grave que el golpe de Estado del 1-O.
Había expectación sobre el papel que Vox haría en Euskadi. Se partía de un principio, cultivado por los nacionalistas y la izquierda sumisa, de que en la Arcadia euskalduna no había hueco para un partido que fuera además de españolista, “xenófobo, homófobo, machista y franquista”. Imposible. Una vez que han hablado las urnas, mientras a nivel nacional los así calificados obtenían 2.677.173 votos con el 10,26 % del total, en el País Vasco el resultado era de ocho puntos menos, siendo especialmente significativo Guipúzcoa, con un pobre 1,63 %.
El pueblo natal de su dirigente, Santiago Abascal, ni tan siquiera llega a la media provincial. Amurrio, con 152 sufragios y 2,47%, creo que es el mejor ejemplo de un fracaso: ni en tu pueblo te votan. La localidad con más éxito ha sido Ribera Baja en Álava donde se ha llegado a un asombroso 8,02%.
Otro aspecto a valorar es que, comparando con 2016, ese crecimiento se ha producido exclusivamente canibalizando el voto constitucional de PP y Ciudadanos. Incluso sumando las tres fuerzas y con tan alta participación se han perdido votos (1).
En principio, el fracaso es evidente e inapelable. De todas formas, recordemos que se suponía qué era imposible que una fuerza de este tipo pudiera implantarse en Euskadi y al menos, en ese aspecto, llegar al 2,21% ya supone un cierto grado de implantación y de los datos obrantes existe la posibilidad real de que en Guecho los 2.484 sufragios (5,09%) y en Irún los 1.123 votos (3,33%) puedan obtener un concejal, lo que no dejaría de ser un hito, ¡un electo “ultra”! Si en las municipales guardan la fidelidad de voto, gracias a la previsible menor participación, también tienen posibilidades en localidades como Santurce o Basauri, donde pasan del 2%.
Y, sin embargo, hay margen de recuperación
Ante estas perspectivas tan negras, cuando vamos a entrar en la tercera década de este siglo, se empiezan a evidenciar profundos cambios en la sociedad y políticas vascas, que paradójicamente ofrecen a los partidos constitucionalistas en general y en particular a una fuerza como Vox no implicada en el “consenso progre”, la posibilidad de recuperación y ganar espacios al asfixiante nacionalismo que ahoga la libertad en Euskadi. Estos son algunos de los factores que hasta ahora no han sido suficientemente valorados:
. El fracaso de las consultas consultivas sobre la autodeterminación en el País Vasco evidencian que si bien hay un núcleo duro de ultras en el PNV y en la coalición EH-Bildu, un importante sector de sus votantes tiene escaso compromiso ideológico. Es decir, más de los que inicialmente sospechábamos les votan por inercia, tradición familiar, por “ser de izquierdas”, por su gestión a secas o… sencillamente porque no se han planteado otra cosa, ya que los “nuestros” tampoco han sido capaces de ponerles frente al espejo de sus contradicciones.
. Como en todos los países de Europa occidental, el factor inmigración está cambiando radicalmente la estructura poblacional vasca. Euskadi no es diferente a nuestros vecinos europeos. A pesar del férreo control de medios, las tensiones por el aumento de actos delictivos, problemas de convivencia comunitarios, dependencia de ayudas sociales, son evidentes y salen a la luz. Un sector de la población está molesto por lo que consideran impunidad por los comportamientos de parte de los inmigrantes y si bien aún no se han traducido en cambios electorales a nivel global, si ya tuvieron eco en las elecciones municipales de 2015: el uso de este tema salvó a Maroto de lo que previsiblemente iba a ser un desastre y ahí está el sorprendente resultado de Yolanda Couceiro en Portugalete, donde desasistida por las siglas con las que se presentaba y en solitario, logró unos asombrosos 770 votos (3,29%) con una campaña basada en la denuncia de este problema.
. El factor inmigración tiene un segundo plano. La presencia de decenas de miles de inmigrantes ya nacionalizados, muchos de ellos hispanoamericanos, poco a nada afines al nacionalismo y que son los primeros en sufrir los efectos de la inmigración ilegal, tanto a nivel de seguridad ciudadana como de empleo (2). No está mal recordar que Donald Trump, con su programa de control migratorio, consiguió el mayor apoyo obtenido nunca por un presidente republicano entre el colectivo de los nacionalizados. Es decir, los partidos constitucionalistas, en general, y Vox, en particular, tienen un nicho de voto para atraer en un corto plazo.
. En el tema de la inmigración, tanto el PNV, como la izquierda y EH-Bildu se han caracterizado tanto en Madrid como en Vitoria por la oposición y torpedeo a toda iniciativa eficaz de control, posicionándose en contra de que España tenga una política seria y coherente en esta materia, siguiendo el camino marcado por países como Australia, Suiza o sin irnos tan lejos, Andorra. Y esto les ha salido y les sale gratis porque nadie, absolutamente nadie, empezando por Vox, ha puesto sobre la mesa este apoyo tácito a la inmigración ilegal y a la protección de los delincuentes extranjeros.
La ley de Violencia de Género y toda la demás legislación “de igualdad”, tanto la ya implementada como la prevista para los próximos meses, ha dejado, está dejando y va a dejar miles de agraviados, producto de la abolición práctica del principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Vox, como único abanderado en una materia donde izquierda y ultranacionalistas se han pringado a niveles inimaginables apoyando el descerebrado feminismo interseccional, podría ser el más beneficiado.
. Otra derivada es el apoyo que en Euskadi todo el ultranacionalismo vasco ha realizado a la llamada “diversidad sexual” y cuyo extremo más delirante ha sido la aplicación de hormonas a menores de hasta cuatro años para el cambio de sexo, por supuesto sin respaldo científico que avale la eficacia del “tratamiento”. Cualquier 'friki' de esta materia, que debería estar reservada al ámbito privado, obtiene apoyo, financiación y hasta privilegios. En Navarra, los delirios en esta materia se han plasmado en el programa Skolae que sorprendentemente ha estado desaparecido en la campaña electoral vasca, como si Geroa Bai no tuviera que ver nada con el PNV.
