A quien corresponda
La vileza, lo más ruin de la especie humana, ha vuelto a aflorar, esta vez en Hernani y Oñate.
Una caterva de energúmenos, acompañados algunos por niños, para continuar su formación en el adoctrinamiento y el odio, agasajaron, homenajearon, adoraron y jalearon a un par de vecinos considerados como los más machotes y 'txapeldunes' de sus respectivas localidades de origen.
El preclaro hernaniarra participó en un ametrallamiento por la espalda en el que fueron asesinados cuatro agentes de la Benemérita y un vecino de la localidad para posteriormente incrementar su currículum humanitario asesinando a un oficial de la Guardia Civil mediante un coche bomba. Dos actos que denotan la bizarría e intrepidez del individuo.
Respecto al insigne oñatiarra, mantuvo enterrado vivo durante 532 días a un funcionario de prisiones con la intención de que muriera en la tumba; tomó asimismo parte en el asesinato de dos agentes del Instituto Armado. Un genuino dechado de virtudes, una vida ejemplar.
El virus inoculado en parte de la población sigue activo y su erradicación más dificultosa que el ébola en el Congo; mentes enfermas, afectadas de vesania, son los participantes en esos aquelarres insultantes donde se regodean de todos aquellos que sufrieron las hazañas de la hidra etarra.
El Gobierno de la Nación, el Gobierno Vasco, la Judicatura, los partidos políticos 'decentes' y el llamado 'cuarto poder' deben formar una piña, una cadena sin eslabones sueltos para de una vez por todas eliminar, extirpar esos actos tan nocivos para el buen desarrollo de la sociedad. Es de justicia.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La vileza, lo más ruin de la especie humana, ha vuelto a aflorar, esta vez en Hernani y Oñate.
Una caterva de energúmenos, acompañados algunos por niños, para continuar su formación en el adoctrinamiento y el odio, agasajaron, homenajearon, adoraron y jalearon a un par de vecinos considerados como los más machotes y 'txapeldunes' de sus respectivas localidades de origen.
El preclaro hernaniarra participó en un ametrallamiento por la espalda en el que fueron asesinados cuatro agentes de la Benemérita y un vecino de la localidad para posteriormente incrementar su currículum humanitario asesinando a un oficial de la Guardia Civil mediante un coche bomba. Dos actos que denotan la bizarría e intrepidez del individuo.
Respecto al insigne oñatiarra, mantuvo enterrado vivo durante 532 días a un funcionario de prisiones con la intención de que muriera en la tumba; tomó asimismo parte en el asesinato de dos agentes del Instituto Armado. Un genuino dechado de virtudes, una vida ejemplar.
El virus inoculado en parte de la población sigue activo y su erradicación más dificultosa que el ébola en el Congo; mentes enfermas, afectadas de vesania, son los participantes en esos aquelarres insultantes donde se regodean de todos aquellos que sufrieron las hazañas de la hidra etarra.
El Gobierno de la Nación, el Gobierno Vasco, la Judicatura, los partidos políticos 'decentes' y el llamado 'cuarto poder' deben formar una piña, una cadena sin eslabones sueltos para de una vez por todas eliminar, extirpar esos actos tan nocivos para el buen desarrollo de la sociedad. Es de justicia.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria