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Enrique Arias Vega
Martes, 09 de Julio de 2019 Tiempo de lectura:

Hartos de las noticias en la tele

Una de las frases preferidas por muchos televidentes es “para qué ver dramas en la tele, cuando ya tengo demasiados en la realidad”.

 

Ésa sería una de las razones de la caída de audiencia de los programas informativos en todas las cadenas salvo Antena 3. Cuatro simplemente ha prescindido de ellos. Pero ese motivo no es el principal de la animadversión hacia las noticias, sino su sectarismo.

 

Resulta que los programas que en teoría relatan acontecimientos no se dedican a informar de ellos, sino a adoctrinar sobre ellos. Y eso sí que no hay quien lo aguante.

 

Los medios de comunicación españoles en general y la televisión en particular se han sumado a la moda de pensamiento único, que quiere decir de lo políticamente correcto, en la que pasan más tiempo opinando que narrando, haciendo más apología que análisis, imponiendo criterio en vez de ofrecer herramientas de interpretación.

 

Al final, esos medios se convierten en instrumentos para adeptos, para convencidos o en fase de convencimiento. En el fondo, son como el espejo de la madrasta de Blancanieves, al que ésta podía preguntar, conociendo de antemano la respuesta, “Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa de todas?”: pues lo son los que opinan como la televisión de turno.

 

Y no hablo a humo de pajas. En el último año, La Sexta ha perdido el 6,1% de sus espectadores, Telecinco un 3,1% y Cuatro el 23,6%. Y no olvidemos la otrora ponderada e independiente TVE, que en manos de Rosa María Mateo ha bajado un 18,4%.

 

Mientras el espectro ideológico dominante de izquierdas empieza a fatigar al espectador, la derecha residual hace tiempo que tiró la toalla, cuando las entonces todavía accesibles Intereconomía y Trece se dedicaron a destruirse una a la otra en vez de plantar batalla de ideas —y, sobre todo, de narración objetiva de hechos— a sus rivales ideológicos.

 

No me extraña, pues, que con tanto barullo doctrinal la gente prefiera ver los concursos o los programas deportivos ya que, al menos,  permiten tener pluralidad de criterio al telespectador.

 

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