. Los nuevos votantes. Una de las características de las últimas elecciones generales fue la gran implantación de Vox entre los jóvenes. La experiencia catalana nos indica que si bien el control ultra de las escuelas las convierte en fabrica de independentistas, la propia asfixia identitaria también fabrica rebeldes. Desde que el mundo es mundo, juventud es rebeldía o al menos rechazo al poder y para los menores de treinta años el poder omnímodo y total es PNV y EH-Bildu. Los que mandan, unos en las instituciones y los otros en los ayuntamientos, sindicatos y cultura. Recordemos que en Cataluña la resistencia se impulsó gracias a los jóvenes, en especial los Jóvenes de Artos que protagonizaron la primera gran respuesta en la calle al 1-O. Ese es un factor a explotar, en especial cuando es un grupo, en especial los varones, que se va a ver duramente afectado cuando se desarrollen las reformas legales que van a invertir la carga de la prueba en los casos “de género”.
. El ultranacionalismo vasco ha abrazado el animalismo incluso en sus variantes más absurdas. Por primera vez existe la posibilidad de introducir una cuña en el hasta ahora absoluto monopolio del mundo rural por los secesionistas.
Errores de campaña
Lo cierto es que todas estas posibilidades de erosionar el monopolio político del secesionismo vasco han sido desaprovechadas, tanto por Vox, que gracias a sus planteamientos generales hubiera sido el máximo beneficiario, como por PP y Ciudadanos. Pero también hay que dejar claro que en todos los casos son inocentes los responsables políticos y la militancia de los partidos constitucionalistas en el territorio vasco.
La disolución de ETA no se ha traducido en la llegada de la libertad política. El miedo a entrar en listas electorales, a significarse públicamente en los ámbitos local y provincial, a realizar una normal actividad, lleva a que sólo una mínima parte de los afiliados esté en condiciones de realizar una acción política normalizada. Y al no lograr listas, no avanzan en las elecciones, no consiguen electos y no pueden conseguir medios y personas con dedicación exclusiva.
Esto se traduce a una dramática debilidad de las estructuras de las tres fuerzas políticas en el País Vasco y en menor medida en Navarra. En este campo hay una responsabilidad de los aparatos centrales que deberían ofrecer el máximo apoyo, de modo que todo lo que se pueda hacer a distancia fuera asumido por voluntarios desde fuera del territorio vasco-navarro: gestión de redes sociales, elaboración de dosieres informativos, vídeos, memes, material de propaganda, confección de octavillas y folletos, traducciones al y desde el euskera, asesoría en materia de comunicación, etc.
Esto ha sido particularmente evidente en el caso de Vox cuya debilidad de estructuras es dramática y se ha traducido en una campaña electoral deprimente. Y esto es exclusiva responsabilidad de una dirección que habla de “Reconquista”, pero que en el País Vasco no ha puesto ningún medio para iniciarla. Esperemos que ahora que a nivel nacional ya hay consolidación, se planteen qué hacen con los vascos.
Cuando los medios son dramáticamente escasos y además se cuenta con la hostilidad y odio de la práctica totalidad de los aparatos informativos, como ocurre en el territorio vasco-navarro, es más necesario que nunca optimizar recursos y ese ha sido el gran fracaso de Vox, campo en el que ha cometido errores letales.
. Plantearon una campaña idéntica al resto de España. Un responsable de Vox me lo dijo con franqueza en una red social: “decimos lo mismo en todos los sitios”. Error. Ese fue el gran error de UPYD y en el que se vuelve a tropezar. En todos los sitios hay que defender los mismos principios, pero la realidad de un país tan grande y variado como el nuestro impone una adaptación de discursos, tanto a nivel territorial como en segmentos de población. No es ni esconder ni engañar, es poner el acento en aquellos aspectos que más pueden interesar al destinatario. Esto es de preescolar de Comunicación.
. En unas elecciones, tan importante como movilizar a tus votantes, es desanimar y desmovilizar a los adversarios. No se hizo nada en esta línea.
. Se realizó una campaña identitaria en torno a España, lo cual teniendo en cuenta que en Euskadi mucha gente o es hostil o ni frío ni calor, no auguraba, tal como se vio en la práctica, mucho éxito a la hora de penetrar en esos votantes nacionalistas que votan por inercia, tradición familiar o ignorancia. Hubiera sido contraproducente que Vox escondiera la bandera, pero que en el plano iconográfico fuera el gran referente, no auguraba nada bueno. Sólo quiero recordar algo: Gregorio Ordóñez no necesitó envolverse en la rojigualda para convertirse en un peligro para ETA y sobre todo rescatar votos del PNV… al contrario. Fue su capacidad de atracción al votante nacionalista menos ultra la que le hizo peligroso y precipitó su asesinato.
. Cuando se parte de una situación de debilidad, tanto en medios como a pie de calle, no hay que dispersar mensajes y no hay que hacer experimentos. Vox en Euskadi, siguiendo la línea nacional, abarcó demasiado en vez de concentrarse en lo único que en Europa ha provocado grandes trasvases de voto desde la izquierda a la derecha: la inmigración. Este tema ha puesto negro sobre blanco la hipocresía progresista en materias tales como igualdad y derechos de las mujeres, seguridad ciudadana, cultura y religión, vivienda, empleo, renta garantizada y presión fiscal, sanidad, educación, etc. Quizá en estas primeras elecciones el resultado no habría sido espectacular pero se pondrían las bases para una acción a medio y largo plazo a fin de destrozar la primacía ideológica que una izquierda cutre y casposa ha impuesto en el País Vasco. España es Europa, y aunque a veces se tarde más, siempre se han repetido los mismos fenómenos y movimientos ideológicos.
. Obviamente, aunque se centre la campaña en la inmigración, es inevitable asumir dos o tres temas más sobre los que incidir. En la región donde las “amas” han estado tradicionalmente más empoderadas que en ningún otro sitio de España desvelar la estafa de la ideología de género era singularmente fácil. O el tema rural… ¿Cómo es posible que el partido del agro y la caza haya estado total y completamente ausente en este tema, sin mensajes específicos, cuando la inquietud en ese sector era tan grande que se vivió una gran manifestación en San Sebastián?
. Preocupación por la gestión de las Administraciones Públicas. El votante vasco siempre ha estado singularmente interesado en esto, tanto que el PNV ha labrado su éxito en proclamar su gran capacidad de gestionar las instituciones. Real o no, ese es su gran poder y su aval para exigir el desmantelamiento de la Administración estatal. Gregorio Ordóñez lo percibió con claridad, logrando apoyos en las elecciones al volcarse en la gestión municipal desde su puesto de concejal y decir con audacia algo que retrata cómo la prioridad era ir a pescar en los caladeros de votos nacionalistas: “El PP es la versión mejorada del PNV”. (3) El desinterés de Vox por esta materia ha sido completo.
. Sus planteamientos no se enuncian de modo didáctico. Una de las cosas que más asombran y que fue general a los tres partidos de centro y derecha, es la falta de pedagogía. Parecía que se dirigían en exclusividad a convencidos, cuando había que explicar el porqué era importante mantener la unidad de España, cambiar la actual ideología de género, la política inmigratoria o el modelo de gestión económica basado en abrasar a impuestos.
. Una de las grandes apuestas de Vox fue la ilegalización de partidos independentistas, que cuenta con un rechazo abrumador en el País Vasco. Si hay algo que pedir a las fuerzas políticas es el realismo: que no vendan imposibles. Es cierto, como dicen sus dirigentes, que en Portugal, Francia o Alemania están prohibidos los partidos independentistas. Formalmente sí, pero en la práctica todo el mundo sabe, cuando Portugal tenga una grave crisis, qué fuerza exigirá la confederación o incluso independencia de Madeira; quiénes son los partidos independentistas de Córcega, Bretaña, Iparralde, Occitania o Rosellón, y, en Alemania, quién defiende la secesión de Baviera o la anexión de la zona danesa de Schleswig-Holstein a Dinamarca (4).
. Como ya le ocurrió a UPyD, a Vox se le ha atragantado el tema foral y eso que en el País Vasco teníamos un modelo de estrategia fácil de seguir, el del PNV. En 1978, lanzó un mensaje a la sociedad claro e inequívoco que se puede resumir en algo así como “queremos la secesión, pero no hay prisa, por eso estando en contra de la independencia nos puedes votar con tranquilidad porque nuestro plan va a largo plazo, y mientras tanto hay cosas más acuciantes que nosotros gestionaremos mejor”. ¿No se podría hacer un planteamiento similar reconociendo expresamente que la modificación del estatus foral y autonómico se realizaría de forma gradual y con el respaldo de una sociedad a la que se va a informar?
. Deficiente gestión de las redes sociales. Aunque finalmente los datos del escrutinio han evidenciado que su influencia estaba sobredimensionada, cuando hay hostilidad y/o apagón en la práctica totalidad de los medios informativos, como ocurre en el País Vasco y Navarra, la comunicación a través de ellas se convierte en crucial para ampliar la base social. Producto de esa falta de medios atrás denunciada, el panorama de la sección vasca y navarra de Vox es desolador. Salvo Nerea Alzola, que ya partía de una experiencia política y se nota, Vox-Navarra y algún militante suelto, el resto de las cuentas presentaban una absoluta carencia de contenidos propios. Se limitaban a reproducir noticias de las cuentas nacionales y poco más. En resumen, un desierto que en vez de dar impulso, se convertía en un hándicap al ofrecer la imagen de fuerza sucursalista “de Madrid”. Así, no es extraño que el ultranacionalista Diario de Noticias de Álava, en un análisis del uso de redes por las distintas fuerzas durante la campaña, con regocijo pusiera el foco en este monumental error.
Camino a las autonómicas. La necesidad de un nuevo rumbo
Tras los extraordinarios resultados de PNV y EH-Bildu en las elecciones generales, ya se da por seguro que para otoño habrá adelanto de las elecciones autonómicas, decidiéndose directamente el futuro de España, tal como la conocemos. Durante esta legislatura ha estado funcionando una comisión parlamentaria que supuestamente plantea la actualización del Estatuto de Guernica dentro del marco constitucional, pero que en realidad va a alumbrar una unión confederal que dinamitará fácticamente la Constitución de 1978. Han aprendido del secesionismo catalán y el golpe de Estado que consume la ruptura lo harán con el control de todos los mecanismos de poder, empezando por la Justicia.
Esto supone para las formaciones constitucionalistas un desafío al presentarse en el momento más crítico, con un electorado envejecido y desmotivado, con unas estructuras reducidas a su mínima expresión y una sociedad civil completamente desmovilizada, incapaz de disputar al ultranacionalismo las calles como sí han hecho los catalanes.
Dentro de los constitucionalistas, para Vox la situación es aún peor tras la debilidad electoral mostrada en las elecciones generales. Cara a las municipales y forales, prácticamente no hay margen de reacción con un planificación ya hecha, pero aún pueden introducir matices y pequeños cambios que permitan preparar la que será la cita autonómica, donde si tienen las ideas claras y no cometen errores, podrían dar la sorpresa al no estar implicados en el “consenso progresista”.
Estas son algunas de las líneas que tendrían que acometer, por supuesto compatibles con otras:
. Inmigración, inmigración e inmigración. Los nervios con los que están reaccionando los partidos y medios vascos a plantear este tema, son el mejor síntoma de que es la mejor línea a seguir.
. Centrarse en la inmigración permite después desarrollar otros aspectos del programa en temas sociales que son duramente impactados por la falta de control en las fronteras: seguridad ciudadana y justicia, igualdad, cultura y religión, vivienda, educación y sanidad, renta básica y otras ayudas sociales, etc. Al afectar a cuestiones sociales decisivas para la izquierda, en especial Podemos y EH Bildu, su base electoral puede tambalearse en cuanto se ponga el foco en los efectos actuales y sobre todos futuros, gracias a las medidas legislativas de apoyo a la inmigración y a la delincuencia, tanto actuales como en cartera para su inmediata aplicación con la nueva legislatura, que figuran en sus programas (5).
. Concentrarse en inmigración debe inevitablemente complementarse con otros temas, porque cuando el discurso gira única y exclusivamente en torno a una cuestión, lógicamente genera desconfianza. En este aspecto es vital no dispersarse y ceñirse a dos o tres temas bien seleccionados.
. Administrar los esfuerzos de sus sufridos militantes y los escasos recursos, concentrando la propaganda en aquellas zonas geográficas y grupos poblacionales entre los que ese discurso puede ser mejor comprendido y recibido. El resto habrá que fiarlo a lo que pueda caer de las intervenciones en los medios generalistas.
. Revitalización de las redes sociales, que sean vivas, dinámicas y todos los días hay que incluir noticias, denuncias, reflexiones sobre su ámbito local y regional, evitando esa imagen sucursalista que dan ahora. El curioso que llegue a sus cuentas, sea o no sea simpatizante, tiene que sentirse atraído a su seguimiento.
. Generación de vídeos, memes, resúmenes y informes, octavillas que sean didácticos. Su difusión por las redes sociales, incluido guasap, sí hará que éstas sean eficaces. En un territorio tan hostil como el vasco, el objetivo no debe ser defender principios sino explicarlos a un público que está en la inopia más absoluta.
. Pacto de no agresión entre los partidos constitucionalistas, al menos hasta que pasen las elecciones autonómicas, con mesas de coordinación con capacidad de resolver conflictos. Se olvida frecuentemente que cuando se entra en guerras fraticidas entre fuerzas del mismo bloque se suele generar desaliento y abstención, que es lo único que no nos podemos permitir. Gracias a la pluralidad de planteamientos cada fuerza tiene bazas propias que no tienen los demás de erosionar el asfixiante dominio nacionalista.
. Y como dicen los expertos en comunicación que el último punto es el más importante, la necesidad más urgente: crear grupos de voluntarios que desde fuera del País Vasco ayuden a los que están sobre el terreno.
Y tras el 26 de mayo, ¿qué?
Muchas veces el enemigo es el que te da más y mejores pistas e indicaciones de qué camino a seguir. Desde que en Cataluña explotó la rebelión ciudadana contra el separatismo, se percibe entre los partidos ultranacionalistas vascos un cierto grado de preocupación y alerta. Tienen todo controlado, pero por debajo de esta calma chicha son conscientes que las cosas no están aparentemente tan claras. La desabrida reacción de los que mandan cuando se cita el tema de la inmigración, es un indicio de cuál es su punto débil. Al fin y al cabo, su actual política pro-inmigratoria no es más que parte de una arriesgada jugada por la secesión, con la que buscan tapar la vergüenza de que todo empezó con un racista y xenófobo como Sabino Arana y acallar críticas: “¿Cómo vamos a ser racistas con lo bien que tratamos a los inmigrantes y refugiados a los que abrimos las puertas y con los que somos solidarios?”.
El león está dormido, pero en cualquier momento puede despertar. Y ellos, cuyos tentáculos llegan al último rincón de la sociedad vasca, lo saben mejor que nadie. En cualquier momento puede despertar… y políticamente hablando, devorarles.
No soy de Vox, fuerza de la que me separan demasiadas cosas, pero con objetividad tengo que reconocer que son los únicos que pueden provocar un cambio en el panorama electoral vasco. Como dije al principio, ser la única fuerza que cuestiona los “consensos progres”, le ofrece un plus de credibilidad y sinceridad en sus planteamientos que no tienen PP, Ciudadanos y no digamos ya el PSE-PSOE. Y tengo además la seguridad de que una vez se quebrara la impunidad política de los secesionistas, el resto de fuerzas constitucionalistas, incluidos los socialistas, se beneficiarían de los desencantados del nacionalismo.
El tiempo se agota. Para otoño tendrán lugar muy probablemente las elecciones autonómicas decisivas y sólo recordar que, en ellas, España se la juega. Esperemos que todos sean conscientes en esto. No es momento de egoísmos ni dogmatismos y hay que actuar en consecuencia.
(1) Hay que tener en cuenta que el votante constitucionalista vasco tiene una edad media alta y no hay relevo generacional.
(2) El Confidencial, publicó el 5 de mayo de 2017 un esclarecedor artículo sobre el creciente malestar de los “nuevos españoles” ante la falta de control inmigratorio, Inmigrantes contra la inmigración: "Lo poco que hay es para los que ya estábamos”
(3) El Diario Vasco, 30 de octubre de 1990.
(4) Uno de los tres jueces del caso de Puigdemont era un discreto colaborador del partido separatista danés SSW. El Confidencial Digital, 18 de abril de 2018 : “Uno de los jueces que excarceló a Puigdemont es un ‘nacionalista danés’”
(5) Esta afirmación no es una exageración. En estos días la izquierda en Navarra está linchando políticamente al alcalde socialista de Ribaforada porque colaboró con la expulsión de un delincuente senegalés.
A estas alturas es absurdo hacerse trampas en el solitario. En el País Vasco, una vez que la izquierda ha quedado reducida a un papel sumiso y servil del secesionismo, el 28 de abril ha supuesto una debacle sin precedentes del constitucionalismo. Además, en el peor momento, cuando el ultranacionalismo vasco, tanto el “moderado” como el de las pistolas, nos tiene preparada tras las próximas e inminentes autonómicas una crisis aún más grave que el golpe de Estado del 1-O.
Había expectación sobre el papel que Vox haría en Euskadi. Se partía de un principio, cultivado por los nacionalistas y la izquierda sumisa, de que en la Arcadia euskalduna no había hueco para un partido que fuera además de españolista, “xenófobo, homófobo, machista y franquista”. Imposible. Una vez que han hablado las urnas, mientras a nivel nacional los así calificados obtenían 2.677.173 votos con el 10,26 % del total, en el País Vasco el resultado era de ocho puntos menos, siendo especialmente significativo Guipúzcoa, con un pobre 1,63 %.
El pueblo natal de su dirigente, Santiago Abascal, ni tan siquiera llega a la media provincial. Amurrio, con 152 sufragios y 2,47%, creo que es el mejor ejemplo de un fracaso: ni en tu pueblo te votan. La localidad con más éxito ha sido Ribera Baja en Álava donde se ha llegado a un asombroso 8,02%.
Otro aspecto a valorar es que, comparando con 2016, ese crecimiento se ha producido exclusivamente canibalizando el voto constitucional de PP y Ciudadanos. Incluso sumando las tres fuerzas y con tan alta participación se han perdido votos (1).
En principio, el fracaso es evidente e inapelable. De todas formas, recordemos que se suponía qué era imposible que una fuerza de este tipo pudiera implantarse en Euskadi y al menos, en ese aspecto, llegar al 2,21% ya supone un cierto grado de implantación y de los datos obrantes existe la posibilidad real de que en Guecho los 2.484 sufragios (5,09%) y en Irún los 1.123 votos (3,33%) puedan obtener un concejal, lo que no dejaría de ser un hito, ¡un electo “ultra”! Si en las municipales guardan la fidelidad de voto, gracias a la previsible menor participación, también tienen posibilidades en localidades como Santurce o Basauri, donde pasan del 2%.
Y, sin embargo, hay margen de recuperación
Ante estas perspectivas tan negras, cuando vamos a entrar en la tercera década de este siglo, se empiezan a evidenciar profundos cambios en la sociedad y políticas vascas, que paradójicamente ofrecen a los partidos constitucionalistas en general y en particular a una fuerza como Vox no implicada en el “consenso progre”, la posibilidad de recuperación y ganar espacios al asfixiante nacionalismo que ahoga la libertad en Euskadi. Estos son algunos de los factores que hasta ahora no han sido suficientemente valorados:
. El fracaso de las consultas consultivas sobre la autodeterminación en el País Vasco evidencian que si bien hay un núcleo duro de ultras en el PNV y en la coalición EH-Bildu, un importante sector de sus votantes tiene escaso compromiso ideológico. Es decir, más de los que inicialmente sospechábamos les votan por inercia, tradición familiar, por “ser de izquierdas”, por su gestión a secas o… sencillamente porque no se han planteado otra cosa, ya que los “nuestros” tampoco han sido capaces de ponerles frente al espejo de sus contradicciones.
. Como en todos los países de Europa occidental, el factor inmigración está cambiando radicalmente la estructura poblacional vasca. Euskadi no es diferente a nuestros vecinos europeos. A pesar del férreo control de medios, las tensiones por el aumento de actos delictivos, problemas de convivencia comunitarios, dependencia de ayudas sociales, son evidentes y salen a la luz. Un sector de la población está molesto por lo que consideran impunidad por los comportamientos de parte de los inmigrantes y si bien aún no se han traducido en cambios electorales a nivel global, si ya tuvieron eco en las elecciones municipales de 2015: el uso de este tema salvó a Maroto de lo que previsiblemente iba a ser un desastre y ahí está el sorprendente resultado de Yolanda Couceiro en Portugalete, donde desasistida por las siglas con las que se presentaba y en solitario, logró unos asombrosos 770 votos (3,29%) con una campaña basada en la denuncia de este problema.
. El factor inmigración tiene un segundo plano. La presencia de decenas de miles de inmigrantes ya nacionalizados, muchos de ellos hispanoamericanos, poco a nada afines al nacionalismo y que son los primeros en sufrir los efectos de la inmigración ilegal, tanto a nivel de seguridad ciudadana como de empleo (2). No está mal recordar que Donald Trump, con su programa de control migratorio, consiguió el mayor apoyo obtenido nunca por un presidente republicano entre el colectivo de los nacionalizados. Es decir, los partidos constitucionalistas, en general, y Vox, en particular, tienen un nicho de voto para atraer en un corto plazo.
. En el tema de la inmigración, tanto el PNV, como la izquierda y EH-Bildu se han caracterizado tanto en Madrid como en Vitoria por la oposición y torpedeo a toda iniciativa eficaz de control, posicionándose en contra de que España tenga una política seria y coherente en esta materia, siguiendo el camino marcado por países como Australia, Suiza o sin irnos tan lejos, Andorra. Y esto les ha salido y les sale gratis porque nadie, absolutamente nadie, empezando por Vox, ha puesto sobre la mesa este apoyo tácito a la inmigración ilegal y a la protección de los delincuentes extranjeros.
La ley de Violencia de Género y toda la demás legislación “de igualdad”, tanto la ya implementada como la prevista para los próximos meses, ha dejado, está dejando y va a dejar miles de agraviados, producto de la abolición práctica del principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Vox, como único abanderado en una materia donde izquierda y ultranacionalistas se han pringado a niveles inimaginables apoyando el descerebrado feminismo interseccional, podría ser el más beneficiado.
. Otra derivada es el apoyo que en Euskadi todo el ultranacionalismo vasco ha realizado a la llamada “diversidad sexual” y cuyo extremo más delirante ha sido la aplicación de hormonas a menores de hasta cuatro años para el cambio de sexo, por supuesto sin respaldo científico que avale la eficacia del “tratamiento”. Cualquier 'friki' de esta materia, que debería estar reservada al ámbito privado, obtiene apoyo, financiación y hasta privilegios. En Navarra, los delirios en esta materia se han plasmado en el programa Skolae que sorprendentemente ha estado desaparecido en la campaña electoral vasca, como si Geroa Bai no tuviera que ver nada con el PNV.
. Los nuevos votantes. Una de las características de las últimas elecciones generales fue la gran implantación de Vox entre los jóvenes. La experiencia catalana nos indica que si bien el control ultra de las escuelas las convierte en fabrica de independentistas, la propia asfixia identitaria también fabrica rebeldes. Desde que el mundo es mundo, juventud es rebeldía o al menos rechazo al poder y para los menores de treinta años el poder omnímodo y total es PNV y EH-Bildu. Los que mandan, unos en las instituciones y los otros en los ayuntamientos, sindicatos y cultura. Recordemos que en Cataluña la resistencia se impulsó gracias a los jóvenes, en especial los Jóvenes de Artos que protagonizaron la primera gran respuesta en la calle al 1-O. Ese es un factor a explotar, en especial cuando es un grupo, en especial los varones, que se va a ver duramente afectado cuando se desarrollen las reformas legales que van a invertir la carga de la prueba en los casos “de género”.
. El ultranacionalismo vasco ha abrazado el animalismo incluso en sus variantes más absurdas. Por primera vez existe la posibilidad de introducir una cuña en el hasta ahora absoluto monopolio del mundo rural por los secesionistas.
Errores de campaña
Lo cierto es que todas estas posibilidades de erosionar el monopolio político del secesionismo vasco han sido desaprovechadas, tanto por Vox, que gracias a sus planteamientos generales hubiera sido el máximo beneficiario, como por PP y Ciudadanos. Pero también hay que dejar claro que en todos los casos son inocentes los responsables políticos y la militancia de los partidos constitucionalistas en el territorio vasco.
La disolución de ETA no se ha traducido en la llegada de la libertad política. El miedo a entrar en listas electorales, a significarse públicamente en los ámbitos local y provincial, a realizar una normal actividad, lleva a que sólo una mínima parte de los afiliados esté en condiciones de realizar una acción política normalizada. Y al no lograr listas, no avanzan en las elecciones, no consiguen electos y no pueden conseguir medios y personas con dedicación exclusiva.
Esto se traduce a una dramática debilidad de las estructuras de las tres fuerzas políticas en el País Vasco y en menor medida en Navarra. En este campo hay una responsabilidad de los aparatos centrales que deberían ofrecer el máximo apoyo, de modo que todo lo que se pueda hacer a distancia fuera asumido por voluntarios desde fuera del territorio vasco-navarro: gestión de redes sociales, elaboración de dosieres informativos, vídeos, memes, material de propaganda, confección de octavillas y folletos, traducciones al y desde el euskera, asesoría en materia de comunicación, etc.
Esto ha sido particularmente evidente en el caso de Vox cuya debilidad de estructuras es dramática y se ha traducido en una campaña electoral deprimente. Y esto es exclusiva responsabilidad de una dirección que habla de “Reconquista”, pero que en el País Vasco no ha puesto ningún medio para iniciarla. Esperemos que ahora que a nivel nacional ya hay consolidación, se planteen qué hacen con los vascos.
Cuando los medios son dramáticamente escasos y además se cuenta con la hostilidad y odio de la práctica totalidad de los aparatos informativos, como ocurre en el territorio vasco-navarro, es más necesario que nunca optimizar recursos y ese ha sido el gran fracaso de Vox, campo en el que ha cometido errores letales.
. Plantearon una campaña idéntica al resto de España. Un responsable de Vox me lo dijo con franqueza en una red social: “decimos lo mismo en todos los sitios”. Error. Ese fue el gran error de UPYD y en el que se vuelve a tropezar. En todos los sitios hay que defender los mismos principios, pero la realidad de un país tan grande y variado como el nuestro impone una adaptación de discursos, tanto a nivel territorial como en segmentos de población. No es ni esconder ni engañar, es poner el acento en aquellos aspectos que más pueden interesar al destinatario. Esto es de preescolar de Comunicación.
. En unas elecciones, tan importante como movilizar a tus votantes, es desanimar y desmovilizar a los adversarios. No se hizo nada en esta línea.
. Se realizó una campaña identitaria en torno a España, lo cual teniendo en cuenta que en Euskadi mucha gente o es hostil o ni frío ni calor, no auguraba, tal como se vio en la práctica, mucho éxito a la hora de penetrar en esos votantes nacionalistas que votan por inercia, tradición familiar o ignorancia. Hubiera sido contraproducente que Vox escondiera la bandera, pero que en el plano iconográfico fuera el gran referente, no auguraba nada bueno. Sólo quiero recordar algo: Gregorio Ordóñez no necesitó envolverse en la rojigualda para convertirse en un peligro para ETA y sobre todo rescatar votos del PNV… al contrario. Fue su capacidad de atracción al votante nacionalista menos ultra la que le hizo peligroso y precipitó su asesinato.
. Cuando se parte de una situación de debilidad, tanto en medios como a pie de calle, no hay que dispersar mensajes y no hay que hacer experimentos. Vox en Euskadi, siguiendo la línea nacional, abarcó demasiado en vez de concentrarse en lo único que en Europa ha provocado grandes trasvases de voto desde la izquierda a la derecha: la inmigración. Este tema ha puesto negro sobre blanco la hipocresía progresista en materias tales como igualdad y derechos de las mujeres, seguridad ciudadana, cultura y religión, vivienda, empleo, renta garantizada y presión fiscal, sanidad, educación, etc. Quizá en estas primeras elecciones el resultado no habría sido espectacular pero se pondrían las bases para una acción a medio y largo plazo a fin de destrozar la primacía ideológica que una izquierda cutre y casposa ha impuesto en el País Vasco. España es Europa, y aunque a veces se tarde más, siempre se han repetido los mismos fenómenos y movimientos ideológicos.
. Obviamente, aunque se centre la campaña en la inmigración, es inevitable asumir dos o tres temas más sobre los que incidir. En la región donde las “amas” han estado tradicionalmente más empoderadas que en ningún otro sitio de España desvelar la estafa de la ideología de género era singularmente fácil. O el tema rural… ¿Cómo es posible que el partido del agro y la caza haya estado total y completamente ausente en este tema, sin mensajes específicos, cuando la inquietud en ese sector era tan grande que se vivió una gran manifestación en San Sebastián?
. Preocupación por la gestión de las Administraciones Públicas. El votante vasco siempre ha estado singularmente interesado en esto, tanto que el PNV ha labrado su éxito en proclamar su gran capacidad de gestionar las instituciones. Real o no, ese es su gran poder y su aval para exigir el desmantelamiento de la Administración estatal. Gregorio Ordóñez lo percibió con claridad, logrando apoyos en las elecciones al volcarse en la gestión municipal desde su puesto de concejal y decir con audacia algo que retrata cómo la prioridad era ir a pescar en los caladeros de votos nacionalistas: “El PP es la versión mejorada del PNV”. (3) El desinterés de Vox por esta materia ha sido completo.
. Sus planteamientos no se enuncian de modo didáctico. Una de las cosas que más asombran y que fue general a los tres partidos de centro y derecha, es la falta de pedagogía. Parecía que se dirigían en exclusividad a convencidos, cuando había que explicar el porqué era importante mantener la unidad de España, cambiar la actual ideología de género, la política inmigratoria o el modelo de gestión económica basado en abrasar a impuestos.
. Una de las grandes apuestas de Vox fue la ilegalización de partidos independentistas, que cuenta con un rechazo abrumador en el País Vasco. Si hay algo que pedir a las fuerzas políticas es el realismo: que no vendan imposibles. Es cierto, como dicen sus dirigentes, que en Portugal, Francia o Alemania están prohibidos los partidos independentistas. Formalmente sí, pero en la práctica todo el mundo sabe, cuando Portugal tenga una grave crisis, qué fuerza exigirá la confederación o incluso independencia de Madeira; quiénes son los partidos independentistas de Córcega, Bretaña, Iparralde, Occitania o Rosellón, y, en Alemania, quién defiende la secesión de Baviera o la anexión de la zona danesa de Schleswig-Holstein a Dinamarca (4).
. Como ya le ocurrió a UPyD, a Vox se le ha atragantado el tema foral y eso que en el País Vasco teníamos un modelo de estrategia fácil de seguir, el del PNV. En 1978, lanzó un mensaje a la sociedad claro e inequívoco que se puede resumir en algo así como “queremos la secesión, pero no hay prisa, por eso estando en contra de la independencia nos puedes votar con tranquilidad porque nuestro plan va a largo plazo, y mientras tanto hay cosas más acuciantes que nosotros gestionaremos mejor”. ¿No se podría hacer un planteamiento similar reconociendo expresamente que la modificación del estatus foral y autonómico se realizaría de forma gradual y con el respaldo de una sociedad a la que se va a informar?
. Deficiente gestión de las redes sociales. Aunque finalmente los datos del escrutinio han evidenciado que su influencia estaba sobredimensionada, cuando hay hostilidad y/o apagón en la práctica totalidad de los medios informativos, como ocurre en el País Vasco y Navarra, la comunicación a través de ellas se convierte en crucial para ampliar la base social. Producto de esa falta de medios atrás denunciada, el panorama de la sección vasca y navarra de Vox es desolador. Salvo Nerea Alzola, que ya partía de una experiencia política y se nota, Vox-Navarra y algún militante suelto, el resto de las cuentas presentaban una absoluta carencia de contenidos propios. Se limitaban a reproducir noticias de las cuentas nacionales y poco más. En resumen, un desierto que en vez de dar impulso, se convertía en un hándicap al ofrecer la imagen de fuerza sucursalista “de Madrid”. Así, no es extraño que el ultranacionalista Diario de Noticias de Álava, en un análisis del uso de redes por las distintas fuerzas durante la campaña, con regocijo pusiera el foco en este monumental error.
Camino a las autonómicas. La necesidad de un nuevo rumbo
Tras los extraordinarios resultados de PNV y EH-Bildu en las elecciones generales, ya se da por seguro que para otoño habrá adelanto de las elecciones autonómicas, decidiéndose directamente el futuro de España, tal como la conocemos. Durante esta legislatura ha estado funcionando una comisión parlamentaria que supuestamente plantea la actualización del Estatuto de Guernica dentro del marco constitucional, pero que en realidad va a alumbrar una unión confederal que dinamitará fácticamente la Constitución de 1978. Han aprendido del secesionismo catalán y el golpe de Estado que consume la ruptura lo harán con el control de todos los mecanismos de poder, empezando por la Justicia.
Esto supone para las formaciones constitucionalistas un desafío al presentarse en el momento más crítico, con un electorado envejecido y desmotivado, con unas estructuras reducidas a su mínima expresión y una sociedad civil completamente desmovilizada, incapaz de disputar al ultranacionalismo las calles como sí han hecho los catalanes.
Dentro de los constitucionalistas, para Vox la situación es aún peor tras la debilidad electoral mostrada en las elecciones generales. Cara a las municipales y forales, prácticamente no hay margen de reacción con un planificación ya hecha, pero aún pueden introducir matices y pequeños cambios que permitan preparar la que será la cita autonómica, donde si tienen las ideas claras y no cometen errores, podrían dar la sorpresa al no estar implicados en el “consenso progresista”.
Estas son algunas de las líneas que tendrían que acometer, por supuesto compatibles con otras:
. Inmigración, inmigración e inmigración. Los nervios con los que están reaccionando los partidos y medios vascos a plantear este tema, son el mejor síntoma de que es la mejor línea a seguir.
. Centrarse en la inmigración permite después desarrollar otros aspectos del programa en temas sociales que son duramente impactados por la falta de control en las fronteras: seguridad ciudadana y justicia, igualdad, cultura y religión, vivienda, educación y sanidad, renta básica y otras ayudas sociales, etc. Al afectar a cuestiones sociales decisivas para la izquierda, en especial Podemos y EH Bildu, su base electoral puede tambalearse en cuanto se ponga el foco en los efectos actuales y sobre todos futuros, gracias a las medidas legislativas de apoyo a la inmigración y a la delincuencia, tanto actuales como en cartera para su inmediata aplicación con la nueva legislatura, que figuran en sus programas (5).
. Concentrarse en inmigración debe inevitablemente complementarse con otros temas, porque cuando el discurso gira única y exclusivamente en torno a una cuestión, lógicamente genera desconfianza. En este aspecto es vital no dispersarse y ceñirse a dos o tres temas bien seleccionados.
. Administrar los esfuerzos de sus sufridos militantes y los escasos recursos, concentrando la propaganda en aquellas zonas geográficas y grupos poblacionales entre los que ese discurso puede ser mejor comprendido y recibido. El resto habrá que fiarlo a lo que pueda caer de las intervenciones en los medios generalistas.
. Revitalización de las redes sociales, que sean vivas, dinámicas y todos los días hay que incluir noticias, denuncias, reflexiones sobre su ámbito local y regional, evitando esa imagen sucursalista que dan ahora. El curioso que llegue a sus cuentas, sea o no sea simpatizante, tiene que sentirse atraído a su seguimiento.
. Generación de vídeos, memes, resúmenes y informes, octavillas que sean didácticos. Su difusión por las redes sociales, incluido guasap, sí hará que éstas sean eficaces. En un territorio tan hostil como el vasco, el objetivo no debe ser defender principios sino explicarlos a un público que está en la inopia más absoluta.
. Pacto de no agresión entre los partidos constitucionalistas, al menos hasta que pasen las elecciones autonómicas, con mesas de coordinación con capacidad de resolver conflictos. Se olvida frecuentemente que cuando se entra en guerras fraticidas entre fuerzas del mismo bloque se suele generar desaliento y abstención, que es lo único que no nos podemos permitir. Gracias a la pluralidad de planteamientos cada fuerza tiene bazas propias que no tienen los demás de erosionar el asfixiante dominio nacionalista.
. Y como dicen los expertos en comunicación que el último punto es el más importante, la necesidad más urgente: crear grupos de voluntarios que desde fuera del País Vasco ayuden a los que están sobre el terreno.
Y tras el 26 de mayo, ¿qué?
Muchas veces el enemigo es el que te da más y mejores pistas e indicaciones de qué camino a seguir. Desde que en Cataluña explotó la rebelión ciudadana contra el separatismo, se percibe entre los partidos ultranacionalistas vascos un cierto grado de preocupación y alerta. Tienen todo controlado, pero por debajo de esta calma chicha son conscientes que las cosas no están aparentemente tan claras. La desabrida reacción de los que mandan cuando se cita el tema de la inmigración, es un indicio de cuál es su punto débil. Al fin y al cabo, su actual política pro-inmigratoria no es más que parte de una arriesgada jugada por la secesión, con la que buscan tapar la vergüenza de que todo empezó con un racista y xenófobo como Sabino Arana y acallar críticas: “¿Cómo vamos a ser racistas con lo bien que tratamos a los inmigrantes y refugiados a los que abrimos las puertas y con los que somos solidarios?”.
El león está dormido, pero en cualquier momento puede despertar. Y ellos, cuyos tentáculos llegan al último rincón de la sociedad vasca, lo saben mejor que nadie. En cualquier momento puede despertar… y políticamente hablando, devorarles.
No soy de Vox, fuerza de la que me separan demasiadas cosas, pero con objetividad tengo que reconocer que son los únicos que pueden provocar un cambio en el panorama electoral vasco. Como dije al principio, ser la única fuerza que cuestiona los “consensos progres”, le ofrece un plus de credibilidad y sinceridad en sus planteamientos que no tienen PP, Ciudadanos y no digamos ya el PSE-PSOE. Y tengo además la seguridad de que una vez se quebrara la impunidad política de los secesionistas, el resto de fuerzas constitucionalistas, incluidos los socialistas, se beneficiarían de los desencantados del nacionalismo.
El tiempo se agota. Para otoño tendrán lugar muy probablemente las elecciones autonómicas decisivas y sólo recordar que, en ellas, España se la juega. Esperemos que todos sean conscientes en esto. No es momento de egoísmos ni dogmatismos y hay que actuar en consecuencia.
(1) Hay que tener en cuenta que el votante constitucionalista vasco tiene una edad media alta y no hay relevo generacional.
(2) El Confidencial, publicó el 5 de mayo de 2017 un esclarecedor artículo sobre el creciente malestar de los “nuevos españoles” ante la falta de control inmigratorio, Inmigrantes contra la inmigración: "Lo poco que hay es para los que ya estábamos”
(3) El Diario Vasco, 30 de octubre de 1990.
(4) Uno de los tres jueces del caso de Puigdemont era un discreto colaborador del partido separatista danés SSW. El Confidencial Digital, 18 de abril de 2018 : “Uno de los jueces que excarceló a Puigdemont es un ‘nacionalista danés’”
(5) Esta afirmación no es una exageración. En estos días la izquierda en Navarra está linchando políticamente al alcalde socialista de Ribaforada porque colaboró con la expulsión de un delincuente senegalés.












